sábado, 16 de mayo de 2020

El pintor, el dentista y un OVNI en el centro de Mendoza

El pintor, el dentista y un OVNI en el centro de Mendoza
por José Luis Verderico




Julio Suárez Marzal tomó asiento en el sillón del dentista y se puso cómodo, dentro de lo cómodo que se puede estar en una situación semejante. Abrió la boca bien grande a pedido del doctor, que comenzó una minuciosa observación de la cavidad bucal, la pulpa de las encías y las piezas dentarias. En eso estaba el médico cuando el paciente alzó una mano pidiendo que interrumpiera el procedimiento. A Julio Suárez Marzal no le dolía nada. Tampoco estaba ahogado con su propia saliva. Pero estaba viendo un OVNI a través de la ventana que tenía justo enfrente y sintió que debía contárselo a su odontólogo, Evaldo Walter Griehl.

Sucedió el lunes 24 de mayo de 1971 en el centro de Mendoza. A las 12.10. En el consultorio que funcionaba en una casa alquilada, en el primer piso, en calle Pedro Molina entre San Martín y 9 de Julio. En la vereda norte.

Este es uno de los casos de avistamiento de platillos voladores que obsesionó al actor, locutor e investigador uruguayo Fabio Pedro Alles Zerpa, más conocido como Fabio Zerpa, que en 2017 publicó Señales en el cielo, (Sudamericana), libro que resume parte de sus 60 años de trabajo de ufólogo. El caso de dos empleados del Casino Provincial que en 1968 dijeron haber visto un OVNI y seres extraterrestres cerca del barrio Cano de la Sexta, también está en la obra.


Zerpa dijo haber visto un OVNI en 1959 durante un vuelo en un Morane Saulnier de la Fuerza Aérea cuando filmaba una serie televisiva. Ahí comenzó a investigar el fenómeno.


El pintor

Suárez Marzal tenía 65 años y era un reconocido artista plástico. Entre 1945 y 1951 había sido el principal curador y primer director del Museo Emiliano Guinazú Casa de Fader.


Suárez Marzal vivió en el Fader y luego en Guaymallén. Fue docente.


Nacido en Tapalqué (Buenos Aires), se había radicado en Tandil, donde se inició en la pintura y brilló a partir de la década del '30. El paisaje social, especialmente el trabajo de los obreros en las canteras de piedra, fue su especialidad.


Uno de los cuadros de Julio Suárez Marzal.


Se radicó en Mendoza en 1937 en busca de otro paisaje inspirador: la montaña. Vivió con la esposa, Tita Rivière, que era profesora de francés y artista plástica.

El dentista

Griehl era hijo del alemán que abrió la histórica cervecería Munich en avenida Las Heras, tenía poco más de 40 años y era mucho más que un dentista.

Mendocino y amante de la montaña, la escalaba desde joven, era apasionado de la investigación, la fotografía y la música. En sus pacientes utilizaba la hipnosis y la acupuntura cuando todavía la anestesia farmacológica no estaba en auge.


Por ser amante de la fotografía, Evaldo Walter Griehl era el que siempre tomaba fotos y muy pocas veces aparecía en alguna. Esta es una de las pocas. La cedió el hijo.


Quienes lo conocieron profundamente valoran que siempre estuvo parado en el punto justo de equilibrio entre los rigores de la formación académica y su condición de persona de mente abierta. También fue docente de la UNCuyo y se formó en Buenos Aires. Enseñaba hipnosis médica.

La escena

Hoy, casi cuarenta y nueve años después de aquel episodio, la casa de dos plantas donde se produjo la visualización está prácticamente igual. El dueño era otro médico odontólogo: Luis María Vautier, que vivía en Chacras de Coria.

Vautier, explica hoy su hija Silvina -también odontóloga-, atendía a sus pacientes en la planta baja y alquilaba el piso superior para vivienda y consultorio a Griehl, que residía con Edda Sandrini, la esposa, y tres hijos.

