Corrientes
La vuelta al lugar donde fueron observados un OVNI y sus tripulantes, 26 años después
La vuelta al lugar donde fueron observados un OVNI y sus tripulantes, 26 años después
En la localidad
de Santa Ana se registró a principios del '86 un testimonio que causó
revuelo en la provincia y el país. Rito, que en ese entonces tenía 42
años, declaró que vio una nave y dos de sus tripulantes. Ahora, con 68
años volvió a hablar del tema con los cronistas de El Litoral que
cubrieron ese caso. Mantiene las mismas descripciones sobre lo que
ocurrió en esa zona del Ingenio Primer Correntino.
por Francisco Villagrán
Fotos: Luis RomeroRito hoy en su casa de Santa Ana. |
Dice el slogan turístico que
en Santa Ana de los Guácaras el tiempo no pasa, se detuvo, el visitante
parece que estuviera en otro mundo, mucho más atrás, donde el tiempo no
pasa y afectivamente, es así. El Litoral fue el primer medio en visitar
esta localidad en marzo de 1986, cuando se produjo un espectacular
encuentro cercano del tercer tipo, como se lo denomina en la jerga
especializada.
Allí el testigo, Rito Melgarejo, que en ese
entonces tenía 42 años, había presenciado bien de cerca el descenso de
una nave extraterrestre y dos de sus tripulantes, de pequeño tamaño, que
causaron conmoción en su momento a nivel nacional.
Las
sinuosas calles de arena, más que cálidas en este incipiente verano, son
características de este pueblo turístico, y vieron pasar a muchos
medios de orden nacional, queriendo entrevistar a Rito Melgarejo, la
figura del momento en ese entonces. Pero nuestro diario tuvo el mérito
de haber sido el primero en llegar y el que "removió el avispero".
Hoy
decidimos volver, con el mismo testigo, el mismo periodista y
fotógrafo, sólo que con el evidente paso de los años para uno y otros.
Melgarejo se mantiene lúcido y activo, a los 68 años, solamente canoso y
con muy poco cabello, además de usar anteojos, necesarios para alguien
de esa edad. "Perdí la visión de un ojo señala el testigo al poco tiempo
de haber tenido esta experiencia, pero no sé si tendrá que ver con lo
que me sucedió".
Nos dio la impresión que allí el tiempo no
había pasado, Melgarejo sigue viviendo en una zona que llaman "El
mangal" porque su casa está enclavada en medio de muchos árboles de
mango, frondosos y altos, que le dan sombra durante el cálido verano.
Todo sigue igual, salvo el tiempo que se quedó encima de Rito y su
señora, María Magdalena Palomero, que ratifica todos los dichos de su
esposo. Ellos viven allí, felices y contentos, en una zona realmente
paradisíaca, sin mayores ambiciones, solo estar sanos y en compañía de
sus seres queridos. Realmente para imitar.
En el ‘86 el testigo cuenta el caso a cronistas de El Litoral. |
Queríamos comprobar
e investigar algunas cosas que en ese momento pasaron inadvertidas u
otras posteriores, como la pérdida de la visión de un ojo del testigo.
Con satisfacción comprobamos que Melgarejo se mantiene firme y
convencido de lo que le pasó esa noche inolvidable para él. Y cotejando
el relato que hizo en esa oportunidad, con el que nos hizo ahora, no hay
prácticamente diferencias de fondo, se mantiene firme en sus
convicciones y hasta hoy sigue afirmando, ya más tranquilo y relajado
por el paso del tiempo que, "para mí que me quisieron llevar".
Rito
Melgarejo es un característico habitante del campo correntino,
trabajador de sol a sol, que mucho tiempo no tenía para leer nada
relacionado a los OVNIs ni nada que se le parezca, su vida es el trabajo
y su familia y no tenía idea ni por las tapas de la posibilidad de vida
extraterrestre ni que sería lo que vio esa noche. Pero después, su vida
cambió, comenzó a mirar más el cielo."Hay noches que se las pasa
mirando para arriba, el cielo, parece que tiene miedo que lo vengan a
buscar otra vez", señala risueña su señora, a lo que también sonriente
Melgarejo asiente con picardía.
"En el pueblo hoy todavía me
conocen como OVNI" afirma entre risas, "pero no me molesta, yo sé muy bien
lo que me pasó, la verdad, fue algo muy raro, que hasta hoy me acuerdo
como si fuera ayer. Al principio mucho no me creyeron, pero después,
cuando vieron las huellas y que vino mucha gente a investigar, sí me
dieron la razón".
