sábado, 26 de octubre de 2013

Espacio exterior: Soñando el sueño imposible

Espacio exterior
Soñando el sueño imposible
La búsqueda de lo que hay allí afuera.



Crédito: goodreads.com
Astrobiología, el estudio de la vida extraterrestre, ha sido durante mucho tiempo una ciencia sin sujeto. Eso puede estar a punto de cambiar. El primer exoplaneta (un mundo que orbita otra estrella) fue descubierto en 1992. Más de 100 más son conocidos ahora, y miles de otros han sido identificados por los telescopios espaciales, como la misión Kepler ya desaparecida de la NASA, esperando la confirmación de los instrumentos en la Tierra.

Ya varios planetas han sido identificados que son similares a la Tierra en términos de tamaño, temperatura y gravedad. Las estadísticas parecen indicar que los mundos similares a la Tierra son comunes en la galaxia. Las estimaciones de la misión Kepler sugieren que puede ser de 2 mil millones de ellos. La primera detección de vida en otro planeta también podría suceder en el próximo siglo.

Lee Billings, un periodista científico estadounidense, ha escrito una guía definitiva del campo más caliente de la astronomía. “Five Billion Years of Solitude” es, a partes iguales, una introducción a la búsqueda de otros mundos, una biografía de la Tierra y la vida que lo habita, y una historia acerca de cómo la exoplanetología creció, y cómo, con la hora de su mayor triunfo acercándose, se quedó corto. 

Billings traza la formación y evolución de la Tierra, una historia compleja y fascinante de la interacción entre la geología, la química y la vida biológica en sí, lo que afecta a la atmósfera del planeta, a los océanos y a las rocas. Cita las primeras especulaciones de la década de 1960 acerca de cuán común podría ser la vida extraterrestre, y describe su reciente impulso por los exoplanetologistas, a raíz del éxito en su campo, para construir colosales telescopios espaciales de alta tecnología que escanear 1000 de las estrellas más cercanas a la Tierra en busca de compañeros planetarios.

Las mayores y más capaces máquinas serían capaces remotamente de olfatear el aire de un planeta, en busca de una mezcla de gases, tales como altas concentraciones de oxígeno altamente reactivas, que sugerirían habitación, y producir mapas aproximados de las superficies planetarias. El descubrimiento de un mundo que disponga de vida extraterrestre, aunque no presente señales de inteligencia, sería uno de los más grandes descubrimientos que se hayan hecho, por fin respondiendo a la pregunta de si la humanidad está sola en el cosmos. Pero esto tendrá que esperar, porquBillings también muestra cómo el sueño de construir los telescopios se fue a pique en medio de los recortes presupuestarios, los sobrecostos de la NASA y de la oposición celosa de otros lugares dentro de la astronomía.

Las diversas disciplinas que conforman la ciencia planetaria, (la astronomía, la biología y la geología) ofrecen una maravillosa inmensa perspectiva. Mirando a través de los oscuros años luz del espacio, o de los eones silenciosos de los estratos geológicos revelados en un acantilado, se alienta a los grandes pensamientos.

Tomemos, por ejemplo, el destino del único planeta habitado conocido, actualmente existente: la Tierra. la ciencia planetaria revela que la vida en la Tierra es ya de mediana edad. Surgió hace unos 3000 millones años y tiene más o menos el mismo tramo por delante. En ese momento el Sol poco a poco, casi imperceptiblemente, se calentará. Con el tiempo, llegará a ser lo suficientemente caliente como para recorrer la Tierra limpiándola de la vida.

Animales complejos, como los humanos, los animales y la mayoría de las plantas tienen menos tiempo remanente, tal vez millones de años más o menos. Cuando el Sol ilumine gradualmente, el nivel de dióxido de carbono en el aire caerá, sin importar cualquier repunte temporal a lo largo de los milenios causado ​​por cosas tales como una civilización basada en los combustibles fósiles. Un día, en un futuro lejano, las plantas que forman la base de la cadena alimentaria se encontrarán con que ya no pueden realizar la fotosíntesis. Cuando eso suceda, la vida compleja se extinguirá, y la bacteria volverá a heredar la Tierra.

Armado con esa visión a largo plazo, algunos de los científicos con los que Billings escribe apuntan a que, en última instancia, la elección de la humanidad estará entre los vuelos espaciales y la eventual extinción. Es una filosofía que a menudo se mantiene oculta, escribe, por miedo al cínico ridículo. Pero no es menos común entre aquellos que sueñan con la búsqueda de otras formas de vida entre las estrellas.


Modificado por orbitaceromendoza 

1 comentario:

  1. La civilización tiene que ir al espacio. Si no, aqui no podra seguir. Eso pienso. Los exoplanetas, son una esperanza para habitarlos en un futuro; y las naves del espacio deberán if-a modo de 2001, Una Odisea Espacial- por el cosmos. Incluso la luna puede ser habitable, como Marte y otros planetas y satélites naturales. Un saludo,Luis.

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