martes, 13 de octubre de 2020

¿Quién habla en defensa de los contactados?

¿Quién habla en defensa de los contactados?
Una aproximación al libro "In Defense of the Contactees. The Questions Answered", del autor francés Michel Zirger, que cuenta con la colaboración de la investigadora argentina Débora Goldstern.
por Luis Emilio Annino
Imágenes gentileza de Débora Goldstern y Michel Zirger


¿Nave exploradora venusina?


Uno de los tópicos que más controversias genera en el amplio universo ufológico es el de los contactados, es decir, aquellas personas que han manifestado estar en comunicación con entidades poseedoras de valores superiores que serían procedentes de otros mundos, otros planos u otras realidades. Mientras que para algunos de los que están identificados con aquellos planteos se tratarían de seres elegidos, de verdaderos representantes de filosofías que buscan superar las diferencias y limitaciones terrícolas; para otros responderían a intereses más espurios con fines económicos, a farsantes y charlatanes que buscan atrapar la atención de los distraídos, o a peligrosos delirantes con discursos apocalípticos o mesiánicos. 

Uno de los aportes más recientes a este debate viene de la mano del estudioso francés (residente en Japón) Michel Zirger, quien es el autor de "In Defense of the Contactees. The Questions Answered", que en esta oportunidad tuvo la destacada intervención de la investigadora y escritora argentina Débora Goldstern, recientemente incorporada a las filas de CEFORA (Comisión para el Estudio del Fenómeno OVNI de la República Argentina). Este texto busca ofrecer una mirada refrescante, novedosa y sorprendente de uno de los episodios más impactantes del fenómeno del contactismo de mediados del siglo XX.

Los protagonistas del libro son dos de los contactados que tuvieron sus momentos más notables durante la década de 1950: uno de ellos era muy conocido por sus extraordinarias fotos de las naves exploradoras y nodrizas venusinas, George Adamski; el otro, menos popular, era el antropólogo George Hunt Williamson. 

El desafío de una visita imposible

Zirger ha planteado que George Adamski realmente tuvo un encuentro con un ser originario de Venus en 1952. Lo ocurrido en el desierto norteamericano de Mojave en la década del 50′, en donde Adamski estuvo acompañado por otros testigos que fueron protagonista de un presunto encuentro cercano del tercer tipo se volvió con el tiempo un relato cuestionado y descartado por su improbabilidad. 


Una misteriosa huella de un ser venusino, Orthon, representado junto a Adamski. 


Ni la evidencia de una huella producto de aquel histórico contacto, aparentemente dejada por el extraño visitante, que fue reproducida en un molde de yeso y está repleta de extraños símbolos logró hacer cambiar de opinión a la comunidad internacional sobre lo ocurrido, ni la nave fotografiada, resultado de aquel evento, y que luego se publicara en un periódico local The Phoenix Gazette, modificó la opinión sobre lo ocurrido aquel 20 de noviembre. 

A su vez, pensar en Venus como un planeta apto para la vida, era desafiar los conocimientos científicos existentes, luego ratificados por las sondas soviéticas Venera en su visita al vecino cuerpo celeste, que negaban se pudiera desarrollar cualquier tipo de civilización, en una atmósfera definida como casi irrespirable. 

Conociendo a George Adamski

Adamski nació en Polonia en 1891 y al poco tiempo, junto a su familia, emigraron emigraron a EEUU. En 1913 se alistó en el ejército norteamericano, mientras que en 1917 se casó con Mary Shimbersky. Más tarde se mudaron al oeste y Adamski continuó realizando diversos trabajos. A principios de los años 30 fundó la “Orden Real del Tibet”.

