La sonda Cassini aporta nuevas pruebas de que la pequeña luna de Saturno puede tener las condiciones adecuadas para albergar vida
j. de jorge
Encélado,
la pequeña luna de Saturno, es uno de los mundos más prometedores para
los científicos que buscan vida fuera de la Tierra. Ahora, la esperanza
es aún mayor. La sonda Cassini de la NASA ha obtenido nuevos datos que confirman el gran potencial de este satélite natural para albergar vida extraterrestre.
En una nueva serie de sobrevuelos, la nave espacial ha analizado los
chorros que, desde lo que puede ser un gran mar subterráneo, erupcionan
como géiseres a través de las grietas de la superficie helada de la
luna. Y ha comprobado que las condiciones de salinidad -las mismas que
en los océanos de la Tierra- y de calor son las adecuadas para que
pueda albergar vida.
Además, los científicos creen que para confirmar definitivamente la
presencia de pequeños organismos no haría falta taladrar la luna -algo
que costaría mucho tiempo y esfuerzo- sino que sería suficiente con
examinar el vapor de agua que sale disparado.
«Más
de 90 chorros de todos los tamaños cercanos al polo sur de Encélado
están expulsando vapor de agua, partículas de hielo y compuestos
orgánicos», afirma Carolyn Porco, investigadora de la Cassini. La nave
ha volado en varias ocasiones a través de estas ráfagas -la última este
mismo martes, a 46 millas sobre el polo sur- y ha encontrado que la salinidad de las partículas de hielo es la misma que la de los océanos de la Tierra. Las mediciones térmicas de las grietas de Encélado
también han revelado temperaturas suficientemente cálidas. Parece que
el culpable de este calor es el propio Saturno, debido a su tirón
gravitacional, que hace que la forma de la luna cambie un poco cada día a
medida que orbita, movimientos que generan calor. Este tirón pudo ser
aún mayor en el pasado.
Vida similar a la Tierra
La
investigadora cree que Encélado, con su mar de líquido bajo la
superficie, los productos orgánicos, y una fuente de energía, puede
albergar el mismo tipo de vida que encontramos en ambientes similares de la Tierra, como las rocas volcánicas subterráneas, donde hay abundante calor y agua líquida.
Y,
sobre todo, lo que a los científicos les encanta de Encélado es que es
fácil de analizar, debido a los chorros de vapor que salen de sus
entrañas como un regalo. Ni siquiera hay que escarbar bajo la
superficie. «Parece una locura, pero los microbios podrían estar nevando sobre la superficie de este pequeño mundo.
Es es el lugar más prometedor que conozco para buscar vida fuera de la
Tierra», asegura Porco. Para la científica, no hay duda: «Tenemos que
volver a Encélado».
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