Luces en el cielo y tierra quemada: Daniela Carrizo y el caso OVNI que marcó a su familia
La hija de Orlando Carrizo, el trabajador de Epec que junto a otros dos compañeros fue testigo de una asombrosa experiencia cuando una luz los “teletransportó” en la ruta 19 mientras viajaban a Córdoba, a la altura de Pedro Vivas, recuerda cómo vivieron esa experiencia.
Por Isabel Fernández
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Daniela, su hermano Eduardo y Orlando, en una foto familiar. El documento con la declaración de Orlando (archivo) |
Daniela Carrizo tenía 10 años cuando su papá Orlando vivió una experiencia inexplicable en la Ruta Nacional 19 y fue testigo de un encuentro cercano con un OVNI junto a otros dos trabajadores de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (Epec).
En la madrugada del 27 de diciembre de 1978, Orlando Carrizo, junto a Severino Brunetto y su hijo Daniel Brunetto, trasladaban un rastrojero desde San Francisco a Córdoba y en el camino sucedió algo inesperado, se encontraron con un ovni que los “teletransportó” desde Arroyito a Tránsito. Más adelante en la ruta, a la altura de Pedro Vivas, presenciaron –junto a otros viajeros- el desplazamiento de un objeto que emitía luces y se posó sobre un campo
El caso fue desclasificado recientemente, detallando el testimonio de los tres trabajadores sanfrancisqueños y revelando este asombroso incidente que marcó sus vidas y la de sus familias.
Orlando “Pichón” Carrizo falleció en 2013 y en su familia sigue presente el relato de esta experiencia. Pasaron 47 años de aquella madrugada y Daniela contó a LA VOZ DE SAN JUSTO lo que recuerda de aquel momento y cómo su papá hablaba siempre de lo ocurrido, sin miedo y sabiendo que no solamente ellos lo habían presenciado, sino también otros camioneros que viajaban hacia la capital cordobesa.
“En ese momento nos dio miedo, no sabíamos que pasaba y no se hablaba mucho, hasta vergüenza nos daba. Pero mi papá lo contaba tranquilo porque sabía que mucha gente lo había visto esa noche en la ruta, los compañeros que viajaron con él no lo contaron durante muchos años”, recordó Daniela que vive en Pilar es locutora y docente.
También relató que varios años después de ocurrido el hecho, su papá solía llevarlos al campo donde presenció el encuentro, a la altura de Pedro Vivas donde había rastros físicos: pasto quemado y tierra chamuscada que permanecieron visibles durante años.
“Cuando íbamos a Córdoba a la casa de mi tía Kika -comentó-, paraba a la altura de ese campo, entrábamos y pudimos ver que el pasto estaba quemado y no creció por muchos años, la tierra estaba chamuscada”.
“No somos únicos en el universo”
Destacó que es muy importante que la Comisión de Estudio del Fenómeno OVNI de la República Argentina (Cefora) saque a la luz lo que pasó. “Es muy bueno que se hable del tema. Creo que están estudiando qué ocurrió en ese instante donde ellos son teletransportados, dejan de existir en un lado y aparecen en otro”.
“Hay gente que no cree y es válido también. Creo que no somos únicos en el universo, nunca lo dudé, no podemos ser tan egocéntricos de pensar que somos únicos. Con mi hermano Eduardo, -que en ese tiempo era muy chico- hablamos en estos días y pensamos qué nos querrá decir papá con esto que sale a la luz y creo que esta experiencia nos une como familia”, aseguró Daniela.
Afirmó que en esa época “no todos los creyeron, pero fue un evento que vio mucha gente, si hubieran sido ellos solos los testigos no lo hubieran contado nunca. No fueron solo los tres trabajadores de Epec, sino muchos los que fueron testigos”.
Fabio Zerpa tiene razón
La insólita experiencia trascendió a través de los medios de comunicación y un mes y medio después de producirse llegó a casa de Orlando Carrizo en San Francisco, el famoso historiador y ufólogo Fabio Zerpa que durante años estudió e investigó sobre el fenómeno OVNI.
“Me acuerdo que Zerpa vino a nuestra casa y estuvo reunido durante horas con mi papá. El caso está incluido en su libro ‘Los Hombres de Negro y los Ovnis’”, contó Daniela.
