Interesante hallazgo
Descubren otro planeta como la Tierra a «solo» 36 años luz de distancia
Este nuevo mundo parece reunir las condiciones necesarias para ser habitable
Un
grupo de astrónomos del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian y del
Instituto de Astronomía Max Planck acaba de anunciar, a "solo" 36 años
luz de la Tierra (o lo que es igual, a 345,6 billones de km. de
distancia), el descubrimiento de otro planeta que tiene todas las papeletas para ser habitable. Se trata de HD85512b y gira alrededor de una enana naranja en la constelación de Vela. El nuevo mundo, afirman los investigadores, se encuentra a la distancia perfecta de su estrella y tiene la masa adecuada para ser incluído en la selecta lista de los planetas más parecidos a la Tierra encontrados hasta la fecha.
De hecho, entre los centenares de mundos descubiertos hasta ahora alrededor de estrellas lejanas, solo existen otros dos que, por lo menos en teoría, podrían parecerse mucho al nuestro. O tres, si contamos al famoso Gliese 581g, cuya existencia es aún motivo de controversia. Del que no cabe duda es de su compañero de órbita, Gliese 581d, al que su masa y la distancia a la que está de su Sol convierten en un firme candidato a ser un mundo habitable.
Ahora,
a esta corta lista se une HD85512b, que ha sido descubierto utilizando
el mismo instrumento con el que se encontró Gliese 581d, el High Accuracy Radial velocity Planet Searcher (HARPS) instalado en el Observatorio Europeo del Sur (ESO) en Chile. El nuevo mundo tiene cerca de tres veces y media la masa de la Tierra y se encuentra en la zona de habitabilidad de su estrella, la estrecha franja orbital, ni demasiado cerca ni demasiado lejos, que permite la existencia de agua líquida en su superficie.
Su
tamaño, además, es un buen indicativo de que su atmósfera no se parece a
la de los planetas gigantes (normalmente dominada por hidrógeno y
helio) y podría contener, por lo tanto, oxígeno y nitrógeno.
"La distancia está exactamente en el límite en el que se puede tener agua líquida", afirma Lisa Kaltenegger,
la autora principal de la investigación. "Si lo comparamos a nuestro
Sistema Solar - añade la investigadora- estaría un poco más lejos de lo
que Venus está de nuestro Sol". Lo cual significa que el planeta recibe
de su estrella apenas un poco más de radiación de la que recibe la
Tierra.
Con edad para albergar vida
Kaltenegger y sus colegas han calculado que bastaría con que el 50% de HD85512b estuviera cubierto de nubes para que se reflejara al espacio la energía solar suficiente que evitara un sobrecalentamiento que evaporara el agua, si es que el agua existe allí. El 60% de la Tierra, por ejemplo, está cubierta por una manta de nubes.
Con edad para albergar vida
Kaltenegger y sus colegas han calculado que bastaría con que el 50% de HD85512b estuviera cubierto de nubes para que se reflejara al espacio la energía solar suficiente que evitara un sobrecalentamiento que evaporara el agua, si es que el agua existe allí. El 60% de la Tierra, por ejemplo, está cubierta por una manta de nubes.
Por
supuesto, que existan o no nubes en HD85512b es algo que depende de que
el planeta tenga (o no) una atmósfera similar a la de la Tierra. Y eso
es algo muy difícil, por no decir imposible de averiguar con los
intrumentos actuales.
Pero
el tamaño adecuado y la distancia casi perfecta de su Sol no son las
únicas características que hacen de este planeta un firme candidato a
albergar vida. En efecto, a estas características se añaden, por un
lado, su órbita, completamente circular y estable, de modo que su clima no está sujeto a bruscas variaciones;
y por otro, que se encuentra en un sistema solar por lo menos mil
millones de años más viejo que el nuestro (que tiene unos 5.000 millones
de años), lo que es tiempo más que suficiente para que la vida haya podido desarrollarse allí sin problemas.
Por supuesto, con la tecnología actual no es posible enviar una sonda hasta HD85512b para comprobar si es o no habitable. A pesar de que en términos astronómicos se trata de un planeta muy cercano al nuestro, la distancia resulta insalvable para cualquiera de nuestras naves. Y lo seguirá siendo, con toda probabilidad, durante los próximos siglos.
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