LOS FENOMENOS ANTROPOMORFOS DE SANTA ISABEL - NOTA I
FECHA: 21/9/72
LUGAR: Santa Isabel, Pcia. Córdoba, Argentina
SINTESIS: El Sr. Teodoro Merlo descubrió en un vestuario vacío de la planta automotriz de Ika-Renault la presencia de una "persona" corpulenta de gran talla y orejas puntiagudas. Simultáneamente, las luces del local se encendían y apagaban de modo inexplicable. La entidad desapareció de súbito. Efectos posteriores en el testigo.
LUGAR: Santa Isabel, Pcia. Córdoba, Argentina
SINTESIS: El Sr. Teodoro Merlo descubrió en un vestuario vacío de la planta automotriz de Ika-Renault la presencia de una "persona" corpulenta de gran talla y orejas puntiagudas. Simultáneamente, las luces del local se encendían y apagaban de modo inexplicable. La entidad desapareció de súbito. Efectos posteriores en el testigo.
Los curiosos fenómenos de Santa Isabel pueden ser considerados como una de las mejores secuencias episódicas jamás registradas sobre visualización de manifestaciones antropomorfas eventualmente ligadas a la problemática OVNI.
La propia magnitud de los hechos, la pluralidad de testigos y la reiteración de las observaciones conspiraron contra una expeditiva evaluación de los incidentes. La objetividad científica exigía un análisis meticuloso que permitiera determinar el indíce de veracidad asignable a los mismos, aún a riesgo de dilatar apreciablemente su difusión.
Tras más de un año de trabajo y entrevistas personales, creemos haber reunido un cúmulo sorprendente de antecedentes que avalan fehacientemente la producción correlativa -durante la última semana de setiembre de 1972- de sucesos marginados del entendimiento común en la planta automotriz Ika-Renault, de Santa Isabel, situada a 7 km. al S.E. de Córdoba, República Argentina.
I. PRIMER FENOMENO ANTROPOMORFO
Cuando las manifestaciones de Santa Isabel tomaron estado público, a través del testimonio de dos de sus protagonistas (señores Moreno y Rodríguez) (1), nos abocamos a la tarea de contactar con algunos directivos de la firma indicada, a fin de interesarlos en la posibilidad de una reconstrucción "in situ" de los hechos.
En oportunidad de tales tratativas tomamos conocimiento de la verificación de un incidente anterior, que sólo fue conocido por el personal de seguridad de la fábrica, en razón del carácter confidencial que le confirió su ocasional protagonista.
En el domicilio particular del señor Mario Vidosa, empleado de jerarquía de la firma, radicado en la ciudad de Alta Gracia, Córdoba) concretamos el 12 de octubre de 1972 una entrevista personal con el testimoniante de marras, quien vive en las afueras de aquella localidad.
1. Datos personales del testigo
El ocasional observador de este primer fenómeno fue el señor Teodoro Merlo, de 56 años de edad, empleado en la planta automotriz Ika-Renault de Santa Isabel, en donde se desempeña como guardia de vestuarios. No tiene instrucción primaria, aunque realiza trabajos de pintura y escultura que lo revelan como un autodidacta. Es una persona introvertida. Durante la entrevista, nos sorprendió sobremanera su extrema humildad y su insistencia de que no se divulgara su experiencia. Tampoco accedió a dejarse fotografiar. No hay contradicciones en su relato. En todo momento habló con plena seguridad. Nos parece una persona sincera y de probidad, al punto que no considera serio abrir juicio sobre la naturaleza de su observación.
2. Condiciones de observación
El fenómeno tuvo por escenario un sector de la planta automotriz, cuya área (Foto 1) publicamos conjuntamente con el gráfico explicativo de la misma (Fig. l).
Era el 21 de setiembre de 1972. A Ias 5.40 a.m. el señor Merlo se encaminó hacia los vestuarios de Forja (ver su ubicación en las ilustraciones indicadas) y cuyas dependencias internas están señaladas en la figura 2.
A la 1.40 a.m. había cerrado personalmente con llave las dos puertas de acceso al local. Si bien los técnicos de la planta ingresan recién a las 7.30 a.m., a las 6 a.m. se produce la entrada del personal de mayordomía (calderas, limpieza, etc.), razón por la cual debe acondicionarse el vestuario desde temprana hora.
Previo a su acceso al local, el señor Merlo encendió desde el exterior (por conducto de las botoneras colocadas a un costado de la puerta N° 2) las luces interiores de aquél. Las bombillas de los seis baños (luces Nos. 1 y 2,en la fig. 2) funcionan a gas de mercurio. Las luces 3, 4, 5 y 6 -en cambio- son tubos fluorescentes.
