Santa Fe
Nunca lo contó "para no ser tratado de loco", pero a fines de los 70 vio un OVNI
El venadense Roberto Pastorino se animó a contar su historia tras el testimonio del cazador Juan Pérez de haber visto una nave espacial.
Por Carlos Walter Barbarich
Envalentonado por una nota publicada por este diario el 11 de julio pasado (ver artículo a continuación), en la que el cazador venadense Juan Pérez contó que tuvo su primer contacto con extraterrestres el 6 de septiembre de 1978, el ex empresario Roberto Pastorino dijo que él también tuvo un contacto similar por esa época pero que nunca lo contó públicamente por miedo a que lo traten de “loco”. La descripción es la misma en ambos casos; una impresionante bola de luz blanca que se desplazaba lentamente y con movimientos oscilantes.
Pastorino aceptó dialogar con este diario sobre esa extraña aparición; algo que jamás había contado públicamente. La aparición se había dado “por el año 1978 o 1979", relato él ex empresario que no recuerda con precisión la fecha aunque sí el lugar. Fue exactamente en la mística curva de “Pastorino” en el kilómetro 354 de la ruta Nacional Nº 8.
La curva de “Pastorino” tiene ese nombre en función a una emblemática estación de servicios que era de las más importantes del sur santafesino desde la década del 70 hasta su cierre a mediados de los años 90. Precisamente fueron los hermanos Juan y Roberto Pastorino los propietarios de esa estación que se ubicaba, en dirección a Buenos Aires, a pocos kilómetros.
En la curva “de Pastorino” se produjeron innumerables accidentes de tránsito con el saldo trágico de varias vidas pérdidas. Es una “curva peligrosa” pero no más peligrosa que otras que no tuvieron la cantidad inexplicable de accidentes a lo largo de la historia.
Es que también sobrevuela el mito que en ese lugar se producen repentinamente apariciones de tropillas de caballos y hasta algunos comentarios más osados sostienen que es la base de apariciones de Objetos Voladores No Identificados (OVNIs).
Roberto Pastorino aseguró haber visto una nave gigante con una luz muy fuerte que se desplazaba lentamente. Fue a finales de los 70. |
Motel sin habilitar
En esa “curva” pasan cosas extrañas. Está el mito, reflejado por este diario tiempo atrás, del motel alojamiento; un emprendimiento que nunca pudo ser inaugurado pese a estar construido desde el año 1978. Ese “frustrado” emprendimiento motelero también pertenecía a los hermanos Pastorino; dueños de la estación de servicios. La curva de “Pastorino” es un lugar extraño sostienen algunos comentarios más místicos que reales.
Se decía que el motel nunca fue inaugurado porqué lo habían construido mal y las puertas de los autos no podían abrirse por lo estrecho del garaje, cosa que fue descartada por ese diario tras comprobarlo en el propio motel que hoy se encuentra sepultado entre las malezas.
Se dijo también que fue la Iglesia la que no dio su autorización (año 1978) por tratarse de un lugar “pecaminoso”, aunque Roberto Pastorino descartó esa hipótesis. Y están quienes dicen que no fue habilitado porque el ingreso se encontraba en plena curva y eso representaba un peligro extra. También fue descartado por Pastorino. “El motel no se inauguró porque la constructora se fundió. Eso fue lo que pasó”, dijo sin mayores rodeos.
El motel de Pastorino hoy está sepultado entre las malezas. Iba a ser inaugurado en 1978 pero nunca se terminó. |
Aparición
Ese día no precisado del año 1978 o 1979, Roberto Pastorino se dirigía desde su casa en Venado Tuerto hasta la estación de servicio de su propiedad; ubicada a unos diez kilómetros del centro urbano de la Esmeralda del Sur. La extraña aparición se produjo en la curva que lleva el apellido suyo y de su hermano Juan; la famosa curva denominada “de Pastorino”. Fue a las 21 horas y “en la soledad de la noche y duró alrededor de 3 o 4 minutos hasta que desapareció”, relató Roberto.
“Yo iba a la estación de servicios y justo cuando estaba tomando la curva veo una luz muy fuerte a mi derecha y venía como picando. La luz se levantaba, bajaba. Era como una pelota que haces picar contra el piso. En esos años no había nada de tránsito así que me paré en la curva y vía que esa bola de luz se me venía encima y luego giró hacia la izquierda”, recordó Roberto.
Agregó que “sentí al sensación que puede sentir cualquier persona y es la de tener miedo. Era una cosa muy rara, no hacía ningún ruido y la luz que emanaba era muy impresionante. De pronto desapareció la luz y yo seguí camino hasta la estación de servicios que estaba a pocos kilómetros de la curva donde yo había visto esa inmensa luz que se movía de un lado para otro”.
