¿Dónde está ET? la Paradoja de Fermi cumple 65 años
por David H. Bailey y Jonathan M. Borwei
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Introducción
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Crédito: hanford.gov |
Hace 65 años, en 1950, mientras almorzaba con sus colegas Edward Teller y Herbert York, el físico Nobel Enrico Fermi (der.) de repente exclamó: "¿Dónde está todo el mundo?" Su pregunta hoy se conoce como la paradoja de Fermi.
La línea de razonamiento de Fermi fue la siguiente: (a) Lo más probable es que hayan numerosas (quizá millones) de otras civilizaciones tecnológicas solo en la galaxia de la Vía Láctea; (b) si una sociedad es menos avanzada que nosotros, incluso por algunas décadas, no serían tecnológicas, por lo que cualquier otra civilización tecnológica es, casi con toda seguridad, muchos miles o millones de años más avanzadas; (c) en un plazo de más o menos un millón de años (un parpadeo en el tiempo cósmico) después de convertirse en tecnológica, una sociedad podría haber explorado o aún colonizado la mayor parte de la Vía Láctea; (d) así que ¿por qué no vemos evidencia de la existencia de incluso una sola civilización extraterrestre?
Es evidente que la cuestión de si existen otras civilizaciones es una de las preguntas más importantes de la ciencia moderna. Y un descubrimiento de tal vida, dicho mediante el análisis de datos de microondas, sin duda lo clasificaría como uno de los más significativos y de mayor alcance de todos los avances científicos. Por un lado, daría crédito a la sugerencia de algunos científicos eminentes, como Freeman Dyson, que el universo está preparado para la vida inteligente.
Pero después de 50 años de búsqueda, la conclusión es que no se ha encontrado. Si de hecho hay numerosas civilizaciones tecnológicas en la Vía Láctea, ¿por qué no hemos sido capaces de detectar cualquier señal u otra evidencia de su existencia? ¿Por qué se está haciendo tan difícil para nosotros encontrarlos? En el lenguaje de Fermi, "¿Dónde están?"
Propuestas de solución a la paradoja de Fermi
Numerosos científicos han examinado la paradoja de Fermi y han propuesto soluciones. He aquí una breve lista de algunas de las soluciones propuestas, y réplicas comunes:
- Tienen órdenes estrictas de no revelar su existencia. Réplica:
Esta explicación es presa del hecho ineludible de que sólo se necesita
de un pequeño grupo en una sociedad extraterrestre para disentir y romper el
pacto de silencio. Dada
nuestra experiencia con la sociedad humana, parece absolutamente
imposible pensar que una prohibición de este tipo podría ser impuesta,
sin una sola excepción a través de millones de años, en una vasta
civilización extraterrestre dispersa en múltiples estrellas y planetas.
- Ellos existen, pero están demasiado lejos. Réplica: Tales argumentos típicamente ignoran el potencial de la tecnología que avanza rápidamente. Por
ejemplo, una vez que la civilización es lo suficientemente avanzada, podría enviar "sondas Von Neumann" a estrellas distantes, por lo que se podría
explorar planetas distantes adecuados, aterrizar, y luego construir
copias de sí mismos, utilizando el software más reciente transmitido hacia el
planeta. Las
simulaciones de este esquema indican que una única sociedad podría
explorar (a través de sus sondas) toda la galaxia de la Vía Láctea en el
plazo máximo unos pocos millones de años, que es una pequeña fracción
de la vida de la galaxia. La comunicación
de manera similar se puede facilitar en gran medida por medios de alta
tecnología futurista, pero totalmente factibles.
- Ellos existen, pero han perdido el interés en la comunicación y/o exploración interestelar. Réplica:
Teniendo en cuenta la evolución darwiniana, que se cree es ampliamente el mecanismo que guía el desarrollo de la biología en todo el
universo, que favorece fuertemente a los organismos que exploran y expanden su
dominio, es poco creíble que todos y cada uno, en todas y cada una de las
distantes civilizaciones
carezcan siempre del interés en la exploración del espacio, o (como en el
punto 1 anterior) que una sociedad galáctica sea 100% efectivo, durante
muchos millones de años, en la aplicación de la prohibición en contra de
aquellos que deseen comunicarse o explorar.