Evaldo Walter Griehl y los suyos disponían de una entrada independiente: una puerta de madera angosta con la numeración postal 87 y un timbre empotrado en el marco.

Es el mismo timbre que el pintor Julio Suárez Marzal oprimió aquel mediodía. Puntual. Para después acomodarse en el sillón del dentista y ser protagonista, según su versión, de aquel encuentro cercano de primer tipo como se clasifican los avistamientos de objetos voladores no identificados.

El consultorio daba al sur y desde la ventana podían verse, como hoy mismo, en línea recta, las instalaciones del Regimiento 8 del Ejército y el edificio históricamente llamado "de los militares" porque allí habitaron y siguen haciéndolo personal del Ejército en ejercicio y sus familias. También el Casino de Oficiales Guarnición Mendoza.

Ciento cincuenta metros más hacia el sur, y siguiendo la misma línea recta, ya estaba el edificio de siete pisos de la empresa provincial de energía EMSE, que hace casi 20 años pasó a manos del Poder Judicial y es más conocido como el anexo San Martín 322, donde funcionan los tribunales laborales, junto al Colegio Universitario Central.

¿Qué sobrevolaba ese objeto similar a dos platos soperos unidos con una especie de telescopio que Suárez Marzal dijo haber visto?

Hubo distintas hipótesis. Al menos tres: los equipos electrógenos y las antenas de EMSE -era la más probable, se dijo-; las instalaciones y antenas de comunicación del Ejército y el edificio del Correo Central con sus parabólicas, a espaldas del consultorio del dentista.

Cualquiera permitía darle crédito a la versión del pintor de que había visto "un plato volador", siempre y cuando se tomara como referencia el axioma de que los avistajes suceden cerca de fuentes de energía (agua o electricidad) o de antenas de comunicaciones o de instalaciones de los ejércitos del mundo. Y EMSE, el Ejército y el Correo cumplían esos requisitos.

"Quedaron estupefactos"

A Suárez Marzal no le dolía nada. Interrumpió el trabajo del dentista para contarle que estaba viendo un OVNI sobrevolando las casas de la ciudad y lo invitaba a mirar por la ventana.

"Ambos quedaron estupefactos", dice Zerpa cuando aborda en su libro el denominado "Caso Suárez Marzal".

El pintor murió al año siguiente con 66 años; el dentista y Zerpa fallecieron en 2005 y 2019.

De aquel episodio quedan publicaciones en papel y virtuales. Como los dibujos que Suárez Marzal hizo de lo que vio a través de la ventana del consultorio.

Las ilustraciones fueron a pedido del ufólogo rioplatense. Y las firmó al pie. Para que no quedaran dudas. Ni entonces. Ni nunca.


Ilustraciones de Suárez Marzal de lo que vio: el "plato volador" y la "suspensión, balanceo y movimientos laterales" del objeto.


También, la declaración del pintor en primera persona, que dice parcialmente:

"Lo que he visto ahora, el 24 de mayo de 1971, en la ciudad de Mendoza, no es una bola de fuego llameante, ni tampoco una luz que pasa, que se acerca o se detiene; he visto al mismo plato volador, como quien mira un automóvil, a plena luz del día, a las 12:10 horas, parado en el aire, a 70 metros de distancia y hasta 40 metros; y evolucionando durante 90 segundos en las más distintas y raras situaciones, circunscripto a un aparente y determinado objetivo".


Suárez Marzal dibujó en detalle el telescopio del objeto y la secuencia de los desplazamientos.


Ante escribano público

También queda una carta firmada por Griehl y fechada en agosto de ese año, casi tres meses después del episodio.

