Se reaviva una entrevista al ovnílogo Fabio Zerpa y la vida extraterrestre en La Lobería
El escritor y periodista Enrique Nanti publicó hace tres años un exquisito material sobre uno de los que más sabía sobre los seres de otro plano.
Fabio Alles Zerpa, uno de los ovnílogos más prestigiosos que parió este país tiempo atrás tuvo un mano a mano con el escritor y periodista Enrique Nanti. Se guardó ese reportaje hasta una de las publicaciones del extinto periódico “La Boca de El Cóndor” y ahora vuelve a tomar vigencia de una manera descomunal.
Para no agregar ni quitar ni una coma de esta exquisita nota, repasamos tal cómo fue impresa bajo el título “Tenía razón”, en relación a un tema musical que Andrés Calamaro le dedicó.
Entrevista inédita con Fabio Pedro Alles Zerpa, el ovnílogo más destacado de la Argentina (actor y profesor de Historia) que falleciera el año pasado, y que alguna vez pasara por Viedma con el sigilo callado de quien investiga en campo algún caso paranormal. Ahora que el Pentágono acaba de desclasificar videos de OVNIs captados por sus propios pilotos, además de reconocer oficialmente que estudia los fenómenos aéreos anómalos desde hace tiempo y que destina a ello un importante presupuesto, era el momento de presentar este reportaje exclusivo con Zerpa.
Corría el año '96 cuando pude tener con él una breve charla acerca de la investigación de objetos voladores no identificados que vino a llevar a cabo en nuestras costas, sobre todo en La Lobería. Si bien ya era muy famoso, los medios locales no detectaron su presencia. Casualmente lo vi entrar a un hotel de la ciudad, lo seguí y ahí mismo, en el lobby, le propuse improvisar una entrevista, y accedió. Tomé nota literal de sus respuestas (ni grabador ni cámara fotográfica llevaba encima), hasta concluir con este reportaje que nunca vio la luz en el periódico que por entonces yo editaba en Viedma, porque a los veinte días debí mudarme de país. Hoy, décadas después, era la hora de desempolvar aquel encuentro y publicarlo por primera vez, hoy que los testimonios se animan a salir a la luz. Y si, Calamaro tuvo razón cuando cantando le dio la razón a Zerpa.
¿Siguen tildándolo de loco por dedicarse a la investigación de casos de OVNIs?
De loco, de charlatán, de fantasioso, de mercantilista de los OVNIs porque escribo libros al respecto y doy conferencias. De vanidoso, de mentiroso, de esto y de aquello, de todo. Y es lógico, el temor a lo desconocido y la difamación del mensajero resultan inherentes a la especie humana, pero son los menos. La mayor parte de las veces me respetan y respetan mi trabajo. Lo que no se sabe es lo que más miedo da, como la muerte del cuerpo. Por otra parte, a veces siento que los escépticos, los incrédulos, sólo son prejuiciosos que intentan mostrarse más inteligentes que los demás al negar lo que ignoran o lo que no entienden. Cuidado, que también algunos científicos tienen esta actitud antropocéntrica negacionista: olvidan que la inteligencia de los cinco sentidos es muy corta, muy pobre, y que para ver más hay que mirar menos, cerrar los ojos y meditar.
Incluso la pregunta recurrente al respecto suele ser: ¿Vos crees en los OVNIs?
Claro, como si el tema OVNIs fuera una cuestión de fe que obedece a una suerte de religión con sus milagros y creencias. Algo así les ocurrió a nuestros antepasados que interpretaron a los objetos voladores como carruajes de fuego y a sus tripulantes como dioses, con un sentido místico propio del que no sabe de qué se trata lo que observa o lo que le cuentan. La vida en otros mundos, como en éste, no es un hecho de fe sino de lógica matemática y razón, de sentido común.
¿Qué lo trajo, Zerpa, a nuestros pagos?
Hablando de pagos, me trajo una deuda conmigo mismo. Me debía visitas a estas costas acantiladas que ustedes tienen.
¿Pero vino como turista? Estamos en otoño casi invierno; lo ideal sería venir en verano
Es que no vine como turista, y por eso elegí esta época, para evitar el barullo de la gente en las playas. Porque vine a investigar no un caso en particular como pudiera ser la sonada abducción de aquellos dos pilotos chilenos de rally que en el 78 pasaron por aquí, no, no, aquel caso ya fue investigado por mí y por varios colegas. Vine a constatar in situ la zona energética de la que hacía tiempo tenía mucha información con varios testimonios de testigos presenciales. Finalmente llegué, quería estar en el lugar, aunque será una visita de solo tres días: mañana vuelvo a Buenos Aires.
¿A qué lugar se refiere? ¿A toda la costa?
A una parte de las costas de esta provincia que es precisamente ésta, la que comprende desde la playa de La Boca hasta Bahía Creek, tomando como epicentro energético La Lobería, que allí suceden y han sucedido la mayor cantidad de avistamientos. Hay que imaginar un triángulo invisible entre estos puntos y un punto no muy alejado en el agua, mar adentro, frente a la playa de La Lobería que, por cierto, es una belleza natural que la distingue dentro del concierto de playas a lo largo de la costa atlántica argentina. También junté información de actividad OVNI sobre Viedma y Patagones, pero vine atraído por La Lobería.
¿Por qué?, ¿qué tiene de especial esa playa?, ¿Podría ser más específico?, ¿Hay OVNIs allí?