Zerpa decía que en ese tiempo en que ellos desaparecieron, que son teletransportados, “pudieron pasar años en otro lado o en otra dimensión. Dijo que los podían haber estudiado los extraterrestres y eso era motivo de cargadas a mi papá porque le decíamos: ‘te llevaron a vos, y habrán dicho, ¡Qué feos que son los de la Tierra! o ‘te devolvieron rápido’. En esa época tenía 40 años".
Zerpa también les dijo que ese evento podía tener consecuencias físicas, pero Orlando no tuvo ninguna, aunque según Daniela, estaba obsesionado con salir a buscar las tormentas como si buscara respuestas. “Cuando había tormenta nos decía: ´vamos a buscarla y ahí salíamos en el Ami 8’. Salía durante varios años cuando había tormenta, creo que él sentía la necesidad de encontrarse de nuevo con un OVNI y buscaba respuestas relacionadas con el fenómeno”, dijo.
“Como la Luna posándose en el campo”
Daniela recordó que su papá Orlando le contó que cuando salieron de Arroyito, “Brunetto padre, había prendido un cigarrillo y aparecieron de Arroyito en Tránsito. Antes vieron un supuesto camión que venía con las luces altas, le tocan bocina y cuando el supuesto camión los pasa, ya estaban en Tránsito”.
“Para ellos fue muy raro, los tres estaban despiertos y conscientes. Más adelante, cerca de la localidad de Pedro Vivas, vieron una luz intensa, mi papá siempre nos decía que parecía la Luna posándose en el campo, que era como un colectivo blanco con luces rojas y algunas de colores abajo. Según mi papá, lo vieron muchas personas”, contó.
Orlando contó que en esos momentos “otro camionero sacó una linterna e iluminó el OVNI y entonces el plato volador iluminó a ese hombre y a todos, los encegueció y desapareció. Hay declaraciones de ese camionero y mucha gente viajaba y llamaron a la policía para denunciar lo que habían visto”.
La emoción y los recuerdos invadieron en estos días a Daniela que afirmó que nunca había visto la declaración firmada por su papá que ahora fue desclasificada. “Me emocionó mucho porque está su firma. Mi papá y los compañeros habían llegado a un acuerdo de no decir nada, pero al llegar a Córdoba los estaban esperando ambulancias, policía, la televisión y periodistas, porque la gente que iba llegando a Córdoba llamaba a la policía diciendo que había visto un OVNI. De ahí los llevaron directamente a Buenos Aires donde declararon”.
“Al principio le daba un poco de vergüenza contarlo, pero lo hizo cuando llegaron los medios, era algo que no se hablaba en esa época y podían pensar que estaban locos o que inventaban”, dijo.
Después de lo ocurrido, Orlando siguió con su vida y siempre hablaba con la familia de esa experiencia. “Él no tenía problema de hablarlo, no tenía miedo y creo que estaba fascinado. Mi hijo Máximo en quinto grado tenía que hacer un trabajo para la Feria de Literatura e hizo un libro al que le puso ‘Las aventuras de mi abu Orlando’, juntos hicieron un platillo volador con masa de sal y con lo que le contó hizo la historia”, finalizó.
Qué dice el documento desclasificado
La madrugada del 27 de diciembre de 1978, alrededor de las 4.20, al salir de Arroyito por la ruta 19, los tres hombres se encontraron con un evento desconcertante.
Según la declaración de Orlando Carrizo: “Al cruzar ese vehículo con el nuestro, coloqué las luces altas y al hacerlo comprobamos que nos encontrábamos en la localidad de Tránsito, lo cual nos sorprendió ya que en ningún momento recorrimos ese trayecto”.
La sorpresa fue inmediata, ya que apenas habían salido de Arroyito y, sin notar ningún tramo intermedio, parecía que habían avanzado varios kilómetros en un instante. Carrizo, conductor experimentado, conocía bien la ruta, incluyendo el cruce del puente del río Segundo, un lugar característico y un frigorífico de la zona, pero ninguno de estos puntos fue registrado en su recorrido.
Mientras intentaban comprender lo sucedido, continuaron su viaje y pasaron por Santiago Temple. A unos ocho kilómetros de allí, cerca de Pedro Vivas, una intensa luminosidad difusa y rodeada de bruma captó su atención. Decidieron detenerse para observar mejor. Los documentos fueron publicados por Infobae.
Fue entonces cuando vieron “un objeto que nunca antes habían visto”. Este objeto emitía destellos a través de lo que parecían ser ventanillas giratorias y desprendía una tenue bruma rojiza en la parte inferior, mientras que en la superior un potente reflector de luz blanca barría el cielo.
