sábado, 3 de diciembre de 2011

¿Tiene Marte derechos?
Un caso de ética para la terraformación del planeta rojo

por Ronald Bailey

Marte. En primer término, el Valles Marineris. (NASA)

¿Tiene Marte derechos? Y ¿qué pasa con Europa, Ganímedes y Titán, para el caso? La primera pregunta la efectuó en un ensayo de 1990 el astrobiólogo de la NASA Christopher McKay. Los demás cuerpos celestes mencionados son las lunas de Júpiter y Saturno, que algunos investigadores creen que podrían albergar vida extraterrestre.

El Tratado del Espacio Ultraterrestre de 1967 requiere que las naciones espaciales lleven a cabo la exploración de la Luna y de otros cuerpos celestes "evitando una contaminación nociva y cambios desfavorables en el ambiente de la Tierra como consecuencia de la introducción de sustancias extraterrestres, y en caso necesario, adoptarán las medidas para este propósito". La supervisión de este requisito para la protección del planeta, no sólo de la Tierra, sino también para otros planetas, lunas, asteroides y cometas, corresponde al Comité sobre Exploración Espacial (COSPAR), con sede en París y a la Oficina de Protección Planetaria de la NASA. El objetivo del tratado es evitar la contaminación de regreso, es decir la introducción de vida extraterrestre en la Tierra, y la contaminación de ida, o sea la introducción de vida de la Tierra en ambientes extraterrestres.


Roca Génesis traída por la Apolo 15 (NASA)
En cuanto a la contaminación de regreso, la tripulación de la misión lunar Apolo 11 de 1969 y su carga de rocas lunares fueron aislados inmediatamente después del amerizaje en una instalación móvil de cuarentena a bordo del portaaviones que los recogió y fueron transportados al Laboratorio de Recepción Lunar en Houston, donde estuvieron en cuarentena durante dos semanas. En última instancia, las misiones lunares Apolo trajeron alrededor de 400 kilogramos de rocas y tras varios años de pruebas no se encontró ningún indicio de vida en ellas.

Carl Sagan junto a un modelo del aterrizador Viking (JPL)
Con respecto a la contaminación hacia otras partes del sistema solar con la vida terrestre, las dos sondas Viking enviadas por los EE.UU. a Marte en la década de 1970 se limpiaron exhaustivamente y se esterilizaron. Las sondas Viking realizaron experimentos tratando de determinar si hubo vida en la superficie marciana. Las pruebas produjeron resultados que fueron interpretados inicialmente como negativos. Uno de los principales objetivos de la esterilización es evitar que los experimentos confundan a la vida de la Tierra con la vida de Marte. El otro objetivo principal es proteger al planeta rojo de la infección por microbios de la Tierra. Las naves enviadas a Marte por los soviéticos en la década de 1970 se estrellaron en esencia todos. Qué medidas eficaces de protección planetaria adoptaron los soviéticos para prevenir la introducción de vida de la Tierra se desconocen.

Las únicas misiones que trajeron muestras de regreso (y que no son las de la Luna) fueron la misión Génesis con muestras de viento solar (y que se estrelló en Utah), la misión Stardust, que recogió muestras de la cola del cometa Wild 2 en 2006, y la sonda japonesa Hayabusa, con muestras del asteroide Itokawa en 2010. Ninguna de las misiones encontraron alguna cosa que se pudiera llamar vida. La próxima misión con muestras de regreso, la rusa Phobos-Grunt, tiene el objetivo de aterrizar en Fobos, la luna de Marte, para recoger y traer una muestra de su suelo.

La razón para evitar la contaminación de regreso es muy clara, queremos evitar un escenario de amenaza de Andrómeda en el que una forma de vida alienígena desata daños en la vida de la Tierra incluyendo a las personas. Pero ¿cuál es la justificación para la prevención de la contaminación hacia adelante? Como ya se mencionó, una de las razones principales es prevenir la contaminación accidental por microbios de la Tierra de ser confundido como evidencia de la existencia de vida extraterrestre. Pero, ¿tenemos la obligación ética de evitar daños que pudieran ser causados ​​por la vida terrestre a la vida extraterrestre? Incluso en términos más generales, ¿tenemos el derecho de modificar los ambientes de otros mundos, incluso si no contienen organismos vivos?

