Chalac, Formosa: Aterrizaje en una toldería de indios tobas (21 de febrero de 1965)
por Dr Roberto Banchs (CEFAI)
Crédito: Visión OVNI
por Dr Roberto Banchs (CEFAI)
Crédito: Visión OVNI
Comunidad toba. |
Discrepantes versiones (1) se ofrecieron sobre un presunto episodio acaecido en una toldería de los indios Tobas[1], cuyo nombre es “Chalac”.
Un cable de la agencia Saporiti (2) señala que “de acuerdo a una información del diario La Provincia, de Misiones[2], las autoridades provinciales de Formosa anunciaron que fueron observadas dos aeronaves similares a las que en la noche de las elecciones (N. del A.: para designar 13 legisladores provinciales) habían aterrizado en una población indígena, habiéndose tomado fotografías de los platos voladores -así se los designó- que fueron reveladas y enviadas a la Capital Federal para su estudio”.
Poco antes de las 21 horas del domingo 21 de febrero de 1965, en una aldea indígena cerca de Chalac, Formosa, una “aeronave desconocida, de color de aluminio, se deslizó velozmente realizando varios giros a escasa altura del poblado, para aterrizar en un descampado. Ante el asombro de los nativos -consigna la noticia- surgieron tres figuras envueltas en refulgente luz celeste".
"Los desconocidos seres se movían en el terreno con dificultad y llegaron así hasta el lugar donde se encontraban 50 indios tobas aterrados. Uno de los indígenas tomó un caballo y comunicó la novedad a la policía que de inmediato procedió a trasladarse hasta el sitio (…). Los policías constataron que las tres figuras continuaban avanzando hacia la aldea en forma circular envueltos en la fosforescencia. El diario señala que los funcionarios policiales tomaron varias fotografías de los extraños seres y de la aeronave en que llegaron hasta la población indígena de Chalac, una mísera aldea donde sus pobladores viven prácticamente en la indigencia" (sic).
"Cuando los flashes de las cámaras fotográficas iluminaron la escena, los seres procedieron a retirarse, siempre con evidente dificultad, hasta el artefacto del que hablan descendido. Allí permanecieron unos 15 minutos, para luego alejarse raudamente con un ensordecedor fragor y envuelta en una deslumbrante luminosidad de brillos esporádicos".
La noticia periodística concluye diciendo que la policía de Formosa mantiene “un estricto hermetismo sobre el particular”.
A propósito, podría suponerse que Chalac -pese a tratarse de una “mísera aldea”- tiene alguna importancia, al menos, por disponer de un puesto policial cuyo personal, inclusive tenía prontas cámaras fotográficas con flash. Meritorio seria también la prontitud en desplazarse hasta el lugar, ya que entre idas y vueltas, los desconocidos visitantes del espacio todavía continuaban avanzando (aunque, eso sí, con alguna dificultad). Pero en esta remozada versión de La Guerra de los Mundos (War of the Worlds), no es la proverbial lluvia que cae sobre los alienígenas salvando a los humanos, sino la inofensiva acción de la luz de los flashes.
Por otra parte, señalamos que la información de la Agencia Saporiti resulta confusa, entremezclada. Su párrafo inicial da la impresión de tratarse de dos casos, uno de los cuales intervino personal policial de Formosa (obteniendo fotografías de dos objetos que incursionaron en el espacio de esa provincia, remitiendo el material a Buenos Aires), y un segundo episodio, muy fantasioso, que se refiere al descenso de un OVNI con tres ocupantes, en una aldea aborigen.
Así pues, varios ufólogos intentamos sin resultado ubicar geográficamente a Chalac, la aldea toba. En particular, procedimos a verificar la amplia cartografía existente y consultar a numerosos regionalistas[4]. Nuestras sospechas adquirieron mayor peso, pero aún era posible obtener una definición fuera de toda duda.
Comunicado del Instituto Nacional de Antropología. |
En
1985 nos dirigimos mediante expediente oficial al Instituto Nacional de
Antropología (dependiente del Ministerio de Educación y Justicia,
Secretaria de Cultura de la Nación), solicitándole información fiable
respecto a un asentamiento de indios tobas de nombre Chalac, señalando
la posibilidad de que la ortografía pudiera no ser estrictamente
correcta.
Seis meses después su Directora nos dio la respuesta esperada: Nunca se ha visto en la bibliografía y cartografía existente en ese Instituto Nacional el topónimo “Chalac”. Incluso, la voz mas parecida en un dialecto toba es “chayksal” (sitio de palmeras), tan común en la región que, de existir, sería imposible ubicarla.
Unas hipótesis acerca del origen del rumor
¿Dónde se habría originado este rumor o invención periodística? Queda claro que una parte se debe a una confusión producida en la propagación de dos supuestos informes. Pero ello no dilucida la naturaleza del episodio central, que nos ocupa.