"El primero que vio las huellas y me creyó
todo fue mi vecino, don Felipe Sosa, que ya falleció, él también vio
como luces que se movían en el cielo en esos días", indicó.
Su relato
Lo
que le sucedió esa noche del lunes 17 de marzo de 1986, según su propio
relato de esa vez, fue lo que sigue: "Había llovido mucho en esos días y
había mucha agua en la zona, yo volvía de jugar a las cartas en casa de
unos amigos, a eso de la 1 de la madrugada, en medio del campo veo una
luz muy potente que baja del cielo, que me iluminó totalmente, tanto que
pude ver mi sombra en el piso, se me vino encima y se quedó a unos 10 ó
15 metros parado en el suelo, no sé qué era ese 'avión lento' (manera
muy curiosa de referirse al fenómeno) en ese momento me dí cuenta que de
allí bajaron dos seres pequeños, del tamaño de un chico de 6 años.
Salieron del aparato y me hacían señas, tenían como un uniforme oscuro
ajustado al cuerpo.
Melgarejo señala la zona en que vio al OVNI y a dos de sus tripulantes en una imagen publicada en marzo de 1986. |
Me quedé 'paralizado', sentía como un
calambre y un hormigueo en todo el cuerpo, no podía moverme, uno de
ellos me hacía señas como llamándome, con la mano, me hablaban en un
idioma que yo no entendía, no era castellano, parecía como una radio
descompuesta. Yo les dije que no entendía nada, ni quería saber, yo no
los veía bien por la luz fuerte, porque al principio me quedé como
encandilado. No tenía mucho miedo, pero sí temor. Volvieron a su
aparato, se metieron adentro y el objeto desapareció rápidamente en el
cielo, en dirección al Paraguay.
Recorte del informe de hace 26 años de El Litoral en donde Melgarejo y gente de la zona recorren el área del encuentro. |
Me quedé asombrado y
temeroso, traté de volver a mi casa, pero quedé como desconcertado, me
desorienté, anduve caminando en el campo hasta cerca de las cuatro de la
mañana, en que volví a mi casa, que no estaba muy lejos, a unos 1.000
metros de donde ocurrió esto.
Después pensé que querían
llevarme y ahí tuve miedo. Ellos eran como nosotros, sólo que
chiquititos, yo le calculo un metro de altura más o menos. Cuando el
objeto bajó en el agua, dio la impresión que eran patos chapoteando, por
el ruido que hacían. Después de eso me quedó un fuerte dolor de cabeza
que no se me pasaba con nada, me duró varios días".
Marcas
Esta
fue la experiencia que tuvo Rito Melgarejo, poblador de Santa Ana,
cerca del Ingenio Primer Correntino, en la zona denominada El Bajo, un
encuentro del tercer tipo con intento de comunicación por parte de estos
seres, que al parecer no eran agresivos, si no, hubieran actuado de otra
forma. No fue esta la primera vez ni será la última de este tipo de
contactos en nuestra provincia.
El diario dio un amplio despliegue a este caso de Santa Ana. |
En el lugar quedaron unas
huellas en el suelo, de 6 centímetros de diámetro por 10 de profundidad,
tres en total, como si fueran las patas del objeto. Además, quedó una
zona totalmente quemada, a pesar que había agua, de unos 6 metros de
diámetro por unos 4 metros de ancho, alrededor el pasto estaba verde,
pero allí, totalmente amarillento y reseco. Además, como dato curioso,
una anguila que habría estado en el agua, quedó como plastificada,
momificada, a tal punto, que cuando concurrimos a investigar, unos
cuatro días después, no mostraba signos de descomposición ni olor.
Continuidad del informe con algunas conclusiones. |
No
se comprobó la existencia de huellas de pies de los seres, lo cual
demuestra que eran muy livianos, ya que estaba mojado el suelo, o bien
no tocaron el mismo, es decir que levitaban.
Melgarejo perdió
la visión de un ojo, meses después, lo cual podría atribuirse al
encuentro, pero no se puede afirmar con seguridad porqué ocurrió esto.
Uno
más de los tantos casos de contacto, que nos demuestra que somos
visitados desde hace tiempo, aunque para muchos, esto no es creíble,
pero los hechos hablan por sí mismos.
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