“Su parte superior se dirigía de a ratos hacia un lugar a otro como si fuera un reflector que emitía una luz blanca y fuerte”, relató Carrizo. Otros camioneros que pasaron por el lugar también se detuvieron a observar el fenómeno. En un momento, el objeto se desplazó lentamente unos 200 metros hacia la derecha, acercándose a los camioneros.
Severino Brunetto y su hijo Daniel también dejaron su testimonio y dijeron: “En forma repentina el potente haz de luz se dirigió hacia donde estaba nuestro camión arrojándose el señor Brunetto a tierra al ver la potencia de luz que se acercaba al mismo”.
Otro camionero intentó iluminar el objeto con una linterna, pero este respondió con una luz brillante que los encegueció momentáneamente. Al recuperar la visión, el objeto había desaparecido sin dejar rastro. “Su potente reflector nos encegueció momentáneamente y, al apagarse, comprobamos con sorpresa que el objeto no se encontraba más, había desaparecido”, declararon los Brunetto.
Tres días después del incidente, el diario La Prensa publicó la noticia de la Agencia española EFE con el titular: “Teletransportó un Ovni a un grupo de camioneros”. La repercusión mediática llevó a que las autoridades de Epec solicitaran un informe detallado a los protagonistas del “hecho que fue calificado por medios periodísticos como insólito”.
Cuarenta y siete años después, estos informes han salido a la luz gracias a un exempleado de Epec que contactó a Andrea Pérez Simondini, directora de Cefora.
Pérez Simondini señaló que este caso es de interés central debido a la posible pérdida de tiempo experimentada por los testigos. Este fenómeno, en el que los testigos advierten que un lapso de su vida desapareció sin que puedan recordarlo, es uno de los temas que investiga Cefora. Pérez Simondini también ha registrado testimonios de personas que experimentan desorientación, náuseas y problemas auditivos tras supuestos encuentros con OVNIs.
Nuevo caso OVNI desclasificado: denunciaron que una luz los teletransportó en una ruta de Córdoba
Ocurrió en 1978 y recién ahora se dan a conocer los documentos de las declaraciones de los testigos. Tres camioneros cordobeses perdieron la noción de tiempo y espacio cuando hacían un traslado. No fueron los únicos que vieron al plato volador. Los detalles del misterioso fenómeno que sacudió la provincia
Por Maximiliano Fernández
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Aquella madrugada de 1978, los tres denunciantes y otros camioneros fueron testigos del fenómeno (Imagen ilustrativa generada con IA) |
La madrugada del 27 de diciembre de 1978 comenzó como cualquier otra para Severino Brunetto, su hijo Daniel Brunetto y Orlando Carrizo. Eran trabajadores de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC) y debían trasladar un Rastrojero desde la delegación de San Francisco hasta Córdoba capital. Un recorrido habitual, sin sorpresas aparentes, pero que les cambiaría su percepción de la realidad.
La Comisión de Estudio del Fenómeno OVNI de la República Argentina (CEFORA) accedió a los documentos y compartió con Infobae las declaraciones de los protagonistas del hecho que, hasta este momento, permanecían en reserva.
A las 4:20 de la madrugada de aquel 27 de diciembre, al salir de la localidad de Arroyito por la ruta 19, los tres hombres vieron acercarse un auto de frente con las luces altas. Carrizo, quien conducía, respondió con un cambio de luces, un gesto común entre conductores. Sin embargo, cuando elevó la intensidad de sus propios faros, sucedió algo inusual: en lugar de iluminar el camino, de repente se encontraron frente al cartel de ingreso a la localidad de Tránsito.
“Al cruzar ese vehículo con el nuestro, coloqué las luces altas y al hacerlo comprobamos que nos encontrábamos en la localidad de Tránsito, lo cual nos sorprendió ya que en ningún momento recorrimos ese trayecto”, escribiría Carrizo unos días después, el 8 de enero de 1979, en una presentación ante el Contramaestre de Central.
La sorpresa fue inmediata. Apenas habían salido de Arroyito y, sin haber notado ningún tramo intermedio de la ruta, parecía que habían avanzado kilómetros en un instante. Como conductores experimentados, conocían cada detalle del trayecto: sabían que debían cruzar el río Segundo y pasar por un puente característico, además de una referencia habitual, el frigorífico Rivarola. Pero ninguno de estos puntos había sido registrado en su recorrido. Algo extraño estaba ocurriendo.
