Opinión
La Revelación OVNI y el cambio de guardia
por Stephen Bassett

Al discutir la dinámica del avance social y científico, es importante resaltar el concepto de "cambio de guardia".
Este término no se refiere a individuos específicos, sino al cambio más amplio de roles entre aquellos que primero defienden una causa o idea y aquellos que luego toman el manto.
Las líneas entre la llamada "vieja guardia" y la "nueva guardia", así como quién participa en última instancia en esta transición, son cuestiones de capacidad, perspectiva e intención.
El espíritu de esta discusión, sin referencia a ningún individuo, es reconocer las contribuciones de todos los involucrados y desearles reconocimiento y éxito.
Tanto la ciencia como el activismo comparten un rasgo importante: el camino hacia grandes avances suele ser largo y arduo, y a veces lleva décadas o siglos.
La cultura predominante frecuentemente descarta las ideas o causas que defienden como irrelevantes, equivocadas o frívolas.
En consecuencia, a quienes se dedican a tales actividades se les suele etiquetar como poco serios, disruptivos o incluso irracionales.
Para que se reconozca el progreso, es esencial persuadir a las autoridades establecidas en los respectivos campos para que reconozcan la validez e importancia del esfuerzo.
Su apoyo es crucial para lograr una aceptación más amplia y un éxito final.
Este proceso puede ser largo y los primeros defensores no viven para presenciar el premio obtenido, aunque pueden estar allí para el "cambio de guardia".
La ciencia y el activismo comparten algunos puntos en común notables: los grandes avances suelen requerir muchas décadas, si no siglos, para surgir.
La cultura vigente considera que la investigación científica o el tema activista en el que se trabaja es poco importante, equivocado y frívolo.
Por extensión, los implicados en el proceso son vistos como poco serios, disruptivos e incluso locos.
Actualmente, estos temas son evidentes en la búsqueda científica de 80 años para verificar la presencia extraterrestre y la campaña activista paralela de 30 años para poner fin al embargo de la verdad del gobierno de Estados Unidos sobre esta realidad y asuntos relacionados.
La fase de transición comenzó en el otoño de 2017 y, en tres años, gran parte del estigma y el ridículo asociados a estos esfuerzos se redujeron significativamente.
Los medios de comunicación profesionales, miembros influyentes del Congreso, científicos destacados y otras figuras del establishment han apoyado cada vez más la causa.
Es notable que en los últimos siete años se hayan logrado mayores avances que en los setenta anteriores.
Esta transición en curso naturalmente plantea preguntas sobre el destino de la vieja guardia, aquellos que primero llevaron adelante la causa.
La búsqueda de la verdad a través del método científico —posiblemente la invención más importante de la humanidad— es profundamente respetada y está institucionalmente arraigada en la sociedad.
Las personas que inician investigaciones complejas, controvertidas o incluso ridiculizadas que finalmente descubren verdades profundas suelen ser honradas; estar entre los primeros puede conducir a un reconocimiento significativo.
Este sistema beneficia tanto a la ciencia como a la sociedad.
El activismo, sin embargo, ocupa un espacio diferente.
Los principales movimientos activistas generalmente buscan cambiar políticas para promover la justicia, la equidad, la igualdad, la transparencia y la verdad dentro de los sistemas gubernamentales hasta los niveles más altos de poder.
Los gobiernos, generalmente resistentes a los cambios no solicitados, pueden responder a las presiones activistas con distintos grados de severidad, incluyendo el ridículo, el estigma, la subversión, la intimidación, la propaganda, la acción legal, el encarcelamiento o incluso la ejecución.
Esta resistencia ha sido evidente en todos los movimientos activistas significativos de los siglos XX y XXI.
Algunos movimientos son reprimidos mientras otros tienen éxito, y las historias de quienes impulsaron estos esfuerzos están bien documentadas.
El éxito en estos movimientos requiere invariablemente un cambio de guardia.
El movimiento Disclosure, aunque está destinado al éxito, enfrenta un desafío único: el gobierno de Estados Unidos ha negado durante mucho tiempo la existencia misma del fenómeno que está en el corazón del movimiento.
Esto equivale a negar la existencia de Cuba y desestimar las protestas contra el embargo a Cuba como una locura de gente engañada.
Esta negación alimentó un nivel de burla tan severo que los activistas fueron relegados a un "gueto intelectual", no como enemigos del Estado, sino como parias dignos de lástima.
Esta dura respuesta —ahora afortunadamente en retroceso— ha influido profundamente en la psicología que rodea el cambio de guardia.
Los activistas que insistentemente pidieron que el gobierno reconociera la presencia extraterrestre fueron tildados de inestables, aunque la historia ha demostrado que tenían razón.
Desafortunadamente, el estigma de ser visto como "loco" es más difícil de superar que el simple hecho de estar equivocado.
A medida que el movimiento gana fuerza y surgen nuevos líderes, a menudo hay renuencia a reconocer o incluir a los pioneros que primero defendieron la causa, aun cuando tenían razón.
El estigma persiste.
En otras palabras, sigues loco.
Para una introducción a muchos de los que han fallecido, se puede visitar la sección In Memoriam en el sitio web del Paradigm Research Group, que se encuentra aquí.
En las décadas transcurridas desde Roswell, las instituciones tradicionales no han ofrecido premios, subvenciones ni reconocimientos a quienes desafiaron las narrativas oficiales, particularmente en cuestiones de seguridad nacional.
El reconocimiento ha surgido en gran medida dentro del propio movimiento. Para los miembros de la vieja guardia que desean unirse a la nueva, el camino sigue siendo difícil.
El camino del activismo nunca ha sido fácil desde que se tiene registro histórico.
Simplemente llegar a la cima de la montaña y ver el otro lado es un gran logro y quizás una recompensa suficiente.
Pero las sociedades que deciden honrar a los pioneros del cambio social, político o judicial –incluso a aquellos que les resultan particularmente irritantes– pueden beneficiarse de maneras tanto visibles como imprevistas.
Un activista político en activo observó:
"Cuando te equivocas sobre un objetivo activista (sucede), a muchos no les gustarás. Cuando aciertas sobre ese objetivo, a muchos realmente no les gustarás."
Eh, ser querido está sobrevalorado.
Stephen Bassett es el fundador del Paradigm Research Group y director ejecutivo de The Hollywood Disclosure Alliance.
Modificado por orbitaceromendoza
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