El Maitén, Chubut: El primer encuentro (20 de febrero de 1949)
por Dr Roberto Banchs
Crédito: Visión OVNI
por Dr Roberto Banchs
Crédito: Visión OVNI
El Maitén |
El antecedente más remoto que se dispone, desde la era de Arnold, sobre
el aterrizaje de un OVNI y la presencia de sus ocupantes en el
territorio argentino, es el ocurrido el domingo 20 de febrero de 1949 en
El Maitén, un pequeño poblado muy cerca de la frontera de Río Negro, en
el rincón noroeste de la provincia de Chubut. Lugar de paisaje árido
para la región y montañoso, que debe su nombre indígena españolizado por
tener un árbol sus ramas colgantes en ramillete.
La información fue reflotada al recuerdo por el matutino Clarín en 1970 (1), por datos que suministró a través de una carta Eulogio Pereyra, dirigida a una emisora radial de Buenos Aires (Radio Belgrano). En ella, expuso el descenso y aterrizaje de un OVNI, que habría llegado a quemar el lugar del presunto asentamiento. Y también, el descenso de tres hombres de peculiar aspecto.
El locutor Carlos Iglesias fue el responsable de comunicar al país el hecho histórico que produjo, ante las acusaciones al grupo de jóvenes periodistas, la necesidad de trasladarse al lugar para confirmar el singular episodio. Una noche y un día en tren, más doce horas en jeep, es lo que demoraron en llegar. La indagación periodística ratificó parcialmente los datos proporcionados por Pereyra mediante otro de los testigos, Antonio de la Iglesia, quien sostuvo que junto a un grupo de pobladores vieron desde la estación ferroviaria (que unía para el transporte de cargas, Ingeniero Jaccobacci y Esquel, en una época de mayor prosperidad), cómo el OVNI bajó a unos 500 metros lanzando luces en el mismo poblado, que por entonces tenía apenas un destacamento policial, un puesto de gendarmería, un galpón del ferrocarril -junto al angosto andén-, y una casa a medio terminar. Más alejadas, algunas chacras.
La información fue reflotada al recuerdo por el matutino Clarín en 1970 (1), por datos que suministró a través de una carta Eulogio Pereyra, dirigida a una emisora radial de Buenos Aires (Radio Belgrano). En ella, expuso el descenso y aterrizaje de un OVNI, que habría llegado a quemar el lugar del presunto asentamiento. Y también, el descenso de tres hombres de peculiar aspecto.
El locutor Carlos Iglesias fue el responsable de comunicar al país el hecho histórico que produjo, ante las acusaciones al grupo de jóvenes periodistas, la necesidad de trasladarse al lugar para confirmar el singular episodio. Una noche y un día en tren, más doce horas en jeep, es lo que demoraron en llegar. La indagación periodística ratificó parcialmente los datos proporcionados por Pereyra mediante otro de los testigos, Antonio de la Iglesia, quien sostuvo que junto a un grupo de pobladores vieron desde la estación ferroviaria (que unía para el transporte de cargas, Ingeniero Jaccobacci y Esquel, en una época de mayor prosperidad), cómo el OVNI bajó a unos 500 metros lanzando luces en el mismo poblado, que por entonces tenía apenas un destacamento policial, un puesto de gendarmería, un galpón del ferrocarril -junto al angosto andén-, y una casa a medio terminar. Más alejadas, algunas chacras.
Frente a la publicación del matutino, que rememoraba el hecho, nuestro
colaborador Ricardo M. Dobelli solicitó más detalles (2), logrando en
esa ocasión precisar la fecha exacta del episodio, y corregir la
anterior que lo situaba en 1948. También se indicó que una posterior
investigación ha permitido establecer que Eulogio Pereyra no vivía en el
lugar. Empero, dos o tres testigos parecen haber confirmado la
existencia del supuesto aterrizaje, por versiones recogidas de gente que
habitaba a unos 20 kilómetros de la localidad. Fue imposible -concluye
la nota- obtener más detalles.
Visita a la zona del incidente |
Llevados por el interés que motiva
estas denuncias, nos trasladamos a fines de enero de 1978 -casi treinta
años después-, con el propósito de conocer los pormenores de aquel
encuentro. Arribar al poblado tampoco estuvo exento de dificultades,
lejos aún de convertirse en un atractivo turístico por el tren trochita.
Sin demasiadas esperanzas de encontrar a los testigos, y menos aún
evidencias materiales de los hechos narrados, pudimos averiguar que
tanto E. Pereyra como A. de la Iglesia, habían fallecido hacía varios
años atrás. No obstante, los familiares de este último pudieron
confirmarnos el aterrizaje del OVNI.
Continuando con la indagación del viejo evento, localizamos a Edmundo C. Sánchez, también testigo del OVNI y encargado de una estación de servicio de combustible, que por aquella época era miembro de la Gendarmería. Supo confirmarnos la observación de ese extraño fenómeno que surcó el cielo, de oeste a este, para tocar tierra en dirección hacia donde se halla emplazado el puesto policial, ante la expectativa de tres o cuatro testigos. Uno de ellos -recuerda-, venía siguiendo al OVNI con su automóvil.
Sánchez nos manifestó que estando de guardia, llegó un viajante de comercio, sobreexcitado y aturdido, denunciando que se hallaba a las 4,45 horas en las proximidades del pueblo, circulando con su vehículo, cuando repentinamente apareció un objeto inusual del que surgieron tres figuras de apariencia humana, vestidas con una llamativa indumentaria y con destellos que les salían de un casco que llevaban en sus cabezas. Estos personajes estaban unidos al objeto a través de unos cables o cordones, e instaron al viajante a detenerse.
La identidad del testigo quedó en el olvido, pero nos ha dejado algunas piezas de su testimonio, con viso de una desfigurada realidad y halo de leyenda.
Referencias
(1) Clarín, Buenos Aires, 13 marzo 1970, p. 52.
(2) Ibíd., 29 marzo 1970.
Continuando con la indagación del viejo evento, localizamos a Edmundo C. Sánchez, también testigo del OVNI y encargado de una estación de servicio de combustible, que por aquella época era miembro de la Gendarmería. Supo confirmarnos la observación de ese extraño fenómeno que surcó el cielo, de oeste a este, para tocar tierra en dirección hacia donde se halla emplazado el puesto policial, ante la expectativa de tres o cuatro testigos. Uno de ellos -recuerda-, venía siguiendo al OVNI con su automóvil.
Sánchez nos manifestó que estando de guardia, llegó un viajante de comercio, sobreexcitado y aturdido, denunciando que se hallaba a las 4,45 horas en las proximidades del pueblo, circulando con su vehículo, cuando repentinamente apareció un objeto inusual del que surgieron tres figuras de apariencia humana, vestidas con una llamativa indumentaria y con destellos que les salían de un casco que llevaban en sus cabezas. Estos personajes estaban unidos al objeto a través de unos cables o cordones, e instaron al viajante a detenerse.
La identidad del testigo quedó en el olvido, pero nos ha dejado algunas piezas de su testimonio, con viso de una desfigurada realidad y halo de leyenda.
Referencias
(1) Clarín, Buenos Aires, 13 marzo 1970, p. 52.
(2) Ibíd., 29 marzo 1970.
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