Psicología y FANIs
El estigma es enemigo de la ciencia y el progreso humano
Lo que hoy parece extraño y aterrador, mañana podría ser la base de una sociedad.
por Jennice Vilhauer, Ph.D.
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| Imagen ilustrativa. |
Puntos clave
- Muchos descubrimientos fueron ridiculizados antes de convertirse en partes esenciales de nuestra vida diaria.
- Cuando un tema se estigmatiza, los investigadores lo evitan, la financiación desaparece y los datos no se recopilan.
- La ciencia avanza explorando lo desconocido, no declarándolo fuera de sus límites.
Si hay una lección que la historia sigue intentando enseñarnos, es ésta: los seres humanos son notablemente malos a la hora de reconocer descubrimientos importantes mientras están ocurriendo.
Una y otra vez, ideas que luego se convirtieron en fundamentales para nuestras sociedades fueron recibidas primero con burla y miedo, y luego silenciosamente descartadas. No porque fueran refutadas, sino porque no encajaban con lo que la mayoría ya creía posible.
Estas ideas fueron víctimas de lo que los psicólogos llaman estigma estructural: la incrustación de la duda y el rechazo en sistemas sociales, institucionales y de políticas que determinan qué preguntas se consideran legítimas mucho antes de que la evidencia pueda surgir por completo (1).
El estigma estructural no se limita al escepticismo individual. Es lo que ocurre cuando las organizaciones, las industrias y las comunidades profesionales deciden discretamente qué líneas de investigación son aceptables y cuáles no. Cuando esto sucede, la curiosidad desaparece no porque una idea sea errónea, sino porque es arriesgada.
Un patrón familiar en el descubrimiento humano
Muchas de las tecnologías que ahora consideramos indispensables siguieron este mismo camino. La electricidad, los automóviles, los aviones, los teléfonos, la radio, la televisión, las computadoras e internet fueron inicialmente descartados o restringidos por instituciones que los consideraban imprácticos, inseguros o innecesarios. La legitimidad solo llegó tras años de persistencia por parte de personas dispuestas a continuar la investigación a pesar de la resistencia.
Lo que estos avances aportaron no fue una prueba inmediata, sino una disrupción. Cada uno desafió los marcos existentes, amenazó a las industrias establecidas y obligó a reconsiderar lo que se creía posible. En respuesta, el estigma desalentó la curiosidad, convirtió la investigación seria en un riesgo profesional, redujo la inversión y ralentizó el progreso.
Los temas modernos que tratamos de la misma manera
Este patrón no terminó con la electricidad ni los aviones. Está sucediendo de nuevo ahora mismo.
Varias áreas de investigación se están dejando de lado, no porque hayan sido refutadas, sino porque alteran los modelos actuales de la realidad y conllevan riesgos para la reputación. Entre ellas se encuentran los fenómenos anómalos no identificados (FANI), la telepatía en la comunidad autista, la consciencia externalizada y la investigación psicodélica.
Fenómenos anómalos no identificados (FANI)
Los FANIs suelen descartarse como especulaciones marginales, a pesar de los informes documentados de observadores capacitados y los reconocimientos reiterados por parte del gobierno y las instituciones militares de Estados Unidos de que muchos incidentes siguen sin explicación.
En recientes audiencias televisadas del Congreso, varios funcionarios militares y de inteligencia estadounidenses, tanto actuales como retirados, testificaron bajo juramento sobre su conocimiento directo de programas secretos de FANIs, incluyendo afirmaciones relacionadas con inteligencia no humana y la recuperación de productos biológicos no humanos (3, 4). Al mismo tiempo, la postura oficial del gobierno estadounidense, según lo declarado por la Oficina de Resolución de Anomalías de Todos los Dominios (AARO), sigue negando la evidencia verificada de un origen no humano.
En el ámbito académico, el interés parece ser mucho mayor de lo que sugiere el rechazo público. Una encuesta a gran escala realizada a profesorado titular y en vías de titularidad en 14 disciplinas de 144 importantes universidades de investigación estadounidenses (N = 1460) reveló que la curiosidad superó al escepticismo o la indiferencia, con un amplio apoyo a la evaluación académica de los datos sobre FANIs y a la realización de nuevas investigaciones (2). La mayoría del profesorado conocía los informes, pero desconocía la legislación relacionada, lo que subraya cómo el estigma limita el discurso. Lo que no se menciona no se puede estudiar.
El estigma que rodea a los FANIs no se basa principalmente en la evidencia, sino en sus implicaciones. Tomar el tema en serio plantea preguntas incómodas sobre la tecnología, la física y el lugar de la humanidad en el universo. Como resultado, la investigación a menudo se ha desalentado, se ha financiado insuficientemente o se ha considerado profesionalmente arriesgada.
