martes, 30 de agosto de 2022

Misterios de Jaén: el impresionante caso OVNI de los Villares

España
Misterios de Jaén: el impresionante caso OVNI de los Villares
Un avistamiento dejó secuelas psicológicas y, sobre todo, físicas, en una localidad de las inmediaciones de la capital jiennense.
por Jose Manuel Garcia Bautista


Imagen ilustrativa


Tenemos que rememorar los acontecimientos vividos en nuestro país allá por 1995, cuando las informaciones sobre la aparición de extraños artefactos voladores en el cielo aparecían casi por los cuatro costados. Había testigos de avistamientos por doquier, en lo que se llamó una 'oleada OVNI' sobre España. Pero como estamos hablando de Jaén, debemos situar los hechos en esta tierra, concretamente, en la sierra norte de esta provincia andaluza.

El caso que nos ocupa gana importancia al ser un acontecimiento de los que dejan huella no sólo en sus testigos, sino en el terreno. Porque estamos hablando del aterrizaje de un objeto volador no identificado en el término municipal de Los Villares durante el verano de 1996, siendo testigos las personas que estaban en aquella tarde deambulando por el polígono de la Salobreja, a las afueras de Jaén. El curioso fenómeno sobre el cielo jienense evolucionó durante algunos minutos dando tiempo a que los testigos describieran luego con detalles la ovoidal forma de esta curiosa nave voladora.

Ya de madrugada, un ciudadano se encontraba realizando una actividad a la que era aficionado: la observación del cielo con un telescopio de reciente adquisición. Y vio en el cielo algo que merecía la pena ser lo primero que observara por lo aparentemente claro a la par que curioso fenómeno lumínico.

Al poco, esa luz se convirtió en un objeto volador que se situó delante de Gregorio, y que lanzaba unos curiosos destellos de color blanco llegando a iluminar el lugar donde se encontraba. Entre la excitación y el miedo, el aterrado observador no pudo mover un músculo para avisar a su familia para que compartieran aquella visión, aunque a su mujer no le hizo falta ya que la evolución e iluminación que generó ese avistamiento le llevó a buscar una videocámara para grabar el acontecimiento que estaba observando. Maria del Carmen García no dudó en presionar el botón de «rec», aunque fuera aquello lo último que observara.

No serían los únicos testigos de lo que ya podemos asegurar que era un avistamiento OVNI en toda regla, por los detalles aportados y por lo extraordinario de suceso, que tiene hasta ahora todos los patrones propios de dicho fenómeno. Ese 15 de julio sería recordado por muchas personas.

La grabación obtenida por Gregorio coincidía con los detalles que manifestaron otros observadores de ese curioso acontecimiento en lugares tan distantes como Logroño o Zaragoza, además de otras localidades cercanas a estas grandes ciudades. Lo curioso es que esas observaciones fueron reportadas incluso días antes de lo obtenido por nuestro testigo. El fenómeno según manifestó se desplazaba en dirección hacia Los Villares sin dejar de emitir esas curiosas luces, sin apagar ni por un momento su inusitada luminosidad, no parecida a nada conocido.

Consecuencias de la 'visita'

Cuando una experiencia de este tipo es vivida por una persona, normalmente suele dejar secuelas a nivel psicológico por el hecho en sí, ya que es algo extraordinario y difícil de asimilar por nuestra mente educada, quizá, en unos patrones lógicos que nos sirven para comprender nuestra vida y el entorno en el que nos movemos. Y cuando asistimos a un acontecimiento que rompe esos esquemas, obviamente comenzamos a replantearnos muchas cosas. Pero en este caso no vamos a tratar de dar respuesta a dichas cuestiones, sino que nos adentraremos en otras posibles consecuencias de un avistamiento OVNI… secuelas a nivel físico.

En el caso de Gregorio, manifestó que pocos días después de 'ver' a ese platillo o lo que fuera, su hombro izquierdo comenzó a fallar, le faltaba la fuerza adquirida en su pesada labor diaria. Y aunque en su preocupación acudió a unos médicos especialistas para intentar buscar una solución factible, estos no encontraron razón alguna para sus quejas. Todo parecía correcto y saludable, a pesar de lo cual Gregorio seguía manifestando un problema de movimiento, al que se sumó en pocos días un dolor inusitado acompañado de febrículas repentinas.

No sólo se manifestaban estas posibles consecuencias de ese extraño encuentro en su persona; su coche también comenzó a fallar sin causa aparente, al menos, que los mecánicos fueran capaces de explicar en base a sus conocimientos sobre la materia. Además, estos fallos eran selectivos, ya que aparecian en el vehículo justo cuando pasaba por una zona de obligado tránsito para acudir a su trabajo, y que coincidía con la zona donde ese artefacto desapareció. Estas secuelas fueron comprobadas por investigadores expertos en este tipo de fenómenos, constatando que en todas las ocasiones que el vehículo pasaba por ese lugar, comenzaban esos extraños fallos sin que nada (o el propio Gregorio) activara ningún dispositivo que generaría ese problema a su antojo. Algo muy extraño estaba ocurriendo, de lo cual nadie tenía una respuesta satisfactoria.

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