En una vía especulativa, quizá debamos remitirnos al contenido mismo de la noticia, cuando dice: “creían que se trataba de uno de los novedosos métodos (de propaganda) electorales que se aplicaron últimamente en la provincia, con motivo de las elecciones"[5]. Sin otro comentario, podría resultar oportuno conocer el pensamiento de un aborigen toba, Rubén Saravia, expuesto años después: “Ya es hora de que no se acuerden de los indios únicamente cuando hay elecciones…” (3).
Introduciéndonos en su historia, hallamos otros indicios posibles. Hace varios miles de años los indios tobas presenciaron un espectáculo sorprendente: “Un pedazo de cielo petrificado se descolgó y cayó cerca de sus chozas”. Esto ocurrió al sur de la provincia de Formosa, en la frontera entre Chaco y Santiago del Estero. Desde esa vez, la zona fue denominada “Campo del Cielo”.
Precisamente en 1965, coincidiendo con el episodio de Chalac, una expedición científica logró verificar la teoría de la existencia de “un meteorito en órbita terrestre que estalló a gran altura”. El fenómeno observado por los indios tobas había sido imponente y terrorífico, de acuerdo con lo que han podido establecer los geólogos[6]
Durante milenios estas piedras estuvieron allí, intactas, como mudos testimonios. Las leyendas que tejieron los indios tobas sobre su procedencia fueron increíbles. La tradición oral hablaba de la llegada de malos espíritus; de animales feroces escondidos bajo tierra, hasta del castigo propinado por el dios Sol a los jefes guerreros de cada tribu. Lo que nadie pudo borrar de todas esas leyendas es el nombre del lugar, “Campo del Cielo”, y la visión fantástica transmitida por las distintas generaciones tobas, establecidas donde sería alguna vez territorio argentino.
Cuando en 1965 se logró dilucidar definitivamente el origen de la leyenda, “Campo del Cielo” pasó a ocupar las páginas de las publicaciones científicas y de los diarios del mundo, desde que la agencia de noticias Associated Press recogiera un artículo publicado por la revista Science, de New York y lo difundiera por toda su red de publicaciones.
De este modo, “la extraña aparición” venida del cielo, presuntamente ocurrida en “una aldea indígena cerca de Chalac”, parece evocar la mítica explicación atribuida a la lluvia de meteoritos de “Campo del Cielo” (auténtico fenómeno extraterrestre), reanimando la leyenda que le dio origen, aunque esta vez adopte una forma tecnificada y conlleve otros propósitos distintos a los de la cultura que la produjo.
Referencias
(1) Ribera, Antonio. Platillos Volantes en Iberoamérica y España. Pomaire, Barcelona, 1968, Págs. 14213: citando la versión de la CODOVNI difundida por el francés Jean Vuillequez.
Creighton, Gordon, en: Los Humanoides. Pomaire, Barcelona, 1967, Págs. 153/4: citando las versiones de FSR, jul-ago. 1965, Pág. 30 y el diario Córdoba, Córdoba, Febrero 25, 1965.
(2) La Voz del Interior (Ag. Sapiriti), Córdoba, Febrero 24, 1965; El Pueblo (Ag. UPI), Río Cuarto-Córdoba, Febrero 25, 1965.
(3) Clarín, Revista, Buenos Aires, Julio 6, 1986, Pág. 8
Seis meses después su Directora nos dio la respuesta esperada: Nunca se ha visto en la bibliografía y cartografía existente en ese Instituto Nacional el topónimo “Chalac”. Incluso, la voz mas parecida en un dialecto toba es “chayksal” (sitio de palmeras), tan común en la región que, de existir, sería imposible ubicarla.
Unas hipótesis acerca del origen del rumor
¿Dónde se habría originado este rumor o invención periodística? Queda claro que una parte se debe a una confusión producida en la propagación de dos supuestos informes. Pero ello no dilucida la naturaleza del episodio central, que nos ocupa.
En una vía especulativa, quizá debamos remitirnos al contenido mismo de la noticia, cuando dice: “creían que se trataba de uno de los novedosos métodos (de propaganda) electorales que se aplicaron últimamente en la provincia, con motivo de las elecciones"[5]. Sin otro comentario, podría resultar oportuno conocer el pensamiento de un aborigen toba, Rubén Saravia, expuesto años después: “Ya es hora de que no se acuerden de los indios únicamente cuando hay elecciones…” (3).
Introduciéndonos en su historia, hallamos otros indicios posibles. Hace varios miles de años los indios tobas presenciaron un espectáculo sorprendente: “Un pedazo de cielo petrificado se descolgó y cayó cerca de sus chozas”. Esto ocurrió al sur de la provincia de Formosa, en la frontera entre Chaco y Santiago del Estero. Desde esa vez, la zona fue denominada “Campo del Cielo”.