Foto 1. Vista general de la planta automotriz Ika-Renault.
Cumplimentada esta tarea, el protagonista abrió la puerta N° 2 -que estaba cerrada con llave- y se encaminó rápidamente hacia el sector "A", donde dejó unos jabones y toallas. (En ese extremo existen unos lavaderos o piletones alargados). En tal oportunidad advirtió hacia su izquierda que la luz N° 1 estaba apagada, notando que sobre uno de los piletones (sector "B") se encontraba sentada una persona. Dejó los elementos indicados en el sector "A" y se dirigió con igual propósito hacia el "B" (situado a unos 7 metros de distancia), extrañándose paralelamente por la presencia del intruso, toda vez que cuando a la 1.40 a.m. cerró el vestuario no quedó individuo alguno en su interior.
Debe destacarse que las paredes divisorias de los seis baños no tocan el techo del local, ya que -por razones de aireación- llegan hasta unos 0,50 m. del mismo. Algo análogo sucede con los separadores de la sala de duchas. Esta circunstancia permitió que el sector "B" -pese a que la luz N° 1 se encontraba inexplicablemente apagada- fuera suavemente bañado por la luminosidad. de las luces de los otros compartimentos.
Fig. 1. Gráfico de la planta. 1. Vestuarios (incidente Merlo); 2. Primer fenómeno antropomorfo de Moreno; 3. Guardia; 4. Sala de ingeniería; 5. Teletipos (segundo fenómeno antropomorfo); 6. Incidente Rodríguez.
El señor Merlo avanzó con sigilo, y, al pasar por un espejo existente sobre la pared exterior de los baños y que da al pasillo por el que caminaba, (ver fig. 2) se miró instintivamente en el mismo, al tiempo que pasó las toallas y jabones a su mano izquierda. Esa leve distracción fue coetánea a la verificación del siguiente fenómeno: la luz N° 2 se apagó produciendo un ruido seco, semejante al de un elemento metálico que golpea un cristal. La luz N° 1 se prendió automáticamente, iluminando la escena del sector "B", circunstancia que le permitió certificar que la entidad había desaparecido.
Sorprendido por esta curiosa manifestación, el señor Merlo retrocedió rápidamente hacia el sector "A" (donde la luz N° 2 se había apagado), pero tampoco encontró rastros del intruso. Desde allí dominaba el pasillo que lleva a la puerta de acceso N° 2, y tampoco vio nada extraño. Corrió nuevamente hacia el sector "B" para determinar si el individuo intentaba escapar por la puerta de acceso N° 1. Pero la misma estaba cerrada con llave. Igual comprobación hizo con respecto a la puerta N° 2. Son las dos únicas entradas de que dispone el vestuario; y si bien existen banderolas de ventilación, que permitirían el paso de un cuerpo humano, las mismas sólo se abren y se cierran desde el interior del local, a través de un complicado mecanismo de tornería. Por supuesto, estaban igualmente cerradas. Revisó cuidadosamente las distintas dependencias del vestuario, incluyendo el interior de los armarios metálicos. No encontró absolutamente nada.
3. Descripción de la entidad
Pese a la ausencia de luz en el sector "B", el señor Merlo pudo apreciar -a sólo 3 metros de distancia- algunas características de la entidad merced a la luminosidad expandida por los focos aledaños.
Por de pronto, la posición del fenómeno era la que indica la figura 3; la mano derecha, y casi formando ese mismo brazo un ángulo recto con la región dorsal, estaba en contacto con lo que seria el apéndice nasal de esa persona. El brazo izquierdo se mantenía apoyado en el borde del piletón, mientras que toda la estructura anatómica del ser se asentaba en el orillo del lavadero. La pierna derecha estaba extendida, mientras que la izquierda se veía recogida, afirmando la totalidad del pie en el suelo. (Si se tiene en cuenta que el piletón está colocado a 0,90 m. del suelo, la talla del intruso debió ser muy elevada para que pudiera hacer descansar toda la planta del pie. Nuestra reconstrucción determinó que la altura media del fenómeno habría oscilado entre 2,40 y 2,50 m.).
La vestimenta parecía ser enteriza, de color azul oscuro, tono mate, muy ceñida al cuerpo y ajustada en los puños. Su aspecto era corpulento. No vio botines ni cinturones. El buzo dejaba al descubierto el rostro y las manos. Dedos largos y finos. La piel -en sendos casos- era muy blanca, como de yeso.
