lunes, 21 de marzo de 2016

Humanoides en Cuba: Ponencia de la Primera Jornada Científica de Ovnilogía

Humanoides en Cuba
Ponencia de la Primera Jornada Científica de Ovnilogía.

Por Orestes Girbau


Especie de alienígena identificado por un testigo en Ciudad de la Habana

¿Quiénes son? ¿De dónde proceden? ¿Qué motivan sus eventuales visitas?

Las anteriores interrogantes plantean claras inquietudes para el hombre del casi finalizado siglo XX y además una fascinante oportunidad a su desarrollo humano, al afrontar hechos tan enigmáticos como irrebatibles. Cuya consideración sin lugar a dudas es de suma importancia mundial.

¿Quién no ha sentido duda o curiosidad al oír hablar de ellos por la radio y leer algún artículo en publicaciones especializadas dando a conocer experiencias del tercer tipo?

Estos controvertidos personajes son tema de serios debates y están adecuadamente documentados dentro del historial ovnístico.

Para organizar mejor esta primera respuesta, permítaseme ante todo clasificarlos, acorde al análisis resultante de la experiencia. Dichas formas –vamos a denominarlas así- se dividen en cuatro agrupaciones principales que obviamente están subdivididas.
  1. Humanoides
  2. Animalescos
  3. Entidades Parafísicas
  4. Androides (programados o guiados a control)
El experto suizo Eric Zurcher realizó un estudio estadístico-comparativo de nuestros visitantes basado en el parámetro de la altura, tomando una muestra de 164 casos franceses.
  1. Hasta 1.60 metros de altura 64 % de los casos
  2. Entre 1.60 y 2 metros 24 % de los casos
  3. Más de 2 metros de altura 12 % de los casos
Haciendo una desproporcionada analogía con cinco desusados encuentros cercanos cubanos acaecidos en el período de 1992-97 el resultado aparece como sigue:
  1. Hasta 1.60 metros de altura 40 % de los casos
  2. Entre 1.60 y 2 metros 20 % de los casos
  3. Más de 2 metros de altura 40 % de los casos
Aquí se aprecia la proporción de entidades con tamaño intermedio que se mantiene coherente.

Involucrados también en subrepticias visitas por nuestro territorio, los posibles alienígenas son observados recogiendo muestras de plantas, dejando posteriormente huellas que delatan sus (¿casuísticas?) incursiones, ejemplo suficiente para avalar cualquier presencia del fenómeno OVNI (encuentro de segunda clase) e igualmente se han visto merodear por lugares disímiles (como cementerios y zonas prohibidas) y por último, conmocionando desde la perspectiva aérea a pacíficos pobladores.

Comentaremos entonces las hipótesis sobre la procedencia de estos "aparentes" astronautas al revés, porque no harían otra cosa que imitar nuestras incuestionables pretensiones durante los alunizajes, etc, efectuados desde 1957.

Suposición muy de moda pero algo antigua es la que expresan los científicos investigadores de talla como el francés Jacques Vallée que está prácticamente convencido sobre la extradimensionalidad del plano en el cual se mueven estas misteriosas criaturas capaces de paralizarnos, inducirnos telepáticamente, abducirnos y penetrar en los dormitorios mientras dormimos. A decir verdad, ya en 1955 Harold Leland Goodwin, asesor en aquella época del Consejo Investigativo para la Seguridad Nacional de Estados Unidos, escribía "También se ha sugerido que los platillos voladores son una manifestacioón tridimensional de algo que proviene de un mundo adyacente o multidimensional coexistente".

Otro argumento determinante es la llegada de hombrecillos galácticos y extragalácticos, alternativa que presupone con todo rigor científico, un acelerado desarrollo tecnológico y capacidad biológica de supervivencia, posibilitado por el vuelo hiperespacial. ¿Estarían estas sociedades más evolucionadas dispuestas a entenderse con nosotros?. ¿La entenderíamos?.

Han surgido no pocas líneas de pensamientos coincidentes que han divulgado consecuentemente sus lógicas proposiciones, avaladas por la selectividad u otras evaluaciones realizadas de esta fenomenología que han implicado a razas espaciales dentro de los límites del Sistema Solar. La ciencia oficial, muy conservadora, prefiere no especular respecto a plataformas siderales, al hipotético planeta Faetón, desintegrado, entre las órbitas de Marte y Júpiter, el famoso planeta 12 con su sui géneris orbitabilidad elíptica o sobre el tan traído y llevado Clarión, mundo ubicado más allá de Plutón. Los advenedizos pudieran provenir de ahí. Este planeta es imposible de ver, pues tendría el mismo tamaño y masa que la Tierra, trasladándose por la misma órbita, encontrándose siempre el Sol entre los dos planetas. Al aumentar o disminuir nosotros la velocidad, los clarionenses hacen lo mismo.