Martyn Fogg
(users.globalnet.co.uk)
Aunque todavía estamos en las primeras etapas de la exploración espacial, tiene sentido tratar de prevenir la introducción accidental de la vida terrestre en otros mundos, mientras los investigadores persiguen la búsqueda de vida extraterrestre. Pero otros argumentan que en algún momento de este siglo, la humanidad debería comenzar el proceso de terraformación de otros mundos, más probablemente a partir de Marte. El científico planetario británico Martyn Fogg ofrece una buena definición de la terraformación como "un proceso de ingeniería planetaria, específicamente dirigido a mejorar la capacidad de un entorno planetario  extraterrestre para sustentar la vida. Lo último en la terraformación sería la creación de una biosfera planetaria incontenible que emule todas las funciones de la biosfera de la Tierra, y que sería totalmente habitable para los seres humanos."

Marte no es un hogar prometedor para la vida terrestre, su temperatura promedio es de -60° C, por debajo del promedio de la Tierra de 15º C; la presión de su atmósfera de dióxido de carbono es un centésimo de la Tierra, y carece de una capa de ozono por lo que su superficie es golpeada por los rayos UV del Sol, que son destructores del ADN. ¿Puede ser más hospitalarios? El autor de ciencia ficción Jack Williamson acuñó la palabra terraformación en un cuento corto de 1942 en Astounding Science Fiction. Arthur C. Clarke desarrolló la idea de la terraformación en su novela de 1951 Las Arenas de Marte. En 1973, el joven astrónomo Carl Sagan diseñó una propuesta de fusión del Polo Sur de Marte por el oscurecimiento del mismo. Esto aumentaría el dióxido de carbono en su atmósfera, creando un efecto invernadero que calienta el planeta y que hace que el agua fluya.


Cianobacteria  Chroococcidiopsis (NASA)
En una revisión de estudios en 1998, Martyn Fogg sugirió evaluar diferentes medios técnicos para comenzar la terraformación de Marte. Un efecto invernadero desbocado liberando dióxido de carbono podría ser impulsado mediante el potente bombeo de gases de efecto invernadero hechos por el hombre como los perfluorocarbonos en la atmósfera o por el direccionamiento de la luz del sol adicional en el Polo Sur usando un espejo espacial de 250 kilómetros de diámetro. Una vez iniciado, Fogg calcula que se tardaría 100 años para crear una atmósfera densa y caliente en el planeta, suficiente como para que la vida anaeróbica terrestre pueda colonizar exitosamente el planeta. Los candidatos para ser los microbios terrestres pioneros incluyen a la cianobacteria resistente a la desecación Chroococcidiopsis, la cianobacteria perforante de cal Matteia, y la bacteria heterótrofa resistente a la radiación ionizante Deinococcus radiodurans. Además, la Sociedad Planetaria está volando 10 organismos resistentes como parte de su experimento de vuelo interplanetario viviente (LIFE) a bordo de la misión Phobos-Grunt. Serán devueltos con el suelo de Fobos para ver cómo les va en una larga exposición en el espacio.

Otro paso que se podría tomar más adelante es la ingeniería genética de plantas de la Tierra para que pudieran sobrevivir en un ambiente con poco oxígeno para que así comiencen a bombear oxígeno a la atmósfera. Puede ser que tome de 10.000 a 100.000 años para que la atmósfera de un Marte terraformado contenga suficiente oxígeno para que la gente respire sin ayuda.

Puede ser técnicamente posible transformar Marte para que sea más hospitalario para la vida terrestre, pero algunos expertos en ética sostienen que sería un error hacerlo. ¿Tenemos la obligación moral de dejar a Marte y a otros mundos en paz?


Robert Sparrow
(singinst.org.au)
Sí, dice el filósofo australiano, Robert Sparrow en un artículo de 1999, "La ética de la terraformación", en Environmental Ethics. Un esfuerzo para terraformar Marte, afirma Sparrow, "pone de manifiesto dos defectos graves de carácter moral: una falta de sensibilidad estética y el pecado de la arrogancia. Tratar de cambiar planetas enteros para adaptarse a nuestros fines es un vandalismo arrogante". Desarrollando lo que él llama una ética de la virtud basada en agentes, Sparrow sostiene que lo que hace que las acciones sean buenas o malas es el carácter del agente moral. La terraformación de Marte indica una falta de sensibilidad estética éticamente significativa de la misma manera que un caminante sin motivo golpea a un conjunto transitorio, pero hermoso de carámbanos de hielo en un día invernal que sólo él verá. "Lo importante es la ceguera que el senderista ha mostrado con la belleza, a pesar de que nadie más puede sufrir su pérdida", escribe. La ceguera es un vicio. Del mismo modo la plantación con secoyas modificadas genéticamente de los Valles Marineris, el cañón más grande del sistema solar, indicaría que no apreciamos correctamente su presente belleza desolada.