Mientras discutían lo sucedido, los hombres siguieron avanzando por la ruta y pasaron por la localidad de Santiago Temple. A unos ocho kilómetros de allí, casi tres kilómetros antes de llegar a Pedro Vivas, una intensa luminosidad captó su atención. La luz, extrañamente difusa y rodeada por una bruma, parecía flotar en el aire. Intrigados, decidieron detener el vehículo para observar mejor.
Cuando bajaron, los tres testigos pudieron ver con claridad un objeto de que nunca antes habían visto. Emitía destellos a través de lo que parecían ser ventanillas giratorias, como si rotara en torno a un eje invisible. Desde su parte inferior se desprendía una tenue bruma rojiza, mientras que en la parte superior un potente reflector de luz blanca barría el cielo de un lado a otro.
“Su parte superior se dirigía de a ratos hacia un lugar a otro como si fuera un reflector que emitía una luz blanca y fuerte. La sorpresa anterior más este espectáculo que estábamos visualizando y que compartimos con otros ocasionales camioneros que pasaron cerca nuestra para apreciar que seguía como meciéndose sobre el mar nos impulsó a subir en la parte superior del camión para poder ver mejor ese OVNI”, relató Carrizo.
Ya no estaban solos en la ruta. Al parecer, no era un rapto de locura. Otros camioneros se agolparon en la banquina a observar el fenómeno. En un momento, el objeto pareció desplazarse lentamente unos 200 metros hacia la derecha y se acercó a los camioneros. El patrón de movimiento del objeto, que parecía mecerse con suavidad en el aire, fue un detalle recurrente en los relatos de los testigos.
“Nosotros nos dirigimos hacia otro camión que estaba estacionado a unos 50 metros, diríamos más cerca del aparato quedándose en nuestro vehículo el Sr. Severino Brunetto. En forma repentina el potente haz de luz se dirigió hacia donde estaba nuestro camión arrojándose el Sr. Brunetto a tierra al ver la potencia de luz que se acercaba al mismo”, continúa el relato.
Uno de los camioneros que estaba en la zona sacó una linterna y enfocó directo hacia el objeto, que les devolvió una luz brillante que los encegueció durante unos segundos. Cuando pudieron recuperar la visión, el objeto ya no estaba. Se había esfumado sin dejar rastro, sin que nadie pudiera ver a dónde se dirigía.
“Su potente reflector nos encegueció momentáneamente y, al apagarse, comprobamos con sorpresa que el objeto no se encontraba más, había desaparecido”, dice la declaración que firmaron en conjunto los Brunetto, casi calcada a la de su compañero de camión.
A día de hoy, el caso EPEC sigue siendo un misterio. La aparición de los documentos oficiales, con los testimonios y registros de la época arrojan algo de luz sobre lo ocurrido aquella noche en la ruta cordobesa. Pero las preguntas sobrevuelan el caso: ¿Qué fue lo que experimentaron Severino Brunetto, Daniel Brunetto y Orlando Carrizo? ¿Qué fue lo que vieron los otros camioneros? ¿Hay alguna explicación racional para el episodio?
La repercusión en los medios y el pedido de informes
El artículo que publicó el diario La Prensa el 30 de diciembre de 1978, tres días después del episodio |
Tres días después del hecho, La Prensa dio a conocer en su sexta página el caso. “Enigmática novedad”, anunciaba para dar paso al título: “Teletransportó un OVNI a un grupo de camioneros”. El diario, uno de los más prestigiosos de la época, levantaba un cable publicado por la agencia EFE que luego replicarían también otros medios.
“Tres empleados de la empresa provincial de energía eléctrica aseguran haber sido ‘teletransportados’ y, por añadidura, haber sostenido un diálogo mediante haces de luz”, comienza el texto que relata la extraña aventura de los tres camioneros.
La repercusión mediática del caso llevó a que las autoridades de EPEC tomaran cartas en el asunto. A través de un memorándum, el ingeniero Benito Peludero, por entonces Jefe de la Delegación Zona “D”, les pidió a los protagonistas “de un hecho que fue calificado por medios periodísticos como insólito” que realizaran un informe describiendo la situación que habían vivido en la ruta, mientras cumplían con su trabajo.
