Un científico afirma que la conciencia puede entrar en dimensiones alternativas mientras sueñas
Según esta controvertida idea, las emociones intensas en los sueños repetitivos podrían ofrecer pistas cósmicas sobre otra versión de ti.
Por Stav Dimitropoulos
¿Cuántas veces te has despertado sintiéndote eufórico o profundamente perturbado por un sueño tan vívido que parecía indistinguible de la realidad? El tipo de sueño que persiste. Tal vez notes motivos recurrentes: lugares específicos, rostros, símbolos o incluso escenarios fantásticos. Rápidamente los descartas como caprichos psicológicos del cerebro y lo más probable es que te hayas olvidado de esos sueños al mediodía.
Pero, ¿y si tus sueños no fueran solo caprichos de la mente soñolienta? ¿Y si fueran reveladores destellos de un reino de espejos en el que tu conciencia vagaba? Para ir aún más lejos, tal vez los sueños recurrentes sugieran una conexión con otra realidad. Para David Leong, Ph.D., académico especializado en metafísica y epistemología (el estudio de la distinción entre opinión y creencia justificada), esta podría no ser solo una hipótesis interesante, sino la verdad.
“Los sueños pueden ser ventanas a realidades distintas regidas por sus leyes, en las que la mente, libre de las restricciones de la vigilia, puede explorar e interactuar con nuevas formas de existencia”, dice Leong, profesor honorario de la Universidad Charisma en las Islas Turcas y Caicos.
Su hipótesis se basa en la interpretación de los Muchos Mundos de la teoría cuántica, que sugiere que cada decisión o evento crea realidades ramificadas: una serie infinita de universos paralelos. Leong aplica esta idea a la conciencia. Especula que el sueño reduce la influencia de nuestros sentidos físicos y nuestra mente racional, dándole a la conciencia la libertad de eludir los límites habituales del tiempo y el espacio. Si bien los estudios científicos actualmente no respaldan esta idea, en opinión de Leong, los sueños podrían servir como portales a otras versiones de nosotros mismos que existen en otras dimensiones.
“A nivel macroscópico, asumimos que los objetos tienen propiedades fijas como la posición o la velocidad. Pero los experimentos cuánticos desafían esta suposición”, explica Leong. El efecto del observador (el simple hecho de observar un sistema cuántico puede influir en su estado) muestra que la realidad es mucho más fluida de lo que parece. “Ver para creer” puede ser cierto en nuestro mundo cotidiano, sugiere Leong, pero a nivel cuántico, se desmorona y probablemente cambia según la interacción del observador.
En 2022, los físicos Alain Aspect, John F. Clauser y Anton Zeilinger ganaron el Premio Nobel por su trabajo pionero sobre el entrelazamiento cuántico. Sus experimentos desafiaron la noción clásica del realismo local (la creencia de que las propiedades físicas existen independientemente de la observación). Demostraron que las partículas, incluso cuando están separadas por grandes distancias, pueden afectarse instantáneamente entre sí. Este hecho sugiere una realidad mucho más interconectada y flexible de lo que los científicos creían anteriormente.
Basándose en su investigación, Leong explora el concepto de conciencia “local” y “no local”. La conciencia local es responsable de nuestros cinco sentidos, y está formada y esculpida por la información sensorial del cuerpo. La conciencia no local, sin embargo, trasciende los sentidos, lo que nos permite experimentar “realidades más amplias e interconectadas”, dice. Este concepto se alinea con ideas especulativas como el panpsiquismo, donde la conciencia se considera una característica fundamental del universo mismo, dice.
Por fascinante que pueda parecer, no todos los sueños sirven como puertas de entrada a líneas temporales paralelas. El hecho de que los sueños regresen es clave aquí. “Los sueños recurrentes, especialmente aquellos con escenarios vívidos y consistentes, pueden sugerir conexiones más profundas con otras realidades”, afirma Leong. Por otro lado, los sueños vinculados a experiencias personales a menudo se sienten inconexos, con un tiempo distorsionado. Los sueños más surrealistas e incomprensibles probablemente sean el subconsciente que procesa tu vida aquí en la Tierra, dice. Pero, si sientes que estás visitando el sueño en lugar de imaginarlo, como una obra de teatro con un principio, un medio y un final, probablemente estés visitando este otro mundo, según la hipótesis de Leong.
Leong también sugiere que las emociones fuertes en los sueños persistentes podrían ofrecer pistas cósmicas, señales de cómo otra versión de ti está experimentando la vida en un mundo paralelo. “Digamos que tienes un sueño repetitivo en el que estás estancado en la escuela secundaria”, sugiere. “Si bien puede reflejar temas psicológicos no resueltos, como sentimientos de estancamiento o ansiedad sobre el crecimiento personal, también podría indicar que en otra realidad, todavía estás en la escuela secundaria, lidiando con los mismos desafíos que tu yo despierto ha superado”. Esta resonancia emocional, como la frustración de estar estancado, podría propagarse a través de las dimensiones, creando un bucle de retroalimentación entre tu mente consciente aquí y uno de tus alter egos en otro lugar.