La telepatía en la comunidad autista
The Telepathy Tapes alcanzó el puesto número uno en las listas de podcasts de EE. UU. en enero de 2025, atrayendo una atención generalizada hacia los informes de comunicación telepática entre algunos individuos autistas que no hablaban (5, 10).
La serie, de estilo documental, explora estas afirmaciones mediante entrevistas con familias, médicos e investigadores, a la vez que aborda el escepticismo y las preocupaciones éticas. Sin embargo, estos informes suelen descartarse de plano, no porque hayan sido rigurosamente estudiados y refutados, sino porque cuestionan las suposiciones predominantes sobre la comunicación, la cognición y la inteligencia (7, 9).
Esta respuesta evoca épocas anteriores, cuando el autismo en sí mismo era ampliamente incomprendido. El estigma institucional definió en su momento lo que se creía capaz a las personas autistas, mucho antes de que la evidencia contradijera esos límites. Una vez más, el estigma corre el riesgo de cerrar la puerta antes de que pueda comenzar la investigación.
Conciencia externalizada
Existe un intenso debate en la neurociencia sobre el origen de la consciencia. El materialismo ha sido el modelo dominante durante décadas, enmarcando la consciencia como algo producido íntegramente por el cerebro. Su dominio ha determinado qué preguntas se consideran legítimas, privilegiando la investigación que asume que la consciencia debe basarse completamente en el cerebro, mientras que deja de lado los modelos alternativos antes de que puedan ser probados rigurosamente.
Esto ha contribuido a la estigmatización de fenómenos como la telepatía, las experiencias cercanas a la muerte, la precognición y la visión remota, experiencias que no pueden explicarse dentro de un marco materialista.
Las investigaciones que exploran estos fenómenos han dado lugar a teorías de conciencia externalizada, en las que las propiedades mentales pueden extenderse más allá del cerebro físico, y el cerebro funciona menos como un generador y más como un sistema receptivo o mediador (11, 12).
Dado que esta posibilidad desafía el modelo predominante basado únicamente en el cerebro, a menudo se ha dejado de lado en lugar de examinarla, limitando la investigación a investigadores dispuestos a trascender los límites convencionales. La controversia en torno a perspectivas como las planteadas por el físico y neurocientífico Alex Gómez-Marín, quien declaró la "muerte" del materialismo en un discurso de amplia difusión en la Conferencia de Ciencia de la Conciencia de 2025, pone de relieve las barreras estructurales que siguen limitando el desarrollo teórico en este campo (13).
Psicodélicos
Los psicodélicos ofrecen uno de los ejemplos más claros de cómo el estigma institucional frena el progreso. Durante décadas, la investigación sobre sus efectos terapéuticos y neurológicos estuvo prácticamente congelada, no porque los primeros hallazgos fueran negativos, sino porque el estigma cultural y político hacía que la investigación fuera inaceptable
Solo recientemente, con la desaparición del estigma, se ha reanudado la investigación, revelando un potencial terapéutico inaccesible durante generaciones. En este caso, no cambió la ciencia; sí lo hizo el estigma.
A pesar de la creciente investigación, a nivel federal en los Estados Unidos, la mayoría de los psicodélicos clásicos, incluidos la psilocibina y el MDMA, siguen clasificados como sustancias de la Lista I, definidas legalmente como sustancias que no tienen un uso médico aceptado, un alto potencial de abuso y ninguna seguridad aceptada incluso bajo supervisión médica. (15, 16).
Como resultado, las clasificaciones regulatorias arraigadas en estigmas del pasado continúan influyendo en el acceso y la aceptación, aun cuando evidencia emergente desafía los supuestos sobre los que se construyeron esas restricciones.
Por qué esto importa
La reacción a las ideas que desafían los paradigmas actuales es familiar:
- “Eso no es real.”
- “Eso no es científico.”
- “Hablar de eso dañará la credibilidad.”
Pero la ciencia avanza explorando lo desconocido, no declarándolo fuera de sus límites.
Algunos de estos temas modernos podrían eventualmente explicarse dentro de los modelos existentes. Otros podrían requerir nuevos. Algunos podrían resultar erróneos. Así es como funciona el progreso.
Pero cuando el estigma decide de antemano qué preguntas son aceptables, no protegemos la ciencia. La empobrecemos.
El verdadero peligro no es investigar ideas que resultan extrañas. Es asumir que, porque algo resulta extraño, debe ignorarse.
La historia sugiere que ya hemos cometido ese error antes. Vale la pena preguntarse si lo estamos volviendo a cometer.
El estigma no es escepticismo. El verdadero escepticismo plantea preguntas. El estigma paraliza la investigación antes de que la evidencia tenga la oportunidad de surgir.
Cuando un tema se estigmatiza, los investigadores lo evitan, la financiación desaparece, no se recogen datos y la ausencia de pruebas se utiliza entonces como prueba de que el tema nunca mereció atención.