Roberto prácticamente no contó la experiencia a excepción de su hermano Juan con quien eran dueño de la estación de servicios. “Mi hermano me dijo que había visto una luz similar en la estación y que hacía los mismos movimientos que yo le dije. Después de unos segundos, la luz se fue. Nosotros teníamos miedo porque cerca de dónde estaba la luz, había tanques aéreos de combustible y teníamos miedo que exploten”.
Al día siguiente de la aparición, Roberto escuchó un comentario radial que lo intrigó. “A primera yo tenía por costumbre escuchar el panorama de la mañana que se emitía por Radio Venado Tuerto (LT29) y escuché que habían visto (la noche anterior) un plato volador en Amenábar (a unos 70 kilómetros de Venado Tuerto) y que se venía para acá”.
Con ese dato arrojado por la radio, al día siguiente del hecho, Roberto dijo que corroboró que lo que había visto era algo real y no producto de su imaginación. Al parecer la misma nave que apareció en Amenábar fue la que luego se le presentó a Roberto Pastorino a las 21 horas y probablemente sea la misma que se presentó por primera vez ante el cazador Juan Pérez en la estancia La Victoria; casi a la misma altura de la curva de Pastorino aunque a varios kilómetros en línea recta.
En el caso de Juan Pérez, él relató con precisión que la primera aparición (con características similares a las descriptas por Roberto Pastorino) se produjo el 6 de septiembre de 1978 en una zona cercana también. Solo que Pastorino no puede asegurar si la fecha es la misma aunque es altamente probable que sea la misma “nave” extraterrestre la que apareció en Amenábar, estancia La Victoria y en la enigmática y mística curva de “Pastorino”.
La historia del cazador venadense, Juan Pérez, fue llevada al cine en 2018 por el cineasta argentino Alan Stivelman. |
https://www.lacapital.com.ar/la-region/nunca-lo-conto-para-no-ser-tratado-loco-pero-fines-los-70-vio-un-ovni-n2677908.html
Juan, un venadense que vivió varios encuentros extraterrestres desde 1978, el último previo a la pandemia de Covid
Las vivencias de este hombre de 55 años fueron llevadas al cine en 2018. A principios de 2020 tuvo el último contacto con una nave.
Por Carlos Walter Barbarich
Juan Pérez cumplió 55 años el pasado 9 de julio y su vida podría enmarcarse en la de un hombre común vinculado a las cuestiones esenciales de la supervivencia. Vive de la caza y de la cría de pequeños animales, como lechones, chivos, pollos y hasta jabalíes. Allá por el lejano 6 de septiembre de 1978, con apenas 12 años, tuvo su primer encuentro cercano con extraterrestres. Y desde ese momento su vida viró para siempre, tanto que aún lo atormentan las luces que vio aquel día y las que le aparecieron por última vez a principios de 2020, previo a la pandemia de Covid-19.
La vida de Juan trascurre en una pequeña granja ubicada a unos 7 kilómetros de Venado Tuerto, junto a sus padres y dos hermanos. Cuesta creer que un vecino venadense, ciudad próspera y moderna si las hay, viva de un modo tan “primitivo” y a tan poca distancia de la llamada “civilización”. La familia es nativa de Entre Ríos pero su madre es de origen guaraní y aún conserva sus costumbres ancestrales. En el seno de ese hogar, el celular parece un objeto no identificable. Al menos, no tiene el uso habitual que le da la mayoría de las personas.
Su vida, y su contacto extraterrestre, fue llevado al cine en 2018 por el cineasta Alan Stivelman, y el documental “Testigo de Otro Mundo” fue filmado en su mayoría en Venado Tuerto, con la ayuda del famoso astrofísico Jacques Vallée.
“Tenía 12 años y estaba en un campo ubicado en la estancia La Victoria, cuando de repente se me apareció una luz muy fuerte en el medio de la nada, en el medio del campo”, contó Juan a La Capital.
Asustado, el adolescente Juan volvió a su casa, a pocos kilómetros, y demoró un tiempo en contarles la experiencia a sus padres. Una vez que lo hizo, la familia no creyó en su relato (a excepción de su madre guaraní) por lo que se sumergió en una profunda angustia. “No podía contar mucho por miedo a que me acusaran de estar loco”, dijo con la inocencia de las personas sencillas.
Sin embargo, su caso atrapó a personas vinculas a fenómenos extraterrestres y así fue como el astrofísico californiano Vallée conoció a Juan en 1980, dos años después de haber tenido el encuentro. El caso de Juan fue de los más impactantes y verosímiles de los fenómenos mundiales de este tipo y Vallée fue quien estudio su caso.
Vallée desarrolló continuamente la primera cartografía computarizada de Marte para la NASA y fue un precursor del moderno Internet. Es también una importante figura en el estudio de los objetos voladores no identificados (OVNIs). Y en los relatos de Juan no aparecen fisuras desde aquel primer contacto en 1978 y se demostró que no tuvo ni tiene problemas psíquicos.