Daba la impresión de una entidad viviente y no de un maniquí. Su cráneo era grande y redondeado en su parte superior. No vio cabellos. Cuello delgado y corto. Mentón ancho y plano, Las orejas, largas y terminadas en punta, no sobrepasaban la parte superior de la cabeza. Los ojos eran rasgados y estaban dispuestos horizontalmente; eran mucho más grandes que los de los chinos. A la altura de las mejillas vio unas manchas o sombras indefinidas. No apreció muy bien la nariz y la boca.
4. Efectos que caracterizaron la observación
a) La temperatura en el área de producción del fenómeno era bastante superior a la de los demás sectores;
b) La vista se le irritó y comenzó a lagrimear con bastante frecuencia (efecto de 3 días de duración);
c) Aparición de una mancha rojiza en la parte media de la pirámide nasal, con dolor persistente; (efecto que subsistía al tiempo de nuestra entrevista);
d) Dolores de cabeza reiterados; (ídem, en cuanto a duración);
e) Dolores en la región lumbar; (efecto de 7 u 8 días de duración).
5. Alternativas posteriores a la observación
a) Fenómeno de reflexión de imagen: El señor Merlo no refirió a nadie su experiencia. Le preocupaba la forma en que esa persona habría entrado y salido del vestuario. Por temor a que le inculparan una supuesta negligencia en la atención de sus tareas, optó por callar. Hizo simplemente un "identikit" de la entidad y lo guardó cuidadosamente.
Fig. 2. Situación de las dependencias internas de los vestuarios.
Se retiró a su hogar de Villa Oviedo (Alta Gracia) a las 3.30 a.m.; pocas horas después a las 9.10 p.m. del mismo 21 de setiembre- ascendió al ómnibus que le llevaría nuevamente a la planta de Santa Isabel. Se sentó en el tercer asiento de la izquierda, al lado de la ventanilla. En el vehículo se conducían unas 25 personas.
Arriba del parabrisas, en el centro y con una ligera inclinación, estaba el espejo retrovisor para observación del pasaje. Tenía una configuración oblonga (cuyas medidas certificamos en la reconstrucción del episodio) de 0,46 x 0,26 m. Las luces interiores iban apagadas, salvo la de vigilia, colocada sobre el tablero. Súbitamente y cuando el vehículo se desplazaba a la altura de Los Olivares el señor Merlo advirtió que en aquel espejo se estaba reflejando claramente un rostro similar al de la entidad vista en el vestuario; aunque esta vez los rasgos se apreciaban con gran nitidez. (?)
Giró el señor Merlo su cabeza, hacia atrás, a fin de determinar si en el asiento trasero se encontraba alguna persona que respondiera a aquellas características. Sólo vio un pasajero recostado sobre la ventanilla. Tenía una gorra vasca en su cabeza y dormitaba con los brazos entrecruzados. No se parecía en nada a la imagen que trasuntaba el espejo.
Las particularidades del rostro reflejado eran idénticas a las del fenómeno de las 5.40 a.m., pero había otros detalles que ahora divisaba con mayor precisión, La boca -Por ejemplo- parecía la de un can, con el labio superior que sobresalía con relación al inferior. En ambas mejillas se apreciaban sendas manchas amarronadas, advirtiéndose también movimientos faciales y oculares. Debajo de cada uno de los ojos había dos pequeñas línea oscuras convergentes, con los ángulos orientados hacia las cavidades oculares. Las cejas eran arqueadas y finas, como pintadas; no pestañeaba. La nariz, de aspecto triangular, sin carnosidad y de borde recto.
Tras unos 3 minutos de observación, la imagen desapareció ocultada por unos círculos concéntricos. El espejo volvió a reflejar las escenas del interior del ómnibus, viéndose ahora la oreja derecha y parte del cuello del conductor, así Como el hombro, brazo y parte del rostro del primer pasajero. Ninguno de los viajeros pareció haber constatado el fenómeno.
Fig. 3. La entidad vista por Merlo el 21-9-72.
Una vez que el ómnibus llegó a la planta de Santa Isabel (10.30 p.m.) el señor Merlo se abocó de lleno a sus tareas habituales pero obsesionado por los fenómenos que había vivido en tan estrecho lapso de horas, decidió -a las 5.00 a.m. del 22 de setiembre- radicar la pertinente denuncia en la persona del señor Romero, Jefe del Departamento de Protección de la planta, y le hizo entrega del "identikit" de la entidad (convenientemente enriquecido con la ulterior visualización en el espejo). (Ver fotos N° 2 y 3 que ilustran las características de la entidad, según un busto modelado por el propio señor Merlo).
