domingo, 4 de agosto de 2024

FANIs en cielos abarrotados: reducción de amenazas atmosféricas y orbitales en una era de incertidumbre geopolítica

FANIs en cielos abarrotados: reducción de amenazas atmosféricas y orbitales en una era de incertidumbre geopolítica
The Sol Foundation
Vol. 1 No. 2 / Marzo de 2024


Imagen ilustrativa.


Resumen ejecutivo

En un esfuerzo por evitar los debates polémicos sobre la divulgación y la existencia de vida extraterrestre, la Fundación Sol encargó este informe para explorar reformas de políticas que podrían ayudar a los Estados Unidos y otros gobiernos a abordar el desafío de los fenómenos aéreos no identificados (o anómalos) (FANIs) al tiempo que se construyen puentes entre los grupos de interés potencialmente interesados ​​y las partes interesadas existentes.

A pesar de estos objetivos, este artículo no presenta evidencia o datos que respalden una teoría particular de los FANIs o establezcan cuantitativamente su existencia. En cambio, los autores simplemente toman como un hecho que los ciudadanos de todo el mundo informan de miles de FANIs cada año y que muchos gobiernos nacionales han revelado importantes encuentros militares y civiles con naves o fenómenos aéreos no identificables. Estos eventos han provocado pánico, asombro, respuestas militares e investigación gubernamental y científica. La cuestión de qué son o no son los FANIs no cambia los resultados muy reales de los eventos FANIs.

En consecuencia, este documento describe una posible agenda de reforma que puede tener un valor significativo tanto para los gobiernos nacionales como para el público en general, independientemente de la verificación o divulgación de las causas de los fenómenos FANI. En cierta medida, este documento también es un ejercicio de mapeo para mostrar la amplitud del discurso político serio que es posible más allá de las cuestiones de la existencia y divulgación de los FANI. Metodológicamente hablando, tratamos a los FANIs como una "caja negra" (una entidad desconocida o poco comprendida que, no obstante, produce efectos claros en su entorno) y esperamos con ello demostrar que el carácter opaco de los FANIs de ninguna manera impide un esfuerzo de reforma de políticas nacionales e internacionales para abordarlos.

La reforma de políticas debe centrarse en los riesgos de seguridad pública y nacional que plantean los eventos FANIs en regímenes de control aeroespacial y del espacio exterior cada vez más inestables. Estos eventos son de amplio interés para los líderes y participantes en los esfuerzos de aviación civil y militar, defensa, científicos y comerciales en el espacio exterior, así como para los gobiernos nacionales que enfrentan un entorno geopolítico tenso. Además, la seguridad pública y la seguridad nacional son las dos áreas en las que la falta de acción para desarrollar políticas sólidas sobre los FANIs tiene las consecuencias más significativas, independientemente de la identidad de los FANIs. La imprevisibilidad de los fenómenos plantea un considerable peligro de vuelo para los aviadores individuales, y su interacción con nuevas tecnologías disruptivas como los drones, los vehículos espaciales comerciales y militares y los misiles hipersónicos crea amplios riesgos para el orden internacional.

Sin embargo, el actual clima de baja confianza de cambio tecnológico y competencia geopolítica deja a los gobiernos mal preparados para responder a los FANIs. La aglomeración de los cielos no solo por los FANIs sino también por drones, globos de vigilancia y misiles hipersónicos está haciendo que las normas existentes y las convenciones multilaterales alcancen su límite para una coordinación y un control efectivos. En la órbita cercana a la Tierra y el espacio ultraterrestre, la comercialización y la renovada competencia geopolítica combinadas con una crisis endémica de basura espacial complican aún más la transparencia y la previsibilidad. A medida que cada vez más vehículos cruzan los umbrales entre el espacio aéreo territorialmente soberano y los bienes comunes de la atmósfera y el espacio ultraterrestre, aumenta el potencial de accidentes cataclísmicos y errores de cálculo causados ​​por los FANIs. La situación actual se ve afectada por una serie de problemas de límites irreconciliables en virtud de los regímenes vigentes, como la Convención sobre Aviación Civil Internacional de 1944 y el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre de 1967. Si bien las divisiones entre el control de la aviación civil y militar han dado lugar a pocos accidentes catastróficos, los cambios tecnológicos y la distribución de esas tecnologías hacen improbable un futuro sin tales eventos.

