El modelo de conciencia de este hombre fue utilizado por la CIA
por Jesse Michels
El modelo de conciencia de este hombre, utilizado por la CIA, creía que la conciencia y la realidad física están profundamente conectadas a través de la vibración. Su idea principal era que todo en el universo, desde los átomos hasta los humanos y el cosmos entero, vibra, y estas vibraciones son las que crean y dan forma a la realidad.
El Dr. Itzhak Bentov nació en Checoslovaquia durante la Segunda Guerra Mundial. Perdió a sus padres y hermanos en un campo de concentración nazi. Tras escapar a Israel, se unió a la división científica del ejército y ayudó a inventar su primer cohete, a pesar de no tener formación científica formal. Más tarde, se mudó a Estados Unidos e inventó un catéter médico dirigible. Se le consideraba una mente brillante.
Su idea de la conciencia comienza con las partículas más pequeñas: los átomos. Creía que todo en el universo vibra o resuena. Desde los átomos hasta las moléculas y los seres humanos, todo vibra. Incluso cosas como las ondas sonoras, las ondas de luz y las ondas de gravedad siguen patrones de armonía (llamada coherencia) y desarmonía (decoherencia). La realidad, según Bentov, está compuesta de estas vibraciones.
Creía que, por un breve instante, cuando las vibraciones se anulan a cero (un nodo), nuestra realidad "cambia" a un estado diferente, de mayor frecuencia. La mayor parte del tiempo, experimentamos la realidad normal, pero en esos breves instantes, podemos conectarnos con un nivel de existencia más profundo y refinado.
El trabajo de Itzhak Bentov desempeñó un papel crucial en la conformación de los fundamentos teóricos del Proceso Gateway de la CIA. Bentov, conocido no solo por inventos como un catéter cardíaco a control remoto y los espaguetis dietéticos, también escribió extensamente sobre la consciencia humana.
Sus modelos biomédicos y metafísicos fueron fundamentales para el informe de 1983 del teniente coronel Wayne M. McDonnell para el Ejército de los Estados Unidos, que exploró métodos para trascender el espacio-tiempo mediante la mente.
El informe de McDonnell extrajo ideas de diversas fuentes, pero las teorías de Bentov proporcionaron el andamiaje científico que ayudó a explicar cómo los estados alterados de consciencia —inducidos mediante técnicas como la meditación, la biorretroalimentación, la hipnosis y el kundalini yoga— podían conducir a poderosas transformaciones en la percepción.
En concreto, las ideas de Bentov ayudaron a sustentar la idea de que el cuerpo y la mente humanos pueden sintonizarse como instrumentos, y que la coherencia vibratoria desempeña un papel clave para alcanzar estados de conciencia profunda o incluso experiencias extracorporales. Su influencia ayudó a dar credibilidad y estructura a los elementos más abstractos o esotéricos del Proceso Gateway.
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Bentov no solo estaba interesado en la ingeniería o los inventos médicos. Su profunda curiosidad lo llevó a explorar algo mucho más grande: la consciencia y cómo se conecta con el mundo físico. Este viaje lo llevó a su libro más famoso, Stalking the Wild Pendulum: On the Mechanics of Consciousness.
En el libro, Bentov comparte una idea audaz: la consciencia no es solo algo creado por el cerebro. En cambio, es una parte básica del universo, tan real y fundamental como la materia o la energía. Su trabajo combina la ciencia moderna con la sabiduría espiritual antigua para crear un modelo único de la realidad.
- Creía que cada parte del universo contiene el todo, como funciona un holograma. Esto significa que cada parte de la realidad refleja todo lo demás. Es una idea respaldada tanto por la física moderna como por antiguas creencias espirituales.
- En lugar de pensar en el cerebro como la fuente de la consciencia, Bentov pensó que actúa más como una radio. No crea la consciencia, la sintoniza, como sintonizar una transmisión que ya está ahí afuera.
- Creía que la consciencia está vinculada a las vibraciones. Nuestros pensamientos, sentimientos y estados meditativos están conectados a ciertas frecuencias, tanto en el cerebro como en el entorno que nos rodea.