El pedido de informes que elevó el Jefe de la Delegación Zona “D” de EPEC tras la repercusión mediática del caso |
Cuarenta y siete años después del suceso, nadie sabía de la existencia de esos informes. Andrea Pérez Simondini, directora de CEFORA, accedió a esos documentos gracias a un ex empleado de la empresa que visitó el Museo del OVNI, ubicado en Victoria, Entre Ríos, y le relató la historia. El ex empleado de EPEC, que falleció un tiempo después, le envió la documentación, pero por pedido expreso de su hijo se mantiene en reserva su nombre.
“Este caso para mí es de interés central porque estoy siguiendo las denuncias en las que las personas tuvieron reacciones físicas en relación a encuentros con el fenómeno OVNI. Aquí, en el caso EPEC, se manifiesta un evento de probable tiempo perdido”, señaló Pérez Simondini.
Tiempo perdido y efectos físicos
Pérez Simondini dedicó buena parte de su vida a la investigación del fenómeno OVNI, a recopilar testimonios y desclasificar documentación sobre experiencias paranormales en el país. Uno de los temas que la desvela hoy son los posibles efectos físicos, las consecuencias en la salud de quienes aseguran haber vivido encuentros cercanos. Entre los relatos más inquietantes que escuchó -y experimentó en carne propia- se encuentra el de la pérdida de tiempo, un fenómeno en el que los testigos advierten que un lapso de su vida desapareció sin que puedan recordarlo.
Uno de esos episodios ocurrió en un viaje en Entre Ríos, entre Hernández y Victoria, a finales de los ‘90. Simondini viajaba de noche junto a otros tres acompañantes cuando observaron una luz desplazándose por el campo. Creyeron que era un vehículo, una moto o un auto, pero, en un momento, la luz pareció acercarse a la ruta, por lo que decidieron detenerse. “Después de unos segundos, la luz desapareció sin dejar rastro”, recordó. Retomaron la marcha sin notar nada extraño, aunque al llegar a destino, a su casa donde los esperaba su abuela muy preocupada, descubrieron que habían tardado más del doble de lo previsto. Un trayecto que les demandaba 45 minutos, lo hicieron en 2 horas y 15 minutos, sin ningún inconveniente en el camino. “El único reloj que teníamos se había detenido exactamente a las 3:10, que es la hora en la que recordábamos haber salido de Hernández”, recordó.
La posibilidad de pérdida de tiempo y alteración espacial tras una experiencia OVNI es más habitual de lo que uno cree. A lo largo de su trabajo, Simondini registró testimonios de personas que no solo sienten que el tiempo se desvanece, sino que también experimentan una profunda desorientación, náuseas y problemas auditivos tras estos encuentros. En su caso, tanto ella como su madre, también investigadora, desarrollaron síndrome de Meniere, una enfermedad que afecta el oído medio. Por la cantidad de casos en esa línea, hoy se explora la posibilidad de un vínculo entre las afecciones y haber presenciado un avistamiento.
Más allá de lo anecdótico, según la experta, ciertos síntomas reportados tienen similitudes con un trastorno que fue negado durante años, pero que hoy está documentado a nivel científico: el Síndrome de La Habana. Este síndrome en principio fue advertido por diplomáticos en Cuba, Francia y EE.UU. e incluye dolores de cabeza, vértigo, problemas motrices y cicatrización neuronal. Estudios recientes sugieren que podría estar causado por la exposición a microondas o energía dirigida, lo que despertó también el interés de investigadores del fenómeno OVNI.
Casos como el del Rancho Skinwalker, en Utah, revelaron que algunos testigos de encuentros con OVNIs desarrollan síntomas físicos, daños en la salud sin una causa aparente. ¿Podría tratarse del mismo tipo de radiación? La hipótesis está en el terreno de la especulación, sin un respaldo científico que la valide.
Mientras que su interés por este vínculo crecía, Simondini y su equipo recibieron documentos sobre un caso desconocido. “El ex empleado de EPEC nos envió la documentación antes de morir, pero su hijo nos pidió que no reveláramos su nombre”, comentó. Aunque el caso conjuga varios elementos intrigantes, aún no pudieron localizar testigos del hecho. Claro que pasaron 47 años del episodio y no se sabe si alguno de ellos sigue con vida.
El caso EPEC se suma al extenso historial de eventos OVNI que podrían estar vinculados a reacciones físicas y alteraciones en la salud de los testigos. Mientras tanto, la recopilación de pruebas continúa, en busca de patrones que esclarezcan una de las preguntas más recurrentes en la ufología: ¿qué les sucede a quienes tienen -o dicen tener- un encuentro paranormal?
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