Además, para evitar que los accidentes se conviertan en crisis geopolíticas en lugar de meras tragedias, será necesario realizar una vigilancia coherente y transparente para lograr una atribución eficaz y fiable. En un momento en que la confianza pública es baja y las normas y la cooperación internacionales están menguando, la atribución se vuelve mucho más difícil. A diferencia del período de la Guerra Fría, cuando se hicieron esfuerzos para construir infraestructura y prácticas para la desescalada, como líneas directas nucleares, protocolos para incidentes en el mar y choques submarinos, y prohibiciones sobre armas antisatélite, en la última década se ha producido un marcado aumento de Estados y no Estados que superan los límites o violan abiertamente las normas y el derecho internacional en materia de espacio aéreo. Durante este mismo período de escalada, también hemos sido testigos de un aumento dramático en el número de actores que pueden participar en estos dominios y un aumento en los incidentes para los cuales no se puede determinar ningún actor atribuible.

Sin un esfuerzo multilateral renovado para mejorar la cooperación en materia de vigilancia, el potencial de crisis e incluso de catástrofe es alto. En consecuencia, en este documento se examinarán los regímenes internacionales existentes para la vigilancia, el control y la reducción de amenazas aeroespaciales y se formularán recomendaciones para reformas que puedan dar cabida a las complejas capas de fenómenos aéreos a escala planetaria y orbital en las que se producen los eventos de UAP. En resumen, estas recomendaciones son las siguientes.

La elaboración por parte de la Organización de Aviación Civil Internacional de un anexo al tratado de la Convención de Chicago que contenga directrices sobre cómo las aeronaves civiles deben informar y responder a los encuentros con UAP, así como enmiendas vinculantes que obligarían a los Estados a informar sobre los encuentros militares con UAP que pudieran afectar a la seguridad de la aviación civil, garantizando que dichos informes respeten los límites de seguridad nacional y proporcionen disposiciones para las investigaciones de tales incidentes.

Un grupo de trabajo internacional sobre UAP en la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos (COPUOS) mediante el cual los Estados desarrollarían e implementarían un proceso para compartir datos e información sobre eventos de UAP en el espacio, así como un protocolo voluntario para informar sobre tales eventos que no socavaría la seguridad nacional de los participantes. Además, la COPUS podría modificar un acuerdo internacional clave sobre el espacio, el Tratado del Espacio Ultraterrestre, para exigir a sus signatarios que participen en estas medidas y emprendan investigaciones pacíficas y no militares sobre los UAP y la investigación científica relacionada.

Medidas internacionales, de carácter militar a militar, para evitar que los eventos FANI desencadenen accidentalmente incidentes entre estados que puedan conducir a una guerra convencional o nuclear. Dichas medidas incluyen protocolos de comunicación bilaterales o multilaterales sobre los FANIs; patrones de patrullaje de submarinos nucleares balísticos y ajustes de la Revisión de la Postura Nuclear; la modernización de los sistemas de mando, control, comunicación e inteligencia (C3I) para incluir capacidades mejoradas de discriminación de los FANIs; la integración de escenarios de FANIs en ejercicios de mando nuclear; y un estudio conjunto de los FANIs y el intercambio de información.

Dado que muchas de estas recomendaciones no son inmediatamente factibles en la atmósfera de desconfianza y tensión generada por la competencia entre grandes potencias, la conclusión de este documento ofrece un punto de partida. La colaboración internacional entre organizaciones científicas, aeronáuticas, astronómicas amateur y otras organizaciones de la sociedad civil podría utilizarse para fundar una organización supranacional de investigación y estudio de los FANIs. Podría servir como un foro a través del cual los Estados podrían restablecer la confianza y, en última instancia, participar en beneficio mutuo, lo que a su vez podría llevarlos a participar en medidas estatales y entre militares. Por el momento, sólo podemos esperar que los gobiernos nacionales consideren la necesidad de priorizar las reformas durante esta era de división en la política nacional e internacional.

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