Así no es como avanza la ciencia.
Así es como frenamos el progreso de la humanidad.
Referencias
1. Hatzenbuehler, M. L. (2016). Structural stigma: Research evidence and implications for psychological science. American Psychologist, 71(8), 742. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27977256
2. Yingling, M.E., Yingling, C.W. & Bell, B.A. Faculty perceptions of unidentified aerial phenomena. Humanit Soc Sci Commun 10, 246 (2023). https://doi.org/10.1057/s41599-023-01746-3
3. U.S. House of Representatives, Committee on Oversight and Accountability. (2023, July 26). Unidentified anomalous phenomena: Implications on national security, public safety, and government transparency (Hearing transcript). U.S. Government Publishing Office. https://www.congress.gov/118/meeting/house/116282/documents/HHRG-118-GO06-Transcript-20230726.pdf
4. U.S. House of Representatives, Committee on Oversight and Accountability. (2024, November 13). Unidentified anomalous phenomena: Exposing the truth (HHRG-118-GO12-Transcript-20241113). U.S. Government Publishing Office. https://www.congress.gov/118/chrg/CHRG-118hhrg57440/CHRG-118hhrg57440.pdf
5. Sager, M. (2025, January 3). Podcast claiming autistic children are telepathic knocks Rogan off top spot. Newsweek. https://www.newsweek.com/joe-rogan-podcast-telepathy-tapes-autism-spotify-charts-2009384
7. Ekblad, L. (2022). Telepathy, anomalous experience and the relation to the autism spectrum (Preprint). Research Gate. OSF Preprints. https://doi.org/10.31234/osf.io/fw2b4
9. Lee, M. (2025, November). Can autism unlock hidden mental powers? Psychology Today.
10. Dickens, K. (Host). (2024). The Telepathy Tapes. Independent production. https://www.telepathytapes.com
11. Deery, J. Extending the extended consciousness debate: perception, imagination, and the common kind assumption. Phenom Cogn Sci 22, 955–973 (2023). https://doi.org/10.1007/s11097-021-09738-x
12. Farisco M, Laureys S, Evers K. Externalization of consciousness. Scientific possibilities and clinical implications. Curr Top Behav Neurosci. 2015;19:205-22. PMID: 25146416. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25146416
13. Gómez-Marín, A. (2025, September, 5). Neuroscientist speaks out on the hidden war on consciousness [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=K7NIicE_h9w
15. National Center for Complementary and Integrative Health. (2024, May). Psilocybin for mental health and addiction: What you need to know. U.S. Department of Health and Human Services. https://www.nccih.nih.gov/health/psilocybin-for-mental-health-and-addiction-what-you-need-to-know
16. Breeksema, J.J., Niemeijer, A., Krediet, E. et al. Patient perspectives and experiences with psilocybin treatment for treatment-resistant depression: a qualitative study. Sci Rep 14, 2929 (2024). https://doi.org/10.1038/s41598-024-53188-9
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| Fuente: Wesley Tingey / Unsplash |
Puntos clave
Cuando una nueva información amenaza la identidad y el significado, la mente a menudo responde desconectándose.
La sobrecarga cognitiva y la incertidumbre hacen que sea fácil ignorar las ideas grandes y sin resolver.
El miedo al estigma disuade silenciosamente a las personas de involucrarse en temas controvertidos.
Algo muy importante está sucediendo a plena vista, y casi nadie parece darse cuenta.
En los últimos años, se han televisado audiencias del Congreso, se han emitido repetidas noticias en las principales cadenas y se ha estrenado recientemente un documental impactante titulado "La Era de la Divulgación", que recopila gran parte de esta información e incluye revelaciones oficiales y testimonios jurados de docenas de altos funcionarios, tanto actuales como anteriores, del gobierno, las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia de EE. UU., quienes describen programas gubernamentales secretos y clasificados encargados de investigar fenómenos anómalos no identificados (FANI). Estos funcionarios describen un gran número de avistamientos de aeronaves inexplicables, materiales recuperados de accidentes que, según afirman, no son consistentes con la tecnología humana conocida, y restos de organismos biológicos no humanos. Todo esto apunta a la misma idea inquietante: la humanidad no está sola en el universo.
Si este fuera cualquier otro tema con implicaciones tan importantes, dominaría las conversaciones. Se debatiría en las mesas, y expertos e influencers lo analizarían y discutirían sin cesar en línea.
En cambio, la gente parece estar extrañamente callada al respecto.
Para muchas personas, incluso si la escuchan, la información apenas parece captarse, mientras que otras simplemente la rechazan o no se involucran en absoluto. Desde un punto de vista psicológico, la falta de interés colectivo es casi más interesante que las propias afirmaciones.