«De acuerdo a lo solicitado arriba, cumplo en testimoniar, en carácter público, al solo objeto de la investigacion y estudio, para cumplimentar dicha planilla (NDR: se refiere al cuestionario de observación de OVNIs), que: …el 24 de mayo de 1971, a las 12:10 horas, en mi consultorio, el profesor Julio Suárez Marzal me hizo notar en el cielo a través del vidrio de la ventana que da al Sur, un objeto que vi no identificado por la irregularidad cambiante de su forma, estaba como a mil cien metros de altura y a diez cuadras (NDR: una cuadra equivale a 100 metros aproximadamente). Se desplazaba lento, desordenado, silencioso, color plateado azulino mate. Ante la curiosidad fui en busca de unos prismáticos a otra dependencia de la casa, volviendo cuando éste ya habia desaparecido».

Mendoza, agosto 5, 1971.
Dr. E. Walter Griehl
Matrícula 204 – Odontólogo


Voces de hoy

Lo dicho: existen documentación y testimonios publicados en sitios de investigación como el libro de Zerpa y Visión OVNI, entre otros. Pero también testimonios orales.

Diario UNO entrevistó esta semana a la artista plástica Graciela Suárez Marzal, sobrina del hacedor cultural y administradora de su obra. Desde La Plata, dijo:

"Escuché cuando Julio le relataba ese episodio a mi padre, Enrique, acá, en La Plata. Lo contaba con mucho entusiasmo. Estaba impresionado. A mí me pareció un sueño"

¿Le creyeron?

Totalmente. Fui testigo de aquella conversación. Nosotros le creímos.

Germán Griehl, uno de los tres hijos del odontólogo, también habló con Diario UNO. Aportó detalles y dijo haber crecido sabiendo que su padre no había podido ver nada.

¿Cómo es eso?

Porque estaba concentrado en el paciente y cuando este hombre le dijo lo que estaba viendo mi padre fue a la habitación contigua al consultorio en busca de binoculares y cuando volvió ya no había nada.

El dentista estaba casado con Edda Sandrini, que hoy vive en Buenos.

"Yo era un chico apenas...", recuerda Griehl hijo, psicólogo corporal y terapeuta corporal. Vive en Buenos Aires pero el año pasado estuvo en Mendoza y se dio una vuelta por aquella casa de su infancia.

"... pero mi madre -sigue- que estaba en la habitación de al lado, porque ese era el dormitorio de ellos, recuerda perfectamente lo que pasó. Lo que mi padre le contó. Me lo acaba de reconfirmar. Ella estaba presente. Enseguida todos en la casa nos enteramos de lo que había pasado"

¿Zerpa estuvo en Mendoza por este hecho?

Sí, y con Suárez Marzal visitaron a mi padre. De ahí salió la carta fechada unos meses después.

Punto de quiebre

Aquí, una diferencia sustancial entre el pasado y el presente. Según la carta del ´71, el dentista certifica haber visto el OVNI junto al pintor. Sin embargo, para la familia, no alcanzó a ver nada.

"¿Por qué mi padre iba a negarlo? Él estaba despojado de prejuicios. No era un tipo que decía Yo no creo en tal o cual cosa: si él hubiera visto el OVNI lo habría dicho", dice el hijo.

Años después, sigue relatando Griehl hijo, Zerpa habló del caso en un almuerzo de Mirtha Legrand. Y de la carta de mi viejo, que atestiguaba el avistaje. Yo quise llamar al canal para desmentirlo en vivo y no pude. En conferencias mostraba la carta y decía que mi viejo acreditaba todo, pero él no había visto nada.

¿Qué recuerdan hoy con su madre?

Ella, que el paciente era un pintor, alguien relacionado con el arte. Yo, y esto corre por cuenta mía, la expresión de mi viejo diciendo algo así como que esta persona tenía mucha imaginación porque entre que él fue al cuarto de al lado y volvió con los binoculares pasaron un montón de cosas, supuestamente, según dijo.

¿O sea que el avistamiento del OVNI para usted fue posible pero...?

Exactamente -dice Griehl hijo abriendo espacio para la duda.

¿Su padre le creyó a Suárez Marzal?

Sí, porque lo del OVNI fue algo que dijo de repente. No porque ambos hubieran estado hablando del tema. Tampoco sé cuánto lo conocía. Hubiera sido difícil inventarlo.



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