Precisamente en 1965, coincidiendo con el episodio de Chalac, una expedición científica logró verificar la teoría de la existencia de “un meteorito en órbita terrestre que estalló a gran altura”. El fenómeno observado por los indios tobas había sido imponente y terrorífico, de acuerdo con lo que han podido establecer los geólogos[6]
Durante milenios estas piedras estuvieron allí, intactas, como mudos testimonios. Las leyendas que tejieron los indios tobas sobre su procedencia fueron increíbles. La tradición oral hablaba de la llegada de malos espíritus; de animales feroces escondidos bajo tierra, hasta del castigo propinado por el dios Sol a los jefes guerreros de cada tribu. Lo que nadie pudo borrar de todas esas leyendas es el nombre del lugar, “Campo del Cielo”, y la visión fantástica transmitida por las distintas generaciones tobas, establecidas donde sería alguna vez territorio argentino.
Cuando en 1965 se logró dilucidar definitivamente el origen de la leyenda, “Campo del Cielo” pasó a ocupar las páginas de las publicaciones científicas y de los diarios del mundo, desde que la agencia de noticias Associated Press recogiera un artículo publicado por la revista Science, de New York y lo difundiera por toda su red de publicaciones.
De este modo, “la extraña aparición” venida del cielo, presuntamente ocurrida en “una aldea indígena cerca de Chalac”, parece evocar la mítica explicación atribuida a la lluvia de meteoritos de “Campo del Cielo” (auténtico fenómeno extraterrestre), reanimando la leyenda que le dio origen, aunque esta vez adopte una forma tecnificada y conlleve otros propósitos distintos a los de la cultura que la produjo.
Referencias
(1) Ribera, Antonio. Platillos Volantes en Iberoamérica y España. Pomaire, Barcelona, 1968, Págs. 14213: citando la versión de la CODOVNI difundida por el francés Jean Vuillequez.
Creighton, Gordon, en: Los Humanoides. Pomaire, Barcelona, 1967, Págs. 153/4: citando las versiones de FSR, jul-ago. 1965, Pág. 30 y el diario Córdoba, Córdoba, Febrero 25, 1965.
(2) La Voz del Interior (Ag. Sapiriti), Córdoba, Febrero 24, 1965; El Pueblo (Ag. UPI), Río Cuarto-Córdoba, Febrero 25, 1965.
(3) Clarín, Revista, Buenos Aires, Julio 6, 1986, Pág. 8
[1] La comunidad de indios tobas estimada por esa fecha en unos 7.000 aborígenes, ocupa la región del nordeste argentino, provincias de Chaco y Formosa, está dedicada a las tareas agrícolas y artesanales.
[2] El nombre correcto del diario es PROVINCIA, de Posadas, Misiones. Era su director Nelson Guimaraes. Comenzó a salir en 1963 y dejó de editarse en 1965.
[3] La versión de G. Creighton (op. cit., pág. 153), citando a Oscar Galíndez, refiere que se trataría de 5 tripulantes aunque -de todos modos, en su opinión-, “el aterrizaje de Chalac no había podido ser comprobado y había motivos para pensar que se trataba de una superchería”, según ABC, Madrid, del 24 de febrero de 1969 (artículo de Carlos Murciano).
[4] Cuando en Marzo de 1987 tuvimos el privilegio de integrar el Consejo Ejecutivo del “Encuentro Contemporáneo con Nuestras Culturas Aborígenes”, se presentó la ocasión de preguntar a los delegados tobas acerca del episodio de Chalac. Manifestaron desconocer tanto el hecho expuesto como el pretendido lugar.
[5] Esta elección era de gran importancia, a pesar de ser netamente local, pues iría a dar una pauta de relación ante las elecciones nacionales del 14 de marzo. De allí que las agrupaciones hayan colocado en la campaña todos sus esfuerzos (v.: Ecos Diarios, Necochea, Febr. 19-22, 1965).
[6] Durante años hubo dos teorías: una que responsabilizaba a los indios tobas de la existencia de los cráteres, alegando que eran obra de ellos; y otra que aseguraba que hace siglos hubo una lluvia meteorítica. La Dra. Luisa Mora Villar, miembro de la expedición argentino-norteamericana, explicó que los meteoritos no cayeron verticalmente, sino de forma rasante y violenta, hasta enterrarse. Para dar una idea de sus dimensiones, el cráter más pequeño tiene apenas 6 m. de diámetro y el mayor alcanza 110 m. (v.: Crónica, Buenos Aires, 4 septiembre 1965).
Como curiosidad, en enero de 1990, dos norteamericanos y un argentino fueron detenidos por la policía cuando intentaban cruzar el límite interprovincial transportando, perfectamente acondicionado, el meteorito “Chaco” -segundo en el mundo por su magnitud- de “Campo del Cielo”. El aerolito extraído pesa unas 33 toneladas y tiene 3 metros por 2 de alto.
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