Algo más que OVNIs. Con mis instrumentos de medición del flujo magnético y de radiactividad, me llevo pruebas confiables que sumo a los testimonios. La ufología investiga muchas más cosas que casos de platos voladores. No sé si ustedes saben, pero La Lobería es un gran centro energético donde, entre otros asuntos inexplicables, existe presencia de seres muy evolucionados y antiguos con capacidad de cambiar de dimensión y un dominio extraordinario de la composición atómica de la materia, lo que les permite aparecer y desaparecer a voluntad, desintegrarse y volver a integrarse, ser densos a ser puro plasma, pura luz. Sin duda, en esa playa se encuentra un portal interdimensional. La Lobería forma parte de un triángulo energético de reserva espiritual, no sólo es una reserva de lobos marinos. Se yergue ahí una ciudad intraterrenal como Erks en Capilla del Monte o Aurora en mi querido Uruguay. Ya sabrás que no todos somos iguales; algunas personas son más perceptivas que otras, más evolucionadas desde el punto de vista espiritual. Y los testimonios que he recogido provienen justamente de testigos con esta particularidad que nada tiene que ver con la educación o lo cultural. Si bien hay testigos más calificados que otros de acuerdo a su nivel de formación y profesión, como son los pilotos de avión que están capacitados para distinguir los objetos que circulan en el aire, es la gente común y perceptiva la que presiente lo que los ojos no ven.
¿Podría narrar al menos un caso de la zona que le haya impresionado?
Sí, por supuesto. Ayer nomás hablé con varios testigos que a lo largo de los años tuvieron experiencias paranormales de todo tipo, como encontrarse con seres que podrían haber sido extraterrestres, intraterrenos o interdimensionales, aunque hubo uno en particular que me relató cómo le tocó ver en dos ocasiones unas naves de apariencia extrañamente transparente, cuando casi siempre son metálicas, con consistencia palpable. También estuve con un guardafauna cuyos múltiples avistamientos les pondría los pelos de punta a más de un temeroso, porque hasta dijo haber vivenciado con un OVNI cierta forma de contacto lumínico haciendo parpadear su linterna a lo que el objeto respondió de igual manera.
¿Naves transparentes?
Sí, en apariencia. Naves que vieron incrustarse como si nada en la parte media de los acantilados y desaparecer dentro de ellos. Según mi experiencia, son naves interdimensionales. Cambian de dimensión cuando lo desean, van y vienen, por eso no chocan ni se estrellan contra la roca de los acantilados.
¿Qué los traería hasta aquí?
No los trae nada, ellos están desde antes que nosotros. No todas las civilizaciones que no sean la nuestra, son de afuera de este mundo. Muchos vieron objetos entrar y salir del mar frente a la playa de La Lobería, lo que alimenta la idea de que podrían tener su guarida abajo del agua, como ocurre en otros lugares del mundo, por ejemplo, en las costas de San Francisco, en California, alrededor de la isla Santa Catalina. Existen ciudades y civilizaciones intraterrenas. Todo es posible en la materia y con la materia, Nuestras limitaciones no son universales sino nuestras. Igual, aunque los investigadores de estos fenómenos sabemos poco, de ese poco sabemos un montón, porque buceamos incesantemente en los sucesos de mayor impacto. Sería imposible dedicarles tiempo a todos los casos. Ahora, La Lobería me deja a mí, con mis aparatos de medición de campo, encandilado. A la gente de aquí le recomendaría que valorara esa playa en especial, La Lobería, y que cuando la visiten, se sienten en su arena de piedritas, cierren los ojos y respiren profundamente al cielo. Frente al mar hasta conseguir cierto nivel de relajación. A partir de entonces percibirán o deliberadamente verán cosas curiosas, increíbles.
Es una zona caliente de aparición de OVNIs, y esto es histórico en La Lobería, contemplando todo el triángulo imaginario que mencioné. La Boca también registra muchísimos avistajes y otros fenómenos paranormales. Quizás el secreto sea dejar de mirar hacia abajo y empezar a mirar más seguido hacia arriba, que tal vez por esta mirada tan común en el ser humano es que termine siendo más útil encontrar una moneda tirada en el suelo que un platillo volador en el cielo. Por ahí al cielo se lo considera algo ideal, lleno de ángeles alados y dioses, mientras que a la tierra se la ve como la realidad de la que es complicado desapegarse, pero hay que elevar la vista. Mirá, te daré un truco técnico para tener más chances de fotografiar objetos y todo tipo de energía que habiten o surquen nuestro firmamento de noche. Debe tenerse una cámara fotográfica, con la opción del modo bulbo, lo que permite pulsar una vez para empezar la exposición y otra vez para finalizarla segundos más tarde. Cuanto mayor tiempo esté abierto el obturador de la cámara, más energía podrá captar, supongamos fotos de medio minuto o un minuto de duración. El ojo no verá nada; usando un tripode que fije la cámara, se apunta ciegamente al cielo nocturno, a la luna o a las estrellas, y al revelar las fotos tal vez salgan imágenes que uno no vio, pero la sensibilidad de la cámara sí. Luego me cuentan. Deben recordar que las exposiciones tienen que ser largas, no un simple clic. Hay que darle tiempo al cielo.
¿Y ahora que anduvo por nuestras costas, vendría a veranear en ellas?
Como destino turístico ecológico propicio para la contemplación y el misticismo, son fascinantes, incluso con sus carencias de infraestructura. Por mi trabajo, hace años que no descanso en ninguna otra parte que no sea mi casa porque me la paso viajando; sin embargo, si tuviera que elegir un lugar, La Lobería, que está más poblada de lo que ustedes piensan es un privilegio real de la naturaleza y un don espiritual con que el universo parece habernos bendecido.
¿Volverá entonces?
Confiemos en el eterno retorno.
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