El peligro de la Ovnilogía burocrática
por Milton W. Hourcade
Lic. Milton Hourcade |
De todos los países que alguna vez tuvieron un organismo oficial dedicado a la investigación y estudio de las denuncias de OVNI, y del tema en su totalidad, quedan pocos en el mundo: Francia, Chile, Perú, Uruguay y más recientemente Argentina.
Si acaso hay algún otro país, la acción o eficacia del organismo en cuestión es tal, que pasa absolutamente desapercibida.
Desde nuestro modesto punto de vista, no existe nada contrario “per se” a que exista una organización oficial dedicada al tema. En principio, cabe pensar que dicha organización puede y debe contar con los recursos de los cuales, los institutos privados que no han vivido de la comercialización del tema, carecen.
Pero además, por tratarse de un organismo oficial, le puede resultar más fácil estar conectado con los científicos del país, con las universidades, con los laboratorios e institutos donde se pueden procesar análisis, obtener información científica de primera mano, estudiar en forma conjunta las características de un determinado caso, o proceder a examinar a las personas involucradas en el mismo, físicamente, o psicológicamente.
Disponer rápida y eficientemente de datos meteorológicos, astronómicos y de tráfico aéreo civil y militar.
Un organismo oficial, cuenta con el aval de una autoridad propia, y con el acceso a ciertas fuentes de información de las cuales un instituto privado puede carecer. Asimismo, el organismo oficial puede disponer de medios de comunicación y transporte, o de instrumental de detección, etc. de los cuales, nuevamente, una entidad privada, puede carecer y en algunas circunstancias, difícilmente poseer. Baste pensar en el uso de radares, por ejemplo.
El peligro que se corre con la existencia de un organismo oficial, es el de la formación de una burocracia, que se enquista, y que necesita auto-justificarse. Por cuanto el pueblo es el que mediante impuestos paga los sueldos de quienes oficialmente están abocados a hacer Ovnilogía, es muy tentador mantener el tema siempre en suspenso, no emitir juicios claros cuando ellos son pertinentes, porque en el fondo, hay que defender los cargos, el empleo.
En el caso francés, por ejemplo, quienes ocupan cargos en el GEIPAN son asalariados del estado, y no sólo están dedicados al tema OVNI sino a muchos otros, sobre los cuales hacen difusión, y por eso, a la vieja sigla que significaba Grupo de Estudio de Fenómenos Aéreos No-identificados (GEPAN) se le ha agregado una “I”, y actualmente se llama GEIPAN.
La historia es como sigue, extraída de la propia página oficial del GEIPAN.
En 1977, el Director General del CNES (Centro Nacional de Estudios Espaciales) estableció el grupo de investigación GEPAN (Grupo de Estudio de Fenómenos Aeroespaciales No-identificados) prosiguiendo los estudios iniciados por un ingeniero del CNES como un proyecto personal. Su mandato era simple: llevar a cabo investigación de los OVNIs (como se les llama comúnmente). El trabajo del grupo fue supervisado por un directorio de asesoramiento científico.
El GEPAN continuó su investigación hasta 1988, cuando fue sustituido por el SEPRA (Servicio de Peritaje de los Fenómenos de Reentradas Atmosféricas). Así como los FAN, la nueva unidad también monitoreaba las reentradas atmosféricas artificiales, o sea, chatarra procedente del espacio, de misiones que caían de regreso a Tierra.
A fines de 2001, la Dirección General del CNES llevó a cabo una auditoría para establecer el futuro de la actividad.
En 2005, el Presidente del CNES decidió la restructuración de la actividad y el GEIPAN (Grupo de Estudios y de Información sobre los Fenómenos Aeroespaciales No-identificados) sustituyó al SEPRA, con una recomendación importante, de informar al público con total transparencia. Esa recomendación surge de la letra I en la sigla GEIPAN, con la publicación de los archivos y expedientes en el sitio público del GEIPAN en la Internet establecido en 2007, para la comunicación con el público en general (sitio en Internet, folletos, conferencias, contactos con la prensa y los medios).
Y por si esto fuera poco, existe el COPEIPAN que es el Comité de Conducción de los Estudios y de la Información sobre los Fenómenos Aeroespaciales No-identificados, que es comité directivo que supervisa el trabajo del GEIPAN.
Esta descripción, es un claro ejemplo de burocracia creada oficialmente en torno al tema.
No hesito en decir sin embargo, que el trabajo del GEIPAN, -con sus defectos para identificar a los FAN— sin embargo tiene tres aspectos que sólo merecen elogio. El primero y más importante: no hacer misterio, ser transparentes en dar a conocer los archivos y los casos. Nada que esconder ni ocultar.
¡Que de esto tomen ejemplo los organismos oficiales latinoamericanos, algunos de los cuales no son capaces de compartir sus archivos ni siquiera con investigadores y expertos en el tema de sus propios países!
El segundo, es la serie de excelente material técnico elaborado por el GEIPAN, del cual se puede aprender mucho, y aplicar a la realidad de la investigación en cada país, cuya lectura es por demás recomendable.
Y el tercero, que prima por sobre los otros dos: la mera existencia del GEIPAN afirma el principio cardinal de que la investigación del tema es propia del ámbito científico y no del militar.
Así lo entendió la USAF (la Fuerza Aérea de Estados Unidos) cuando cerró definitivamente el Proyecto Blue Book. Así lo entendió la Inteligencia de la Real Fuerza Aérea del Reino Unido, cuando cerró su trabajo sobre el tema.