El hecho se mantuvo en secreto y sólo fue conocido a nivel del personal de seguridad. Sin embargo, el propio testimoniante no cree que se le haya asignado importancia, ya que no se le molestó para una ampliación de la denuncia. Sólo le habló el 10 de octubre el Dr. Ignacio Castro Igarzábal, Gerente de Relaciones Laborales, a fin de interiorizarse de algunos aspectos del hecho. Pero no emitió opinión alguna sobre el particular.
Foto 2. Busto modelado por Merlo, de frente.
b) No encendido de luces: A las 2.00 a.m. del lunes 25 de setiembre el señor Merlo se aprestaba a verificar, con su compañero (de apellido Moyano), una inspección de práctica al vestuario de Forja, cuando certificaron que las luces del local no se encendían. Temerosos a lo desconocido, cerraron la puerta nuevamente y no se animaron a entrar. horas después -sin embargo-, repitieron la acción y comprobaron que las luces prendieron sin dificultad.
c) Detención de relojes: El lunes 9 de octubre el señor Merlo advirtió -para su sorpresa- que tanto su reloj pulsera, como el despertador que tenía sobre la mesa de luz de su casa de Villa Oviedo, marcaban las 4.00 a.m., mientras que un reloj de pared -colocado en una habitación contigua- indicaba las 5.00 am.; ésta era, en definitiva, la hora exacta. Ambos relojes habían sido puestos en hora tomando como cartabón el de pared. Ignora el testimoniante si estos hechos guardan alguna relación con los fenómenos antropomorfos anteriormente vividos.
Foto 3. Busto modelado por Merlo, de perfil.
6. Análisis comparativo
Al exhibirle a Teodoro Merlo múltiples ilustraciones de fenómenos antropomorfos, hizo particular hincapié en los siguientes detalles:
a) Caso Villa Santina: (2) La nariz y la boca de entidades se ajustan sorprendentemente a las características del fenómeno de Santa Isabel;
b) Caso Hopkinsville: (3) Las orejas no guardan ninguna semejanza con el fenómeno de Santa Isabel.
7. Intento de interpretación parapsicológica del fenómeno de reflexión
No resistimos el impulso de formular la hipótesis de que la reflexión de la imagen de la entidad de Santa Isabel hubiere sido un fenómeno de connotaciones parapsicológicas.
Fenómeno antropomorfo de Villa Santina (Italia) del 14 de agosto de 1947. Nótese la particular forma de la boca.
En tal sentido, pensamos en la factibilidad de verificación de lo que técnicamente se denomina "Sugestión Telepática Retrocognitiva". Nos explicamos: la Sugestión Telepática consiste en la inducción paranormal de ideas o sentimientos a otra persona, la que se ve facilitada cuando existe una emotividad u obnubilación del consciente, sea del agente o del percipiente, o de ambos a la vez. (Casos de las supuestas apariciones de "muertos" explicables científicamente por la proyección telepática de la imagen del agente, favorecida por la mayor emotividad y por la agonía o, el estado entre la muerte aparente y la real del mismo. (4).
En algunos episodios (Sugestión Telepática Retrocognitiva) se produce la manifestación retardada de esa sugestión, toda vez que -como apunta Richet- "el tiempo de latencia entre el mismo acontecimiento y la monición (percepción) es variable. Fr. Myers supone que la impresión telepática es inmediata (en esos casos de aparente retrocognición), pero que esta impresión queda latente en el espíritu de percipiente no emerge en su conciencia sino después de cierto intervalo (5) (Subrayados nuestros).
En el caso Merlo, creemos que el subconsciente de éste receptó las facciones del fenómeno de Santa Isabel. El permanente estado de obsesión y de emotividad que le originó aquella manifestación, habría posibilitado que con efecto retardado la viese nuevamente, aunque esta vez proyectada con las particularidades que grabó su subconsciente. (La Sugestión Telepática se ve notablemente facilitada por las superficies reflexivas, como los espejos).
El fenómeno antropomorfo de Kelly-Hopkinsville, E.E. UU.) observado el 21 de agosto de 1955.
CITAS BIBLIOGRAFICAS
1. "Córdoba", Córdoba, 6-10-72.
2. "The Humanoids", Neville Spearman, Londres 1969, pp. 187-199. (Existe traducción española bajo el título "Los Humanoides", Editorial Pomaire, Barcelona 1967, pp. 15-18).
3. Idem, p. 179 ("Los Humanoides", pp. 209-211).
4. Quevedo. C.O. "El rostro oculto de la mente", Sal Terrae, Santander 1967, p. 399.
5. Citado por Quevedo en "op. cit., p. 395.
Autor: Dr. Oscar A. Galíndez
Fuente: Revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 2, jul.-ago. 1974, Ed. CADIU, Córdoba, Argentina.
http://mitosdelmilenio.com.ar/mytoCAAB.htm
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