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Dr. Itzhak Bentov
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El sistema nervioso como vínculo
Bentov creía que el sistema nervioso es el punto de conexión clave entre el mundo físico y los reinos no físicos o espirituales. Mediante prácticas como la meditación, pensó que las personas podían sintonizar sus sistemas nerviosos con frecuencias universales, como sintonizar una radio con una señal clara. Esto permitiría alcanzar niveles más profundos de consciencia y experimentar una consciencia expandida.
También estudió lo que realmente sucede en el cuerpo durante la meditación. Bentov inventó un dispositivo especial que podía medir pequeños movimientos causados por los latidos del corazón y el flujo sanguíneo, algo así como un sismógrafo científico para el cuerpo.
A través de esta investigación, descubrió algo interesante: normalmente, las vibraciones en la aorta (un gran vaso sanguíneo) están ligeramente desincronizadas con los latidos del corazón. Pero durante la meditación profunda, esas vibraciones se sincronizan perfectamente, lo que él llamó sincronización de fase. Esto significa que el corazón y la aorta trabajan juntos de forma más eficiente, consumiendo menos energía.
Este descubrimiento sugirió que la meditación no solo cambia la mente, sino que crea un cambio poderoso en el funcionamiento del cuerpo, haciendo que todo funcione con mayor fluidez y con menos esfuerzo.
Bentov dice que es nuestro sistema nervioso (nuestro cerebro, nervios y sentidos) el que nos permite experimentar la realidad. El cuerpo, hecho de huesos, músculos y tejido, sostiene este sistema, pero es el sistema nervioso el que nos da la imagen del mundo que vemos. Todo lo que percibimos (flores, sillas, tazas de té) nos llega a través de nuestros sentidos.
Pero nuestros sentidos son limitados. No podemos ver más allá de la luz ultravioleta o infrarroja. Solo oímos un cierto rango de sonidos. Eso significa que solo percibimos una pequeña porción de lo que realmente existe. Estamos mirando a través de una estrecha rendija a la realidad.
A medida que evolucionamos, esta rendija comienza a abrirse. Comenzamos a percibir más del panorama completo. No es que estemos viendo diferentes realidades, es solo que nuestra visión de la gran realidad se vuelve más amplia. Los ojos, los oídos y otros sentidos son simplemente extensiones del sistema nervioso, que a su vez es una extensión del cerebro.
Algunas personas aprenden a expandir esta percepción a través de prácticas espirituales. Los yoguis, por ejemplo, han desarrollado maneras de impulsar el sistema nervioso a un estado más avanzado. Pero a veces estos cambios ocurren de forma natural, sin ningún entrenamiento.
En cuanto al alma, Bentov dice que la mayoría de la gente la trata como un concepto vago y espiritual, algo en lo que piensan en la iglesia y luego olvidan. Pero, en su opinión, es al revés. No tenemos alma. El alma nos tiene a nosotros. El alma es la parte eterna; el cuerpo es temporal, como un coche que conduces hasta que se avería y luego lo reemplazas. El alma recoge todo lo que aprendemos a lo largo de la vida y lo lleva adelante.
En el plano físico, las personas parecen completamente separadas. Tú te sientas ahí, yo me siento aquí. Pero si miras a un nivel superior —el nivel del alma—, nuestras almas empiezan a tocarse, a superponerse. Si subes aún más alto, a lo que él llama el Ser Superior, la superposición aumenta. En el nivel más elevado, el espiritual, todo se superpone. Ya no hay separación. Todo y todos existen en todas partes, todos a la vez. Ese es el estado de un ser perfeccionado, o un dios.
Ya existimos en todos estos niveles al mismo tiempo, pero simplemente no nos damos cuenta. Nos guste o no, todos estamos evolucionando hacia una mayor consciencia, hacia la divinidad. Pero esto lleva siglos, así que no hay necesidad de apresurarse. Lo interesante, dice Bentov, es que el universo realmente quiere que aprendamos. Todo el sistema está diseñado para enseñarnos sobre sí mismo. Y lo que quiere es que nos volvamos omniscientes y omnipresentes, porque el sistema mismo es inteligente, recopila información y la comparte libremente.
