miércoles, 30 de septiembre de 2015

Un OVNI en el cielo de Valladolid

España
Un OVNI en el cielo de Valladolid
Apareció en la tarde del 16 de septiembre de 1965 y tras cuatro horas flotando desapareció vertiginosamente; aún se debate su verdadera identidad.

por Enrique Berzal

El Padre Antonio Felices, testigo de excepción de la aparición del OVNI del 16 de septiembre de 1965. / Archivo Municipal


«Mi querido Padre Machado, por fin, por primera vez en mi vida pude ver un platillo volante. Lo vimos anoche, a las 18:45 de la tarde cuando vino el hermano enfermero a avisarme que un platillo volante estaba sobre el Colegio» 



Carta de Felices al P. Severino Machado relatándole la experiencia. / Archivo de Nacho Ares

La carta, fechada en Valladolid el 18 de septiembre de 1965, dos días después del increíble suceso, la firmaba el padre Antonio Felices, uno de los hombres más destacados en la investigación de los fenómenos relacionados con la ufología. Lo que ocurrió entonces, hace justamente 50 años, sigue siendo motivo de debate y controversia en numerosos foros dedicados a estos temas.

Lo llevó en portada El Norte de Castilla del día siguiente, 17 de septiembre de 1965, relatando cómo miles de vallisoletanos pudieron contemplar, ni más ni menos que durante más de cuatro horas, la aparición de un objeto luminoso que permanecía fijo en el cielo. Mientras unos se lanzaban a la calle y se subían en terrazas para contemplarlo, a otros no le quedaba la menor duda de que se trataba de «una clara aparición de platillos volantes».

Ocurrió por la tarde, en torno a las cinco y media, y pudo contemplarse en otras localidades de la provincia vallisoletana y en Palencia; hasta que «poco a poco, el objeto misterioso fue reduciendo su tamaño y luminosidad hasta quedar confundido con las primeras estrellas del atardecer», informaba el decano de la prensa, que en seguida comenzó a recibir llamadas de lectores «solicitando informes sobre la posible identificación del aparato».

Ésta, a día de hoy, sigue siendo una incógnita, por lo que el suceso vallisoletano figura en todos los relatos sobre fenómenos OVNI en España. De hecho, son varias las publicaciones que han abundado en los detalles que rodearon la aparición en nuestra ciudad de aquel objeto volante; desde revistas como ‘Semana’ y ‘Año/Cero’ hasta monografías y colaboraciones periodísticas de personalidades con tanta proyección mediática en estos temas como Nacho Ares o Iker Jiménez.

Todos coinciden en describir la aparición en el cielo de un artefacto gigantesco, de forma triangular, que también pudo verse en otros rincones de Castilla, y apuntan el dato, no menos relevante, de cómo el conocido aviador civil Heliodoro Carrión, que en esos momentos sobrevolaba Tordesillas con su avioneta, escuchó en su pequeña radio palabras nerviosas procedentes de la base de Villanubla: «Hemos detectado un artefacto brillante y triangular entre las poblaciones de Villanueva de los Infantes y Tudela de Duero».

Carrión tomó nota de los datos, se mantuvo a la altura indicada -22,3 kilómetros- y se dirigió hacia el misterioso objeto volador. Su testimonio, plasmado en el libro ‘Encuentros’, de Iker Jiménez, no tiene desperdicio: «Me situé debajo del aparato. Era blanquecino y parecía oscilar lentamente, como un péndulo, girando en ocasiones sobre sí mismo. Posteriormente, observé la presencia de un reactor DC-8, posiblemente de la línea Lisboa-París, que pasaba muy cerca del triángulo. Era increíble (…); aquello tenía una envergadura tres veces superior a la de un avión».

Hubo otros testigos de relevancia, como Teófilo Álvarez y Francisco Rodríguez, profesores del Seminario que lo vieron mientras viajaban en motocicleta hacia la Trapa (Dueñas), numerosos vecinos de Tudela de Duero y de Boecillo y, sobre todo, el citado Antonio Felices, padre dominico afincado desde 1959 en el Colegio vallisoletano de Arcas Reales, quien, junto a su compañero Severino Machado, era bien conocido por su afición al tema.

Felices, toda una eminencia internacional en el estudio del fenómeno OVNI, describía de esta manera al P. Machado, en la carta citada, las características del objeto observado: «Pude comprobar que había un platillo volante sobre el Colegio del tamaño de un teléfono de mesa. Era de un color blanco muy brillante. En esto salieron los demás padres y madres y lo vieron muy claro».

Lo primero que hizo fue acudir al laboratorio, en compañía de otro padre joven, para montar un telescopio de cuatro pulgadas: «A las 7.20 habíamos logrado montar el telescopio. Vaya un espectáculo que nos aguardaba. Después de arreglar el telescopio y enfocarlo pudimos ver un enorme aparato, posiblemente como de un kilómetro de largo en forma triangular y con una gran cúpula en el centro de forma alargada. Tenía aletas en las puntas de la base del triángulo y se cimbreaba lentamente. (…) Era evidente que se trataba de un aparato metálico que estaba a una gran altura sobre el colegio. Es muy posible que estuviera a unos 50 kilómetros de altura».