Impartió clases privadas de filosofía oriental en la supuesta orden tibetana y sus alumnos lo trataban como “profesor”, un título no oficial que mantuvo cuando se hizo famoso. En 1940 se instala con su esposa y algunos seguidores en un rancho cerca del Monte Palomar. Allí establecerán un camping conocido como “Palomar Gardens” y un pequeño restaurante: “Palomar Gardens Café”. En pleno auge platillista de 1947, Adamski incorpora el tema en sus conferencias esotéricas de la orden tibetana, afirmando haber observado OVNIs en muchas ocasiones sobre el camping. El 29 de mayo de 1950 tomaría su primera fotografía de una formación de seis “platillos volantes”...

Luego viene el gran momento: el 20 de noviembre de 1952, Adamski y varios afines al fenómeno realizan una excursión al desierto central de Arizona, como pasaba con muchos aficionados, buscando ver OVNIs. Allí avistan un objeto fusiforme en el cielo, similar a un cigarro puro y detienen los coches. Adamski tiene la intuición de que algo sucedería. Pide a sus acompañantes que lo dejen internarse solo. En la distancia, sus acompañantes, empleando binoculares, ven que el “profesor” se encuentra con alguien entre las rocas.

Cuando Adamski regresa al grupo, informa que ha tenido un primer encuentro con Orthon, un ser llegado del planeta Venus. Uno de sus acompañantes (y co-protagonista en el libro de Zirger) es G. H. Williamson, quien sacará moldes de yeso de las huellas dejadas por el supuesto extraterrestre, en las que se aprecian unos extraños símbolos supuestamente impresos en la suela de sus botas… 

La historia de Adamski se sumaría a la de otros numerosos contactados que proliferaron principalmente durante la década de 1950: Howard Menger, George Van Tassel, Daniel Fry, Truman Bethurum, Eugenio Siragusa... 

Menos conocido, Williamson tiene su propia historia, no menos curiosa e intrigante...

Un antropólogo con su trasfondo esotérico 

George Hunt Williamson (der.) presentaba una serie de conferencias desarrolladas a mediados de la década de 1950 de la siguiente manera: 
“Siento que he sido muy afortunado porque he sido testigo de dos de los acontecimientos más asombrosos en el campo de los platillos hoy en día. En primer lugar, en agosto de 1952 estuve presente cuando nuestro grupo de investigación, en el norte de Arizona, tomó contacto con los “platillos voladores” por ondas cortas de radio o radiotelegrafía. Por otra parte, en el mismo año, en noviembre de 1952, estuve presente cuando George Adamski, en el desierto cerca de Desert Center, California, tuvo su memorable encuentro con los “venusianos” y yo tomé los moldes de yeso más tarde, ese mismo día”.



¿Quiénes conformaban ese “grupo de investigación”?: su esposa Betty Jane, química y antropóloga; dos estudiantes, Betty Bowen y Ronald Tucker; Alfred C. Bailey, un empleado ferroviario de Santa Fe y su esposa; el Sr. R., un operador de radioaficionado con licencia y por supuesto, el propio Williamson, antropólogo, quien participó en calidad de testigo, pero también en calidad de protagonista. Todos de Arizona. El Sr. R. realmente vio un “disco naranja” sobre su antena mientras experimentaba esas comunicaciones.

Las comunicaciones radiales de origen extraterrestre formarían la mayor parte del primer libro de Williamson “The Saucers Speak!”, publicado a principios de 1954. 

Pero, ¿cuándo se conoció con Adamski? En el otoño de 1952, Williamson se encontró con el libro de Kenneth Arnold “The Coming of the Saucers” y su sección de fotos con cinco de las primeras fotos telescópicas de OVNIs tomadas por George Adamski, la mayoría de las cuales eran luces que pasaban frente a la Luna, todo ello acompañado de una foto del propio “Profesor”. Williamson fue a visitarlo a las laderas del Monte Palomar a principios de noviembre de 1952 a compartirle su propia experiencia. 

Adamski aún no era el famoso contactado, sino un astrónomo aficionado y conferenciante sobre los platillos voladores, autor de un libro publicado en privado: “Pioneros del espacio” y de un artículo de fondo en el número de julio de 1951 de la revista Fate. 