Es al estamento científico al que compete la tarea de investigar y estudiar el tema, para lo cual los militares no están preparados, no cuentan con el instrumental adecuado, y básicamente, no es de su competencia.
Si acaso hay algún otro país, la acción o eficacia del organismo en cuestión es tal, que pasa absolutamente desapercibida.
Desde nuestro modesto punto de vista, no existe nada contrario “per se” a que exista una organización oficial dedicada al tema. En principio, cabe pensar que dicha organización puede y debe contar con los recursos de los cuales, los institutos privados que no han vivido de la comercialización del tema, carecen.
Pero además, por tratarse de un organismo oficial, le puede resultar más fácil estar conectado con los científicos del país, con las universidades, con los laboratorios e institutos donde se pueden procesar análisis, obtener información científica de primera mano, estudiar en forma conjunta las características de un determinado caso, o proceder a examinar a las personas involucradas en el mismo, físicamente, o psicológicamente.
Disponer rápida y eficientemente de datos meteorológicos, astronómicos y de tráfico aéreo civil y militar.
Un organismo oficial, cuenta con el aval de una autoridad propia, y con el acceso a ciertas fuentes de información de las cuales un instituto privado puede carecer. Asimismo, el organismo oficial puede disponer de medios de comunicación y transporte, o de instrumental de detección, etc. de los cuales, nuevamente, una entidad privada, puede carecer y en algunas circunstancias, difícilmente poseer. Baste pensar en el uso de radares, por ejemplo.
El peligro que se corre con la existencia de un organismo oficial, es el de la formación de una burocracia, que se enquista, y que necesita auto-justificarse. Por cuanto el pueblo es el que mediante impuestos paga los sueldos de quienes oficialmente están abocados a hacer Ovnilogía, es muy tentador mantener el tema siempre en suspenso, no emitir juicios claros cuando ellos son pertinentes, porque en el fondo, hay que defender los cargos, el empleo.
En el caso francés, por ejemplo, quienes ocupan cargos en el GEIPAN son asalariados del estado, y no sólo están dedicados al tema OVNI sino a muchos otros, sobre los cuales hacen difusión, y por eso, a la vieja sigla que significaba Grupo de Estudio de Fenómenos Aéreos No-identificados (GEPAN) se le ha agregado una “I”, y actualmente se llama GEIPAN.
La historia es como sigue, extraída de la propia página oficial del GEIPAN.
En 1977, el Director General del CNES (Centro Nacional de Estudios Espaciales) estableció el grupo de investigación GEPAN (Grupo de Estudio de Fenómenos Aeroespaciales No-identificados) prosiguiendo los estudios iniciados por un ingeniero del CNES como un proyecto personal. Su mandato era simple: llevar a cabo investigación de los OVNIs (como se les llama comúnmente). El trabajo del grupo fue supervisado por un directorio de asesoramiento científico.
El GEPAN continuó su investigación hasta 1988, cuando fue sustituido por el SEPRA (Servicio de Peritaje de los Fenómenos de Reentradas Atmosféricas). Así como los FAN, la nueva unidad también monitoreaba las reentradas atmosféricas artificiales, o sea, chatarra procedente del espacio, de misiones que caían de regreso a Tierra.
A fines de 2001, la Dirección General del CNES llevó a cabo una auditoría para establecer el futuro de la actividad.
En 2005, el Presidente del CNES decidió la restructuración de la actividad y el GEIPAN (Grupo de Estudios y de Información sobre los Fenómenos Aeroespaciales No-identificados) sustituyó al SEPRA, con una recomendación importante, de informar al público con total transparencia. Esa recomendación surge de la letra I en la sigla GEIPAN, con la publicación de los archivos y expedientes en el sitio público del GEIPAN en la Internet establecido en 2007, para la comunicación con el público en general (sitio en Internet, folletos, conferencias, contactos con la prensa y los medios).
Y por si esto fuera poco, existe el COPEIPAN que es el Comité de Conducción de los Estudios y de la Información sobre los Fenómenos Aeroespaciales No-identificados, que es comité directivo que supervisa el trabajo del GEIPAN.
Esta descripción, es un claro ejemplo de burocracia creada oficialmente en torno al tema.
No hesito en decir sin embargo, que el trabajo del GEIPAN, -con sus defectos para identificar a los FAN— sin embargo tiene tres aspectos que sólo merecen elogio. El primero y más importante: no hacer misterio, ser transparentes en dar a conocer los archivos y los casos. Nada que esconder ni ocultar.
¡Que de esto tomen ejemplo los organismos oficiales latinoamericanos, algunos de los cuales no son capaces de compartir sus archivos ni siquiera con investigadores y expertos en el tema de sus propios países!
El segundo, es la serie de excelente material técnico elaborado por el GEIPAN, del cual se puede aprender mucho, y aplicar a la realidad de la investigación en cada país, cuya lectura es por demás recomendable.
Y el tercero, que prima por sobre los otros dos: la mera existencia del GEIPAN afirma el principio cardinal de que la investigación del tema es propia del ámbito científico y no del militar.
Así lo entendió la USAF (la Fuerza Aérea de Estados Unidos) cuando cerró definitivamente el Proyecto Blue Book. Así lo entendió la Inteligencia de la Real Fuerza Aérea del Reino Unido, cuando cerró su trabajo sobre el tema.
Es al estamento científico al que compete la tarea de investigar y estudiar el tema, para lo cual los militares no están preparados, no cuentan con el instrumental adecuado, y básicamente, no es de su competencia.
Milton W. Hourcade
Junio de 2012
Virginia - EUA
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