Bentov también cuestionó la idea de la entropía. Normalmente, pensamos que el universo se vuelve más caótico con el tiempo. Pero él creía que a medida que el universo se vuelve más consciente, los seres vivos también lo son. Dijo que incluso los átomos tienen un poquito de conciencia. A medida que la vida evoluciona hacia formas más complejas, como los humanos, nuestra conciencia también crece, aunque todavía percibimos solo una pequeña parte de la realidad. Por ejemplo, solo podemos oír ciertas frecuencias de sonido y ver un rango limitado de luz.
Mencionó cómo el infrasonido (sonido muy bajo) y el ultrasonido (sonido muy alto) pueden afectarnos incluso si no los oímos conscientemente. El infrasonido incluso se ha vinculado a experiencias sobrenaturales. Un concepto interesante del que habló es la Resonancia Schumann, una frecuencia natural de alrededor de 7,5 Hz causada por ondas electromagnéticas que se mueven a través de la atmósfera terrestre. Esa frecuencia es cercana a los estados de ondas cerebrales vinculados a la meditación y la visión remota.
Bentov creía que el cuerpo humano es como un instrumento musical. Esta idea proviene del antiguo filósofo griego Pitágoras. Según Bentov, cada parte del cuerpo puede interpretarse como un acorde o nota musical diferente. Esta forma de pensar ayuda a explicar cómo las vibraciones pueden afectar nuestra salud física, emocional y mental.
Estudió el funcionamiento del cerebro, especialmente durante la meditación. Observó que las personas que meditan mucho a veces oyen sonidos agudos. Creía que estos sonidos provenían de diferentes partes del cerebro y que este utiliza estas frecuencias para enviarse mensajes.
También pensaba que dos pequeñas glándulas cerebrales, la pineal y la pituitaria, podían comunicarse entre sí mediante vibraciones. Estas vibraciones viajan a través de un pequeño espacio lleno de líquido en el centro del cerebro, llamado tercer ventrículo. Esta idea respalda la teoría de que nuestro cerebro se comunica mediante energía y frecuencias, no solo sustancias químicas.
Bentov estudió el funcionamiento del cerebro, especialmente durante la meditación. Observó que las personas que meditan mucho a veces oyen sonidos agudos. Creía que estos sonidos provenían de diferentes partes del cerebro y que este utiliza estas frecuencias para enviarse mensajes.
También pensaba que dos pequeñas glándulas cerebrales —la pineal y la pituitaria— podían comunicarse entre sí mediante vibraciones. Estas vibraciones viajan a través de un pequeño espacio lleno de líquido en el centro del cerebro, llamado tercer ventrículo. Esta idea respalda la teoría de que nuestro cerebro se comunica mediante energía y frecuencias, no solo sustancias químicas.
Reflejo fisio-kundalini
Describió un conjunto de síntomas que a veces se presentan durante prácticas espirituales intensas. Lo llamó el "Síndrome Fisio-Kundalini". Quienes lo experimentan pueden experimentar cambios tanto físicos como mentales. Algunos de los efectos mentales parecen similares a los de la esquizofrenia, un trastorno de salud mental. Esto significa que las prácticas espirituales pueden afectar profundamente la mente, y que se debe tener cuidado y recibir la guía adecuada.
Bentov desarrolló una teoría para explicar las sensaciones corporales extrañas que a veces se experimentan durante la meditación profunda o la práctica espiritual. Estas se denominan "experiencias kundalini". Cada vez más personas en todo el mundo reportan este tipo de experiencias, especialmente cuando practican meditación o trabajo energético sin la guía adecuada.
Él creía que estas sensaciones son causadas por ondas estacionarias (vibraciones que permanecen en un mismo lugar) dentro de las áreas del cerebro llenas de líquido (llamadas ventrículos). Estas ondas pueden masajear o estimular suavemente una parte cercana del cerebro llamada corteza sensorial. Esta área controla cómo percibimos el tacto y el movimiento en nuestro cuerpo.