La pregunta es ¿por qué lo que posiblemente sea el mayor descubrimiento de la humanidad apenas está en el radar de la mayoría de la gente?
Cuando la nueva información entra en conflicto con la identidad
Los seres humanos no nos enfrentamos a la información de forma neutral. Le otorgamos un significado personal al absorberla a través de una lente cognitiva existente, compuesta por nuestra identidad y cosmovisión.
Las ideas que desafían supuestos fundamentales, como la singularidad de la humanidad, los límites de la tecnología o la transparencia de las instituciones, no son simplemente hechos nuevos. Desestabilizan los marcos mentales que ayudan a las personas a sentirse orientadas y seguras.
Esto crea lo que se conoce como disonancia cognitiva, la incómoda tensión psicológica que surge cuando la nueva información entra en conflicto con creencias profundamente arraigadas. Cuando la disonancia se vuelve demasiado intensa, la mente suele resolverla no actualizando las viejas creencias, sino desvinculándose por completo de la información.
Ignorar el tema, en este sentido, es una forma en que las personas regulan sus emociones.
El cerebro tiene un ancho de banda limitado
Otro factor contribuyente, más fácil de entender, es la sobrecarga cognitiva.
Vivimos en un estado constante de saturación mental: conflictos políticos, ansiedad climática, rápidos cambios tecnológicos, preocupación por el coste de la vida. Nuestros cerebros ya están trabajando a destajo para procesar amenazas, escenarios complejos y circunstancias novedosas.
Cuando la información nueva y cargada de emociones resulta abstracta y carece de instrucciones claras para actuar, a menudo se le resta prioridad. Desde un punto de vista neurológico, el cerebro se inclina hacia lo que se percibe como inmediatamente relevante y solucionable.
Las preguntas existenciales, especialmente aquellas que no tienen consecuencias personales obvias, son fáciles de posponer indefinidamente.
El poder del estigma social
Otra fuerza en juego es el estigma.
Durante décadas, la curiosidad por los OVNIs o la inteligencia no humana se consideró culturalmente poco seria o marginal. Incluso cuando el debate se ha trasladado a ámbitos gubernamentales formales, esas asociaciones aún persisten.
Muchas personas pueden sentir curiosidad en privado y al mismo tiempo pensar: no quiero parecer tonto, crédulo o extremista.
Los psicólogos se refieren a esto como influencia social normativa: la tendencia a alinear creencias y comportamientos con lo que se considera socialmente aceptable. La influencia social normativa quedó bien demostrada en los famosos experimentos lineales de Solomon Asch, donde las personas daban respuestas incorrectas intencionalmente para encajar.
Hasta que la idea de la inteligencia no humana y de las naves espaciales se discuta más ampliamente, el silencio es una forma de proteger la reputación y la pertenencia social, independientemente de lo que la gente crea en privado.
La ambigüedad crea ansiedad
También está el problema de la incertidumbre.
La información que se divulga no ofrece conclusiones claras. Plantea preguntas profundas sin resolverlas. Para muchos, la ambigüedad puede resultar muy incómoda.
La mente prefiere las narrativas coherentes, incluso las imperfectas, a la complejidad sin resolver. Cuando las respuestas son incompletas, las personas suelen optar por la evasión en lugar de una interacción sostenida.
En otras palabras, no es solo lo que se sugiere lo que es difícil de afrontar. Es la falta de claridad sobre qué hacer con ello.
El peso existencial bajo la superficie
Por último, está la gravedad emocional de la idea en sí.
Si la humanidad no está sola, desafía las suposiciones arraigadas sobre nuestro significado, nuestro control y poder, y nuestra identidad como especie dominante. Estas preguntas se relacionan con la religión, la mortalidad y el lugar de la humanidad en el universo.
Para muchas personas, ese nivel de perturbación existencial es simplemente demasiado para integrarlo de golpe. Evitarlo puede ser una forma de autoprotección.
El silencio no significa apatía
Lo que parece indiferencia puede en realidad reflejar una respuesta psicológica compleja:
- Disonancia cognitiva
- Sobrecarga cognitiva
- Miedo al estigma social
- Intolerancia a la ambigüedad
- Autoprotección existencial
La historia sugiere que las ideas que cambian paradigmas rara vez se asimilan en tiempo real. Se resisten, se minimizan y se normalizan lentamente solo después de que la psique ha tenido tiempo de adaptarse.
Independientemente de que las revelaciones actuales resistan o no el escrutinio, la respuesta silenciada del público revela algo sobre la naturaleza humana:
A menudo nos resistimos a nuevas ideas, no porque no las entendamos, sino porque el cambio puede ser emocionalmente difícil.
https://www.psychologytoday.com/us/blog/living-forward/202512/why-is-no-one-talking-about-the-aliens
Modificado por orbitaceromendoza