Felices, que en la carta adjuntaba «un dibujo a vuelapluma» del artefacto, volvería sobre el tema en una entrevista concedida al diario ABC en enero de 1969, y nuevamente en enero de 1999, esta vez en un programa de la televisión local: «Era una cosa realmente enorme. Era del color de los metales, de las armas, y tenía una enorme panza debajo. Estaba oscilando poco a poco, como si estuviera flotando en el aire», recordaba.

Especulaciones

Según lo narrado en la carta dirigida al P. Machado, el objeto se mantuvo flotando en el cielo hasta las ocho y cinco de la tarde, momento en que «empezó a tomar altura y desaparecer completamente de vista». Lo más curioso es que, a decir del dominico, «de vez en cuando salían unos puntitos de luz del aparato que se alejaban en todas las direcciones».

Las especulaciones en torno al suceso no se hicieron esperar. Mientras El Norte de Castilla apuntaba la posibilidad de que se tratase de «un satélite artificial de características no conocidas» o de «un globo sonda de gran tamaño que, de ordinario, van recubiertos de láminas de aluminio», el meteorólogo Vicente Oliver Narbona se decantaba en este mismo periódico por una «nube de madre perla pequeñísima», denominación que hacía referencia «a nubes que aparecen en la capa de ozono y que pueden ser muy raramente observadas en nuestras latitudes»; el brillo metálico de este tipo de nubes obedecería, según Oliver Narbona, al reflejo provocado por la luz solar.

Descartada en diversos foros esta última hipótesis, otros como el blog «Misterios del Aire», administrado por Juan Carlos Victorio, hablan de un globo sonda que fue llevado por el viento desde Francia a Valladolid: en apoyo de esta teoría se apunta el hecho de que pocos días después de lo ocurrido fue encontrado un globo sonda en la comarca almeriense de la Sierra de la Atalaya, con instrucciones en francés, precedido de avistamientos en Sabiñánigo (Huesca), Baza y Elche.

Hipótesis y teorías, de hecho, no faltan: si en enero de 1969 el mismo Antonio Felices reconocía el periódico ABC que en su momento pensaron «en la estación espacial automática que, con el nombre de ‘Protón IV’ y un peso de treinta toneladas, acaba Rusia de poner en órbita», otras opiniones hablan de un prototipo espacial de Nortrhop que más tarde sería empleado por la NASA. Eso por no hablar de quienes no dudan en sostener, directamente, que se trataba de una nave extraterrestre.

Así hizo en febrero de 1981, en medio de una mesa redonda celebrada en Palencia sobre «Fenómeno OVNI», Mariano Fernández, miembro del Seminario de Astronomía, testigo también del acontecimiento, aseguró haber visto el objeto volador «en el cielo, fijo sobre el monte», que tres días después volvió sobre la vertical de Villajimena, localidad perteneciente al municipio de Monzón de Campos, y que, según estudios posteriores, no cabía duda: eran dos naves de un kilómetro cuadrado de extensión, situadas a 70 kilómetros de altura y acompañadas de otros objetos pequeños que entraban y salían, que muy bien podrían ser naves auxiliares.

«Dos de estas naves, bolas de fuego, pasaron entre el monte y el río», señalaba Fernández, para quien «la interpretación más lógica de esta aparición es que se trata de habitantes de otras galaxias, que estaban estudiando nuestra Tierra de Campos y Cerrato».


 http://www.elnortedecastilla.es/valladolid/201509/17/ovni-cielo-valladolid-20150917213247.html


Algunos testimonios sobre avistamientos de OVNIs en Castilla y León 
El Norte de Castilla y otros periódicos han relatado en sus páginas algunos de estos fenómenos no explicados que tuvieron lugar en la comunidad.
por J. A. Pardal

Varias personas observan el cielo durante una 'Alerta OVNI' celebrada en Villanueva de los Caballeros en verano de 2002. / MIGUEL Á. SANTOS

Hablar de casos OVNI es muy complicado desde el prisma de un medio de comunicación serio. El trabajo de estos se basa en las pruebas físicas y las declaraciones de los testigos y, ambos escasean en cuanto los textos tratan sobre estos fenómenos no explicados en los que la acusación de locura, invención o fábula están en la punta de la lengua de los que los leen.

Pero, restando hierro al asunto, no tiene por qué tratarse de extraterrestres que vienen a visitar a los incautos humanos, ni de enviados celestiales. Un OVNI no es más que un Objeto Volante no Identificado por el que lo observa. Puede ser de origen militar, un fenómeno de la naturaleza, un ingenio aeronáutico o globos aerostáticos o de observación atmosférica que pueden dar lugar a error. Más allá de los avistamientos de este tipo que se pueden explicar, hay un grupúsculo de ellos cuya procedencia se desconoce, y en Castilla y León existen diversos casos así.