Esta estimulación envía una especie de señal eléctrica en un circuito que recorre el cerebro. Las personas lo sienten como un hormigueo o, a veces, una energía dolorosa que comienza en los dedos de los pies, sube por las piernas, la columna vertebral y la cabeza, y luego baja por la parte frontal del cuerpo (rostro, garganta y estómago) antes de comenzar de nuevo. Esto sigue el mapa cerebral del cuerpo.
Bentov denominó este proceso reflejo fisio-kundalini y lo relacionó con las antiguas ideas del "despertar kundalini", un concepto proveniente de las tradiciones del yoga y la meditación. En estas tradiciones, la kundalini se describe como una poderosa energía que asciende por la columna vertebral durante un despertar espiritual profundo.
Según Bentov, cuando este circuito de estimulación cerebral se superpone con una parte del cerebro que produce sensaciones de placer, la persona puede sentir una increíble felicidad, paz o incluso dicha, algo llamado samadhi en la meditación.
Bentov explicó que alcanzar este estado de dicha suele requerir años de meditación regular. Sin embargo, en algunos casos excepcionales, puede ocurrir de repente, sin previo aviso. También puede desencadenarse cuando alguien está cerca de un maestro de meditación o espiritual muy avanzado (llamado gurú), quien de alguna manera ayuda al estudiante a alcanzar este estado profundo.
Una de las ideas más fascinantes de Bentov era la conciencia iluminada o cósmica: un estado de consciencia expandida y profunda conexión con el universo.
Creía que, durante la meditación profunda, el cerebro genera una corriente eléctrica en la corteza sensorial (la zona que procesa las sensaciones corporales). Esta corriente crea dos campos magnéticos alrededor de la cabeza del meditador, cada uno con polaridad opuesta (como los polos norte y sur de un imán). Estos campos magnéticos pulsan en armonía con los demás ritmos del cuerpo, especialmente a 7 ciclos por segundo (7 Hz), una frecuencia frecuente en la meditación.
Bentov y otros midieron estos campos alrededor de la cabeza de los meditadores. Propuso que, en este punto, la cabeza del meditador actúa como una antena, sintonizada tanto con el campo magnético de la Tierra como con las energías del sol y las estrellas.
El entorno de nuestro planeta está lleno de campos electromagnéticos en constante cambio. Bentov creía que una persona en meditación profunda puede recibir y responder a estos cambios, porque su cerebro se sintoniza como una emisora de radio. La antena de la cabeza envía y recibe energía e información.
A medida que la Tierra y el universo cambian, esos cambios afectan la frecuencia de resonancia del cerebro durante la meditación. El cerebro traduce esta energía en nuevos niveles de consciencia, brindando al meditador una conexión más profunda con la vida y el cosmos.
Esto podría explicar por qué algunos yoguis avanzados parecen vivir en perfecta armonía con el mundo, manteniéndose sanos, tranquilos y resilientes a través de todos los altibajos de la vida. Bentov creía que este estado de "superconsciencia" es una forma de alineación natural: armonía magnética y bioeléctrica con el universo.
Curiosamente, Bentov no estaba solo. En la Primera Conferencia Internacional sobre Investigación Psicotrónica en 1973, ocho artículos científicos compartieron esta misma idea básica: que podemos integrarnos con un campo de energía universal. Estos investigadores sugirieron que las habilidades psíquicas, como la telepatía, la clarividencia y la intuición, provienen de la sintonía con este campo universal.
En el yoga, estas habilidades se llaman siddhis y a menudo aparecen de forma natural a medida que alguien profundiza en la meditación. Pero los verdaderos yoguis no se centran en obtener poderes: su objetivo es la plena autorrealización: la conciencia completa de quiénes son y de su lugar en el universo.
Trágicamente, Itzhak Bentov falleció en 1979. Iba entre los pasajeros del vuelo 191 de American Airlines, que se estrelló poco después de despegar del Aeropuerto O'Hare de Chicago.
El desastre cobró la vida de todos los pasajeros y sigue siendo el accidente aéreo no terrorista más mortífero en la historia de Estados Unidos.
A pesar de su temprana muerte, Bentov dejó un profundo legado: su obra pionera sigue influyendo en pensadores, buscadores espirituales e investigadores de la consciencia de todo el mundo.
Modificado por orbitaceromendoza