Juan, el cazador que tuvo encuentros extraterrestres, junto a dos hermanas (son ocho, cuatro varones y cuatro mujeres) en plena "carneada". |
Encuentros cercanos
Tras aquel primer encuentro en 1978 Juan tuvo varios más. El siguiente fue también en cercanías de su casa, seis años más tarde. “Fui al pueblo (por Venado Tuerto) para divertirme y ver chicas. Y cuando regresaba en bicicleta a mi casa, a las 3 o 4 de la madrugada, se me apareció en el aire una nave de impresionantes dimensiones, con luces muy poderosas. En aquellos años esta zona era campo y el camino de tierra, una diferencia de hoy que es una ruta de acceso que lleva al pueblo de San Eduardo”, relató.
Como pudo, y visiblemente asustado, ingresó al rancho que compartía, y aún comparte con sus padres, y les contó la segunda experiencia. Tampoco le creyeron. Otra vez, a excepción de su madre, que si creía en Juan y hasta le dijo que ella también había tenido experiencias de ese tipo. A Juan esas dos experiencias con extraterrestres lo atormentaban pese a que nunca temió que algo malo podría sucederle.
“Estuve sentado como estamos sentados vos y yo ahora”, narró. “Y sólo atinamos a mirarnos. Era una persona con rasgos parecidos a nosotros pero más grande y totalmente blanco. Sentí mucho miedo a pesar de que nada agresivo irradiaba de ese ser ”, dijo Juan al contar el contacto realmente cercano que tuvo con un ser extraterrestre. Fue el único de ese tipo, a pesar de que contactos con la nave de impresionantes dimensiones lo persiguió durante varios encuentros más.
Otro de los encuentros –años más tarde- fue en un campo de la zona de San Luis. Allí Juan había ido a cazar jabalíes junto a tres perros de caza que tenía. Eran él, sus canes, un cuchillo entre los dientes y la inmensidad y soledad del campo como único testigo. Había atrapado a un jabalí de grandes dimensiones y se predisponía a "cuerearlo" luego de curar a dos de sus perros que terminaron malheridos tras la persecución y caza del animal.
“En eso apareció una luz muy fuerte en el cielo, a pocos metros de altura, y vi una nave gigantesca de varios metros de largo por varios metros de ancho que se paró arriba mío. Los perros se asustaron, se fueron del lugar y la nave o ese objeto con el correr de los minutos se retiró. Era plena madrugada y debí esperar a que amaneciera porque quedé realmente perdido en tiempo y espacio”, relató Juan aún emocionado al contar la experiencia.
Otro episodio similar transcurrió también en un campo de la zona rural de la provincia de La Pampa, adónde Juan solía ir a despuntar su pasión por la caza, que es lo mejor que sabe hacer, una herencia de su sangre guaraní. El caso fue casi calcado al anterior de San Luis. Una inmensa nave con luces fulgurantes apareció por encima de su cabeza, a unos doscientos metros de altura, calcula.
“Yo siempre me preguntaba por qué me pasa a mí esto, aunque debo decir que nunca me pasó nada malo. Salvo el susto que aún tengo cuando recuerdo todo lo que pasé”, dijo el cazador que no se define como predador sino como un hombre que sólo caza para comer.
Juan Pérez cumplió 55 años el 9 de julio de 2021 y lo festejó junto a su familia en la pequeña chacra ubicada a 7 kilómetros del centro de Venado Tuerto. |
Último contacto
El último contacto extraterrestre que vivió Juan fue a principios de 2020, previo a la pandemia de coronavirus. La salvedad es que en este caso su padre Felipe, su madre y uno de los hermanos que vive con él en la chacra, vieron el mismo fenómeno.
Juan contó que venía caminando por el flamante acceso a San Eduardo, ya pavimentado en su totalidad, cuando una inmensa nave se posó sobre su cabeza (esta vez a unos cien metros) y apuró como pudo el tranco para meterse inmediatamente en su rancho. El haz de luz de la nave atravesó el techo y las paredes e hizo que la casa estuviera completamente iluminada. Eso sucedió a principios de 2020 y fueron testigos sus familiares, que estaban adentro.
El padre de Juan, don Felipe Pérez (77 años), observó como la inmensa nave estaba arriba de su rancho. “Era una cosa impresionante y con una luz muy fuerte. En esta zona prácticamente no hay muchas luces de noche por lo que nos llamó la atención. Era una gran nave y la estuve observando algunos segundos, luego se fue”, dijo el baqueano rural que desde hace un tiempo a esta parte ya no desconfía de los encuentros que tuvo su hijo allá por el lejano 6 de septiembre de 1978.
Uno de los hermanos de Juan (el menor) junto al padre, Felipe Pérez (77) aseguran haber visto la "luz" a principios de 2020. |
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