En otro orden de argumentaciones se hacen alusiones que justifican la pobre relación de las entidades biológicas extraterrestres (EBES) con los terrícolas debido al flujo contaminante del ambiente atmosférico presente. Los forasteros estarían escondidos en regiones, lógico es, de muy difícil acceso para el hombre. (incuestionablemente serían los fondos marinos y áreas inaccesibles de la litósfera).

Como fuere, esos antiguos compañeros de viaje están provocando una revalorización del concepto sobre nuestros orígenes y destinos. La clonación, los experimentos electrónicos con animales y la reciente historia del Cromañón con su salto evolutivo de capacidad cerebral deben ofrecernos aleccionadoras posibilidades de respuestas.

Nuestros foráneos, si no son también terrestres del futuro, están estrechamente vinculados a la oscura historia protagonizada por alguna protocivilización y que es materia de investigación dentro de la nueva Ciencia bautizada Paleocosmonaútica.

Finalmente, ¿qué buscan en el tercer planeta azul? La respuesta es atrayente filosóficamente hablando y tiene sus matices tanto académicos como ufológicos.

Quizás necesiten de nosotros y no somos capaces de imaginarlo, y sin proponérnoslo directamente, hemos estado haciéndoles vivir sobre ascuas, ante la falta de armonía y el deterioro del ecosistema que preconizamos.

Recoger hojitas, tallos, dejar a su paso unos metros de terreno en estado deplorable, husmear y conmocionar a sus hermanos menores en intelecto haciendo gala sutil de poderío tecnológico, no parecen ser solamente los objetivos trazados por estos seres, que por lo que se debe inferir (apelando con justicia a nuestros esquemas de pensamientos) son superiores en moral, ética y espiritualidad. Sencillamente, están observándonos constantemente, esperando que comprendamos lo inútil de nuestra propia falta de entendimiento.

Ellos, mientras tanto, experimentan (en ocasiones negativamente para nuestros intereses, incluso psicológicos) con haces luminosos, sistemas electromagnéticos, gravitacionales y capacidades extrasensoriales, para incluir en sus agendas las relaciones sexuales.

Pudiera ser que la piel humana y su metabolismo en general, así como también nuestra fauna y flora, minerales, el sonreír de las bellas mujeres terrícolas, las causas que provocan el sentimiento o las lágrimas, en fin el dolor y la felicidad les motiven interés y vislumbren, en este mundo de nosotros, al que a veces nos agobian lo difícil de sus situaciones extremas, una manera de recuperar facetas perdidas hace milenios ante la marea ascendente de sus naturales evoluciones psicobiológicas. Tal vez les halla pesado experimentar demasiado con ellos mismos, aunque el hecho de ellos existir nos brinda (positivamente) un claro mensaje de que pudieron sobrevivir a la hecatombe nuclear, ecológica y genética.

La creciente presencia "violatoria" en los predios territoriales cubanos de estos "ajenos" y antiguos personajes son un reto al entendimiento y un claro mensaje para aquellos que piensan en el sensacionalismo de occidente, la histeria colectiva (a la que irónicamente se suman los radares, pilotos, cámaras fotográficas y videos) y el amañado planeta Venus, chivo expiatorio de toda una pléyade generacional de intoxicadores.

Las absurdas o aberrantes experiencias por un lado y el manifiesto cauce místico reiteradas en otras, (abducidos y contactados) unido la capacidad extrasensorial poseída por esas EBEs y transmitidas a ciertos terrestres, según miles de testimonios, nos permite deducir que los investigadores oficiales , al igual que los ovnílogos, están desconcertados en un callejón sin salida.

El tiempo, en definitiva, nos dará la razón del porqué existe preocupación por esta especialidad temática en muchos sectores.

No sería erróneo creer que los ET están aún más preocupados por los terrestres debido a nuestras limitaciones mentales de una parte y los excesos de libertinaje por otra.

En fin: ¿La ciencia podrá darnos alguna respuesta?

Si esta última, en todo el mundo confiara y se compenetrara más con los genuinos ovnílogos, (ortodoxos o no), probablemente la respuesta sería algo menos incierta y mucho más original hacia una opinión pública que merece la confianza depositada en todos.


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