Luego vendría ese memorable 20 de noviembre de 1952 cerca de Desert Center, California. Williamson declararía haber observado la nave nodriza, la nave exploradora flotando y a George Adamski en el desierto “hablando con alguien a distancia”. Ese “alguien” sería “Orthon”.  Y confirmaría la exactitud del relato fundamental de Adamski, que constituye la segunda parte del libro “Flying Saucers Have Landed” (“Los platillos voladores han aterrizado”) en 1953. La primera parte fue escrita brillantemente por Desmond Leslie, sobrino de Sir Winston Churchill.

En este punto, cabe señalar que Michel Zirger dedicó su atención a los bocetos y fotografías de las huellas del supuesto ser que fueron obtenidas por Williamson. Posee los grabados originales de primera generación, realizados unos días después de los hechos con el sello personal de Williamson… 

Pese a lo que se cree ampliamente, su vinculación con George Adamski no duró mucho más de un mes, entonces el joven George Hunt Williamson, de 26 años, tomaría su propio rumbo, en donde se convertiría en un explorador, en un pionero de lo que hoy llamamos la teoría de los “alienígenas antiguos”. Pero también era secretamente un canal, un medio. Sólo un círculo restringido conocía su capacidad psíquica de comunicación a través de la canalización de la voz.

”Mi propia canalización me había dirigido a muchos sitios en Sudamérica y otros lugares”, dice una carta perteneciente a un grueso paquete de correspondencia de Williamson que posee Zirger. En varias ocasiones en estas cartas confirma haber sido guiado hasta 1952 tanto en sus actividades literarias como arqueológicas, por información emanada de toda una serie de orientadores o guías espirituales.

Ya en 1955 George Hunt Williamson creó una organización sin fines de lucro: el Centro de Investigación Telónica, cuyos objetivos eran: 1) difundir información sobre los OVNIs, 2) estructurar una red de radioaficionados interesados en los OVNIs. 3) tratar de recibir comunicación de estos OVNIs por medio de señales de radio, o por medio de equipos de infrarrojos o ultravioleta, también llamados receptores y transmisores de haz de luz modulado, y 4) Finalmente, los mensajes a los OVNIs se enviarían a través de uno de estos medios.

Y entonces, en diciembre de 1956, llegaría el día…

Vendría el periplo por Perú, de fuerte contenido esotérico, con la búsqueda de un viejo sabio lemuriano y un monasterio que guardaba enseñanzas inmemoriales, con leyendas de indígenas referidas a comunicaciones con "gente del cielo" que llevaron al antropólogo a meditar sobre las visitas extraterrestres en el pasado remoto...

Evidentemente, George Hunt Williamson era un individuo cuya historia personal resultaba tan atractiva como la del propio George Adamski, por lo que el reciente libro de Michael Zirger "In Defense of the Contactees" es una lectura recomendada que ampliará lo anteriormente desarrollado y está dedicada a todos aquellos interesados en escudriñar a estas exóticas personalidades y sus experiencias extraordinarias. Acompañado por las preguntas planteadas por la colega argentina Débora Goldstern, quizás queden abiertos nuevos interrogantes y seguramente un renovado interés por los representantes de aquella legendaria generación de contactados de la década de 1950.

Disponible actualmente en inglés, los rumores insinúan acerca de una versión traducida al español. Que así sea.


Tapa y contratapa de "In Defense of the Contactees". ¿Próximamente en español? Esperemos...



1 comentario:

  1. La verdad que es un tema apasionante, aunque creo también que esta lleno de dificultades a la hora de incorporar la información que los contactados transmiten. Lo cierto es que hay muchísimas personas que se encuentran contactadas (Yo conozco cuatro!!!) te mando un abrazo Luis, este blog es maravilloso, gracias por toda la información

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