Junto al que tal vez sea el más famoso, ocurrido el 16 de septiembre de 1965 cuando sobre la provincia de Valladolid y durante el espacio de cuatro horas pudo observarse un objeto descrito como «un platillo volante del tamaño de un teléfono de mesa y de color blanco brillante», algunos otros casos salpican las páginas de El Norte de Castilla y de algunos otros diarios de los últimos años.

En unos de los episodios del vídeo-programa Radamantis, creado por El Norte, se relata un encuentro ocurrido en Matapozuelos en 1974. En él, varios niños de 12 años de edad aseguraron haber avistado unas luces rojas que en torno a las once de la noche sobrevolaban el cielo del pueblo a baja altura. Uno de los pequeños, identificado como Fidel, encontró tras un muro, donde se reflejaban esas luces, un platillo volante de unos diez metros de diámetro y tras él -agárrense los machos- tres siluetas revestidas de un color blanquecino. Según este testigo, se inició entre él y los tres seres «una conversación por medio de la telepatía», en la que Fidel les preguntó sobre su procedencia y ellos le comunicaron algo que sonaba como «sim o simi».

En noviembre del año 2000 se celebró en Tordesillas un congreso sobre ufología organizado por Nacho Ares y en el que participó, entre otros, el especialista Iker Jiménez. A pie de página, junto a la información que se centraba principalmente en el caso de 1965, aparecen las declaraciones del poeta Alan Pipo que aseguraba rotundamente: «Yo vi un extraterrestre con antenas en 1975». En el pequeño texto que acompañaba a este titular tan llamativo, la periodista Elena García de Castro relata que el extraordinario encuentro tuvo lugar en el mes de mayo, junto al pueblo de Renedo. Pipo relata lo que se encontró: «era un personaje de 1,85 o 1,90 de altura, voluminoso, de un tono gris plomizo. Anduvo unos metros sin posar los pies en el suelo y desapareció».

En 1976, concretamente el 3 de septiembre, el 'Diario de Castilla' en su edición de Segovia relataba el avistamiento de un Objeto Volador no Identificado por parte de cuatro jóvenes universitarios en la carretera que une Segovia capital y Madrona, cerca de este último pueblo. El fenómeno fue observado días después por algunos habitantes más del pueblo y según Amelia Ayuso, una de sus observadoras, se trataba de «un globo desinflado de color anaranjado y con una luz opaca que no hacía ningún daño ni despedía ningún reflectante. No puedo decirte su perfil. Era indefinido. Tendría menos de un metro (…). En un momento determinado, el objeto describió un ángulo recto y descendió hasta nuestro Seat 600 de manera vertiginosa».

Alertas OVNI

Hay quienes se encuentran con uno de estos fenómenos inexplicados y hay otros que acuden en su búsqueda. Es el caso de las denominadas ‘Alertas OVNI’, es decir, jornadas en las que curiosos y estudiosos de la materia dedican toda la noche a observar el cielo y conocer más en profundidad los pormenores de este tipo de casos extraños. Así ocurrió por ejemplo en el primer Encuentro OVNI celebrado en Villabáñez en julio de 2003 y donde, pese a no conseguirse ningún avistamiento, sí que hubo testimonios de algunas personas que aseguraban haber sido testigos de estos encuentros.

Así ocurría, por ejemplo, con el organizador del encuentro, Miguel Asensio, que aseguraba en las páginas del diario del día siguiente que había vivido en primera persona algunos fenómenos sin explicación. «En varias ocasiones he visto luces que dejaban un gran rastro de luz. No sé si eran OVNIs, pero lo que está claro es que no era ni un coche ni un avión. Eran luces muy raras». Igualmente, el investigador José Luis Camacho contaba su propia experiencia cuando en 1980 avistó un aparato que voló por encima de su casa, en la calle Miguel Íscar, durante aproximadamente una hora y media. «Cuando era pequeño me asomaba a la ventana para ver las luces de mi ciudad. Pero ese día ocurrió algo impactante. Vi una inmensa luz, con movimientos y giros imposibles que dejaba un gran rastro de luz».

El propio Camacho relataba un año después, en una entrevista como presidente de la Asociación para Investigar Fenómenos Extraterrestres (AIFEX), que «el Valle del Esgueva es una pista de OVNIs». El investigador asegura que «existe una teoría que sitúa sobre estos pueblos una ‘línea ortogénica’, es decir, una especie de pista que atraviesa el valle y lo convierte en una autopista de OVNIs». 


http://www.elnortedecastilla.es/castillayleon/201509/22/algunos-testimonios-sobre-avistamientos-20150922124130.html

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