- Ellos están llamando, pero todavía no reconocemos la señal. Réplica:
Si bien la mayoría coincide en que el proyecto SETI aún tiene mucho que
buscar, esta explicación no se aplica a las señales que se
envían con el expreso propósito de comunicarse con una sociedad de reciente
tecnología, en una forma en que esta sociedad podría reconocer fácilmente. De
hecho, el programa del proyecto SETI actual supone que la civilización
remota está haciendo un esfuerzo para señalar su existencia mediante la
tecnología que podemos detectar. Y
como con el punto 1, es difícil ver cómo una sociedad galáctica podría hacer cumplir para
siempre, sin excepción alguna, la prohibición
gobal de este tipo de comunicaciones dirigidas.
- Las civilizaciones como la nuestra invariablemente se auto-destruyen. Réplica: Esta contingencia ya se calcula en la ecuación de Drake, en el término L (la duración media de una civilización). En
cualquier caso, a partir de la experiencia humana, hemos sobrevivido
al menos 100 años de la adolescencia tecnológica, y sin embargo no nos
hemos destruido en un apocalipsis nuclear o biológico. El
calentamiento global representa un desafío importante en el momento
actual, y se ha sugerido recientemente de forma explícita como una
solución negativa a la paradoja de Fermi. Pero
ahora entendemos la situación bastante bien y estamos desarrollando
rápidamente tecnologías verdes asequibles, llevando a algunos,
incluyendo a Al Gore, a cambiar de opinión y ser cautelosamente
optimistas. Otras más exóticas tecnologías están en desarrollo, y por lo menos algunas de ellas pueden dar sus frutos. En
cualquier caso, dentro de una década o dos la civilización humana se
habrá extendido a la Luna y a Marte, y entonces su existencia a largo plazo será
en gran medida impermeable a las calamidades de la Tierra.
- La Tierra es un planeta único, con características que fomentan un régimen biológico de larga vida que lleva a la vida inteligente. Réplica:
Los últimos estudios, en particular, las detecciones de planetas
extrasolares, apuntan en la dirección contraria, es decir, que los
ambientes como el nuestro parecen ser bastante comunes.
- Estamos solos, al menos dentro de nuestra casa en la galaxia de la Vía Láctea. Réplica:
Esta hipótesis va en contra del "principio de mediocridad", es decir,
la presunción, dominante desde la época de Copérnico, que no hay nada de
especial en la Tierra o en la sociedad humana. Esto puede ser una respuesta filosóficamente satisfactoria para algunos, pero científicamente hablando es bastante inquietante.
El gran filtro
Algunos
autores han sugerido que existe una gran filtro que explica el extraño
silencio -algunas de las principales barreras para convertirse en una
sociedad lo suficientemente avanzada para explorar la Vía Láctea. Las
posibilidades aquí van desde la hipótesis de que podría ser
extraordinariamente improbable que la vida comience en lo absoluto, o que
el salto de las células procariotas a eucariotas es igualmente poco
probable, o que nuestra combinación de la dinámica planetaria y la
tectónica de placas es extremadamente improbable, o, como se sugiere anteriormente, que las civilizaciones como la nuestra, invariablemente
se autodestruyen, o que alguna calamidad futura, como una enorme
explosión de rayos gamma de una estrella cercana, termine
invariablemente con sociedades como la nuestra antes de que puedan explorar
el cosmos.
Un
aspecto inquietante de esta línea de pensamiento es que se sigue
entonces con que (a) somos los primeros como sociedad tecnológica, ya que el
gran filtro está detrás de nosotros, o bien (b) estamos en serios
problemas, ya que el gran filtro, posiblemente una gran catástrofe, está todavía por delante de nosotros. En
esta línea, Nick Bostrom, entre otros, espera que la búsqueda de vida
extraterrestre, ya sea en Marte o en un planeta extrasolar, venga con
las manos vacías, ya que si se encontrara la vida, ya sea antigua o
actual, esto reduciría el número de posibles candidatos para el gran filtro de estar detrás de
nosotros, lo que aumentaría la probabilidad de que el gran filtro quede
por delante de nosotros.
Conclusión
Con
cada nuevo hallazgo de la investigación de planetas extrasolares en la
zona habitable, o de ambientes potencialmente amigables para la vida
dentro del sistema solar, el misterio de la paradoja de Fermi se
profundiza. De hecho, "¿Dónde está todo el mundo?" se ha convertido en una de las preguntas científicas más fascinantes de nuestro tiempo. No hay una respuesta fácil.