El segundo defecto moral demostrado por la terraformación es la arrogancia, que "se produce cuando los seres humanos ignoran voluntariamente sus límites y tratan de llegar a ser como dioses". Tenemos que permanecer en nuestro lugar adecuado, afirma Sparrow. "Un lugar adecuado es aquél en el que uno puede prosperar sin demasiada lucha", argumenta. En sus términos nuestro lugar adecuado es la Tierra y antes de atrevernos a terraformar Marte "debemos demostrar que somos capaces de cuidar de nuestra casa actual antes de poder reclamar el poder tener otro lugar".

Sparrow reconoce que no ofrece una explicación objetiva de la belleza, por lo que ésta todavía se encuentra en el ojo del espectador, al igual que la fealdad desolada. Tan impresionante como una vista hacia el Valle Marineris, también podría decirse que lo sería aún más lleno de vida. Para usar la metáfora de Sparrow, en lugar de carámbanos de hielo, se puede ver y apreciar una cascada que los ha reemplazado. Con respecto a la arrogancia de la terraformación, una respuesta inicial debería ser un poderoso ¿y qué? Por otro lado, los esfuerzos de la terraformación podrían ayudar a la humanidad a mejorar moralmente, al aumentar nuestra comprensión de cómo la vida terrestre es preciosa y nos ayuda en su gestión hacia una mayor integridad, estabilidad y belleza.


Marte puede tener vida. Algunos investigadores creen que la vida marciana podría haberse retirado a cálidos refugios subterráneos en tanto los océanos del planeta se secaron y congelaron hace cientos de millones de años atrás. ¿Tenemos obligaciones morales hacia los microbios marcianos, si es que existen?

Richard York
(sociology.uoregon.edu)
"Si la vida está presente en otro mundo, la introducción de formas de vida terrestre podría conducir a un holocausto ecológico, una tragedia moral y estética, así como una inmensa pérdida para la ciencia", argumentó el sociólogo de la Universidad de Oregon Richard York en un artículo de 2005, "Hacia una ética de la tierra marciana", en Human Ecology Review. York está extendiendo la noción ecologista de Aldo Leopold de una ética de la tierra desarrollado en su influyente A Sand County Almanac de 1949. Leopold sostiene que las preocupaciones estéticas y morales también deben ser considerados junto con las económicas cuando se trata de averiguar qué es lo que hay que hacer con cualquier pedazo de tierra y su comunidad de seres vivos. "Una cosa está bien cuando tiende a preservar la integridad, la estabilidad y la belleza de la comunidad biótica", escribió Leopold. "Es incorrecto cuando tiende de otra manera." Pero, ¿que ética de la tierra terrestre se aplica a las topografías y a la biota extraterrestres? 

La vida en Marte podría ser un "segundo génesis", es decir, que surgió de forma independiente de la vida en la Tierra, o podría ser el resultado de la Transpermia, en la cual los organismos se propagan a través de meteoritos entre los planetas donde fijó su residencia. Tal vez la vida se originó en Marte y, finalmente, llegó a la Tierra en la que prosperó. En el caso de la Transpermia, lo que podría aprenderse de la vida en Marte podría ser más limitado, ya que sería similar a la vida terrestre.

Christopher McKay (scoop.co.nz)
El astrobiólogo Christopher McKay afirma que si la vida marciana es de un segundo génesis, entonces, "su enorme potencial de beneficio práctico para los seres humanos en términos de conocimiento nos debe motivar a su conservación y a mejorar las condiciones para su crecimiento". Su valor utilitario podría "exceder el costo de oportunidad de no establecer asentamientos humanos en Marte". De hecho, McKay sugiere que incluso podríamos tratar de restaurar el medio ambiente de Marte a un estado anterior en virtud del cual los organismos propios evolucionaron de tal forma que ellos podrían prosperar mejor. Sin embargo, el hallazgo de un segundo génesis tan cerca de la Tierra también sugeriría que la aparición de la vida es un fenómeno relativamente común en el cosmos, reduciendo la fuerza moral de los argumentos para la conservación de los microbios marcianos. La preservación de muestras de vida marciana para su posterior estudio y uso sería prudente antes de embarcarse en la terraformación.

Planetas y lunas muertas no son intrínsecamente valiosos. Y tan fascinante como podrían ser, los microbios marcianos no son agentes más morales que los microbios terrestres. Ellos simplemente no tienen un punto de vista ético que debamos tener en cuenta. Por eso, no hay ninguna buena razón moral por la que los seres humanos deban limitar la expansión de la vida terrestre, incluidos ellos mismos, a través del sistema solar.


http://reason.com/archives/2011/11/08/does-mars-have-rights/singlepage

Modificado por orbitaceromendoza

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