Sin embargo, por muy cautivadora que pueda ser esta hipótesis, se enfrenta a un problema importante: no hay evidencia empírica que la respalde. Los fenómenos cuánticos, como el entrelazamiento y la no localidad, desafían nuestras visiones tradicionales sobre el tiempo y el espacio. Sin embargo, ningún estudio científico apoya de manera concluyente la idea de que los sueños son portales a otros mundos. La neurociencia convencional y la ciencia cognitiva, por otro lado, consideran que esta hipótesis es herética, por no decir directamente poco científica.
La teoría de activación-síntesis, por ejemplo, ve los sueños como el intento del cerebro de dar sentido a la actividad neuronal aleatoria durante la etapa de sueño REM (movimientos oculares rápidos). Es el momento en que el cerebro está muy activo, ocurren sueños coloridos y el cuerpo experimenta una parálisis muscular temporal. No hay evidencia alguna de que se pueda escudriñar otras dimensiones. De manera similar, la teoría de la consolidación de la memoria enmarca los sueños como una herramienta para organizar las experiencias diarias en recuerdos a largo plazo, no interacciones con diferentes yoes. La teoría de la simulación de amenazas sostiene que los sueños tienen un propósito biológico de supervivencia, que nos ayuda a practicar respuestas al peligro; una vez más, no existe un vínculo cósmico.
Además, casi todas las escuelas más destacadas de la psicología moderna se alejan de las explicaciones metafísicas. El conductismo, por ejemplo, considera los sueños como subproductos de conductas aprendidas, condicionamientos o estímulos experimentados durante la vida de vigilia, sin ofrecer ningún significado más profundo. Algunos psicólogos dicen que los sueños son expresiones de conflictos no resueltos o partes no integradas del yo. Incluso los psicoanalistas más "liberales" siguen centrados en los significados personales de los sueños. Sigmund Freud veía los sueños como el "camino real hacia el inconsciente", que refleja deseos y conflictos ocultos. Carl Jung ofreció una visión más metafísica al proponer que los sueños nos conectan con un repositorio colectivo de experiencias arquetípicas compartidas por todos los humanos. Sin embargo, nunca dio a entender que los sueños fueran puertas de entrada a otras realidades.
El psicólogo y médico Dr. Howard Eisenberg explora la intersección de la psicología, la física cuántica y la conciencia en su libro Dream It to Do It. Sugiere que lo que percibimos como realidad podría ser una ilusión colectiva alimentada por la fe ciega de la academia occidental en la observación empírica. En línea con el pensamiento de Leong, Eisenberg sostiene que la percepción en sí misma puede ser responsable de construir la solidez de nuestra realidad.
Su argumento toma prestado del efecto del observador, que dice que observar el mundo que nos rodea es un proceso que colapsa las realidades potenciales en un resultado fijo. “En la mecánica cuántica moderna, ya no vemos los objetos como colecciones de partículas sino más bien como ‘ondas de probabilidad’”, dice el Dr. Eisenberg. No hay bloques de construcción físicos, no hay solidez inherente. En pocas palabras, nosotros, todos juntos, creamos los sólidos que percibimos.
“Por extraño que parezca, somos nosotros los que estamos atrapados en un estado onírico”, agrega Eisenberg.
Si los sueños realmente son puertas a otros mundos, cambiarían la forma en que vivimos. “Cada vez que duermas, no solo descansarás, sino que explorarás. Vivirás versiones alternativas de ti mismo, tomando decisiones que se ramificarán en incontables realidades”, dice Leong. El tiempo se desdibujaría entre el pasado, el presente y el futuro y entre dimensiones. La muerte también podría perder su carácter definitivo: “Tal vez no la verías como el final, sino como una transición, otro camino hacia una nueva realidad, donde la conciencia continúa evolucionando”, explica.
Por progresión lógica, la vida misma se sentiría más rica, como un rompecabezas dinámico de posibilidades, que nos impulsaría a tomar riesgos, explorar nuevos caminos y vivir con la comprensión de que las acciones no solo dan forma a esta vida, sino a infinitas versiones de nosotros mismos en muchas realidades. Cada decisión o evento podría convertirse en un nuevo acto en la narrativa continua de ti. Y si un movimiento audaz o equivocado conduce a una catástrofe aquí, bueno, todavía habría innumerables otros sueños por vivir.
Modificado por orbitaceromendoza
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