Un planeta podría albergar un gran océano de agua líquida, clave para la vida extraterrestre
Se trata de un integrante del sistema planetario LHS1140, situado en la constelación de Cetus, a unos 41 años luz de la Tierra. "Debería ser una piedra Rosetta para los estudios atmosféricos exoplanetarios”, destacaron los investigadores.
Imagen: EFE |
Un equipo internacional de investigadores confirmó que el sistema planetario LHS1140 tiene dos planetas y podría albergar otros dos, pero el dato impactante es que uno de ellos, el LHS1140 b, situado en la zona de habitabilidad, parece tener un gran océano de agua líquida, lo que lo convierte en un objetivo perfecto para la búsqueda de biomarcadores para la vida.
La investigación, publicada en Astronomy & Astrophysics y liderada por el Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA), se llevó a cabo con los datos obtenidos con el instrumento de última generación ESPRESSO -instalado en el telescopio VLT del Observatorio Europeo Austral en Chile- y con los datos obtenidos por el observatorio espacial TESS de la NASA.
LHS1140 es un sistema planetario situado en la constelación de Cetus, a unos 41 años luz de la Tierra, en el que ya se conocían dos planetas, LHS1140 b y LHS1140 c. El primero está situado en la denominada zona de habitabilidad de su estrella, una enana roja cinco veces más pequeña que nuestro Sol.
En tanto, el planeta más cercano, LHS1140 c, orbita la estrella cada 3,8 días, mientras que LHS1140 b lo hace cada 24,7 días, detalla el CAB en una nota.
Los datos permitieron obtener valores muy precisos de las masas y radios de ambos planetas (6,5 masas terrestres y 1,7 radios terrestres para LHS1140 b; y 1,8 masas terrestres y 1,3 radios terrestres para LHS1140 c) y determinar que su densidad es igual que la de la Tierra.
El estudio también caracterizó la composición interna de ambos planetas -la distribución del núcleo, manto y corteza-, y la cantidad de agua líquida que pueden tener, que en el caso de LHS1140 b, todo indica que su superficie está cubierta por un océano de agua líquida.
“Se trata del planeta situado en la zona habitable de su estrella donde se ha podido cuantificar de forma más precisa la potencial cantidad de agua líquida presente, lo que convierte a LHS1140 b en uno de los mejores planetas para la búsqueda de biomarcadores”, explica Jorge Lillo-Box, investigador del CAB y autor principal del estudio.
La gran precisión de los datos permitió también encontrar otro potencial planeta en el sistema, LHS1140 d, con una masa de 4,8 masas terrestres y un periodo orbital de 78,9 días, ligeramente más alejado de la zona de habitabilidad de la estrella y con una composición en la frontera entre rocoso y gaseoso.
Los investigadores también realizaron un estudio detallado de los datos en busca de compañeros co-orbitales o exotroyanos, es decir, planetas alojados en la misma órbita.
De esta manera, la investigación sugiere que el planeta más interno (LHS1140 c) podría tener uno de estos compañeros co-orbitales, lo que le convierte en uno de los primeros candidatos a exotroyanos descubiertos hasta ahora, aunque hará falta un estudio más detallado y observaciones adicionales para confirmarlo.
“El sistema planetario de LHS1140 es ideal en nuestro camino hacia la caracterización atmosférica de planetas rocosos. El planeta más interno ha de tener un gran contenido en vapor de agua, mientras que el planeta en la zona habitable debe mostrar características atmosféricas muy diferentes y quizás permita la búsqueda de biomarcadores como el ozono o el metano”, señala Lillo-Box.
El sistema planetario LHS1140 contiene el tipo de planetas que buscará el experimento KOBE, un programa de legado del Observatorio de Calar Alto (CAHA) del que Lillo-Box es el investigador principal, y que buscará planetas en la zona de habitabilidad de estrellas ligeramente más calientes que LHS1140, aunque más frías que nuestro Sol.
Estas estrellas ofrecen una oportunidad única para la búsqueda de vida porque, aunque su actividad es mucho menor que en las estrellas más frías, su zona de habitabilidad está más cerca que en las estrellas de tipo solar.
El programa, que comenzará en 2021 y finalizará en 2023, utilizará el instrumento CARMENES instalado en el telescopio de 3,5 metros del CAHA.
Para David Barrado Navascués, investigador del CAB y coautor del estudio, “el sistema planetario de LHS1140 debería ser una piedra Rosetta para los estudios atmosféricos exoplanetarios” en los que el nuevo telescopio espacial James Webb -cuyo lanzamiento está previsto en 2021-, jugará un papel fundamental.
¿Otro indicio de vida en Venus?: descubren en su atmósfera glicina, un componente clave de las proteínas
El aminoácido sigue un patrón similar a la de la fosfina, cuyo hallazgo fue anunciado en septiembre por otro equipo de científicos cono un indicio de vida en ese planeta.
Imagen ilustrativa (Pixabay / GooKingSword) |
Tras el descubrimiento de rastros de fosfina en Venus, que fue anunciado el pasado mes de septiembre como un indicio de la presencia de vida en este planeta, ahora un equipo diferente de investigadores ha informado del hallazgo en la atmósfera venusina de glicina, un aminoácido fundamental de las proteínas.
El nuevo estudio, liderado por Arijit Manna, del Midnapore College en Bengala Occidental (la India), está disponible en el repositorio en línea arXiv y aún no ha sido revisado por pares.
Los investigadores utilizaron el potente radiotelescopio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), ubicado en Chile, para detectar glicina en la atmósfera de Venus con espectroscopía. La distribución de la glicina encontrada sigue un patrón similar a la de la fosfina, siendo más común cerca del ecuador de Venus y en latitudes medias, mientras está ausente en los polos.
¿Signo de vida?
Existen alrededor de 500 aminoácidos conocidos, pero solo 20 están presentes en el código genético, y la glicina es la más simple de ellas, recuerda ScienceAlert.
Aunque la glicina y otros aminoácidos no son biofirmas (los indicios más prometedores de vida), sí son algunos de los componentes básicos de la vida. Además de su importancia para el desarrollo de proteínas y otros compuestos biológicos, fueron algunas de las primeras moléculas orgánicas que aparecieron en la Tierra.
En su artículo, los autores destacan que la detección de la glicina en la atmósfera de Venus "podría ser una de las claves para comprender los mecanismos de formación de moléculas prebióticas en la atmósfera de Venus". En este sentido, subrayan que "la atmósfera superior de Venus puede estar pasando por casi el mismo método biológico que la Tierra hace miles de millones de años".
Sin embargo, los propios autores matizan que, si bien "la detección de glicina en la atmósfera de Venus es un indicio de la existencia de vida", no es "una evidencia sólida".
Venus no es el único lugar fuera de la Tierra donde se ha descubierto glicina, pues ya se había encontrado con anterioridad en el cometa 81P/Wild y en una nube de gas alrededor del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko.
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