La semana próxima se realizará el 26to Café Ufológico de Mendoza
El próximo 26 de marzo tendrá lugar el 26to Café
Ufológico de Mendoza, nuestro habitual punto de encuentro en donde los
interesados,
estudiosos e investigadores
del
fenómeno OVNI
y de la posibilidad de vida extraterrestre se acercan para compartir
sus pensamientos,
ideas, conocimientos y
experiencias sobre diversos aspectos relativos a este enigma fascinante.
Para este tipo de reuniones se propone el intercambio de conceptos, opiniones y reflexiones vinculados al tema OVNI-vida extraterrestre de un modo abierto y franco, destacando además que las conversaciones se realizarán en un marco caracterizado por el debido respeto, la cordialidad y la tolerancia. Por otra parte, no se permite el uso de grabadores o filmadoras para no afectar ni condicionar la libre expresión de los presentes. Sólo la organización toma fotografías para registrar visualmente el encuentro. La asistencia es libre y gratuita, sólo se establece el compromiso de pagar lo que se consume en el lugar.
El Café Ufológico de Mendoza apoya e incentiva la creación de este tipo de reuniones ovnilógicas en otras partes del país y del mundo, tales como los existentes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Colón (Entre Ríos), Corrientes, La Plata (Buenos Aires), Resistencia (Chaco), Rosario y Santa Fe, que conforman la Red Argentina de Cafés Ufológicos, junto a los cafés organizados en Valparaíso (Chile) y Valencia (España).
A propósito de la desaparición del vuelo 370 de Malaysia Airlines
Aquel avión inglés perdido en Mendoza por 53 años
Ahora que el mundo, asombrado, sigue con atención la desaparición del avión de Malasia Airlines, con 239 personas a bordo, viene a colación recuperar una de las historias más singulares de la aviación en Argentina.
Se trata, ni más ni menos, que de la desaparición de un Avro
Lancastrian, un gran avión inglés, en la Cordillera de los Andes en su
trazo mendocino.
La nave llevaba a once personas de Buenos Aires a Santiago de Chile. La última comunicación del piloto denotaba total tranquilidad, “aterrizaremos en el aeropuerto de Santiago aproximadamente en cuatro minutos”, dijo el piloto.
Jamás se volvió a saber de la nave, hasta el año 2000. Aquí, contaremos la historia, que fue reflejada, desde su punto de vista, por el periodista Arturo Wallace, de la BBC de Inglaterra, ayer.
El misterio del avión
El 2 de agosto de 1947, a las 17:41, el vuelo CS59 de British South American Airways, se perdió y su ausencia duró 53 años. En ese momento, el piloto anunció que, estimaba, en cuatro minutos estaría aterrizando, sin embargo, desapareció y un gran operativo de búsqueda que se montó no obtuvo ningún resultado. Viajaban seis pasajeros y cinco tripulantes.
¿Cómo puede un avión desaparecer para siempre de un instante a otro?,
se preguntaban entonces. ¿Cómo es posible que no haya ningún resto del
posible desastre? “Durante ese tiempo, la falta de información y
evidencia alimentaría las teorías más descabelladas”, aporta Wallace en
su nota. Es verdad, no faltaron las teorías de los atentados (uno de los
pasajeros era un diplomático de Gran Bretaña, país que nunca se ha
llevado bien con el nuestro) y también de los extraterrestres, tal como
sucede ahora con la desaparición del Boeing de Malasia. No faltó,
incluso, la leyenda de que un enorme diamente iba a bordo de ese avión.
En morse, el piloto transmitió: “ETA (tiempo estimado de llegada) Santiago 17.45 hs STENDEC”, fue lo último que se supo del avión. Nunca nadie, hasta hoy, ha descifrado lo que el piloto quiso decir con la palabra STENDEC (así se llamó después, nos explica Wallace, una revista española dedicada a OVNIs y misterios varios).
El vientre del glaciar
En enero de 2000, tras un corrimiento de nieve, piedra y hielo del glaciar del Tupungato, unos andinistas encontraron pedazos de avión por distintos sitios. Era el Avro Sturdust de la British South American Airways.
La zona –a lejanos casi 100 kilómetros del aeropuerto de Santiago– había sido parte directa de la búsqueda, sin embargo, nada vieron por aquel entonces.
Se cree, ahora, que, luego del impacto en el glaciar, la nieve cubrió
la nave y los tripulantes allí quedaron, en su tumba de nieve.
“La causa del accidente, por su parte, parece estar vinculada a un fenómeno atmosférico invisible y poco conocido en ese entonces: el jetstream”, considera Wallace en su nota. Según Wikipedia, se trata de “una corriente en chorro, un flujo de aire rápido y estrecho que se encuentra en las atmósferas de algunos planetas, incluyendo la Tierra y que en la zona puede superar los 150 kilómetros por hora".
“Así, mientras volaban a ciegas entre las nubes, el jetstream debe haber reducido notablemente su velocidad sin que ellos pudieran darse cuenta, manteniéndolos del lado equivocado de las montañas cuando pensaban estar a pocos minutos de poder aterrizar”, explica Wallace, quien, para hacer su informe, entrevistó a Carlos Bauzá, “el especialista que estuvo a cargo de la investigación hecha por el Ejército Argentino”.
Con los años el peso de la nieve abrió el vientre del glaciar y el avión se dejó ver y la noticia dio la vuelta al mundo.
El rescate de los restos
Ni bien se conoció la noticia, el Ejército Argentino organizó una campaña al lugar, de la que participaron periodistas de distintos países del mundo, en particular, de Inglaterra, España, Chile y nuestro país.
En aquel momento, yo trabajaba en el diario Uno y conocía los rigores de la alta montaña. Naturalmente, me pidieron que fuera, a escribir y a fotografiar la historia. Además, de Mendoza, fueron dos queridos amigos míos, por el diario Los Andes, el cronista Nicolás García y el fotógrafo Ricardo Funes (ambos también con experiencia y, al igual que yo, con cumbres en el Aconcagua y en El Plata, entre otros cerros, tipos nutritivos y bellos, que aún me regalan sus presencias). Por supuesto, hicimos “rancho” desde el comienzo y reunimos conocimientos y equipos para lograr contar mejor y, de ser posible, antes que nadie en el mundo aquella historia.
El circo que armó el Ejército Argentino fue fenomenal, incluyendo un
par de charlas muy sobreactuadas, en las que se intentó mostrar el sitio
como si se tratara de un infierno imposible de ascender, plagado de
peligros. Si bien la zona era difícil, no era más difícil que cualquier
punto de alta montaña, aunque cierto era que la gran mayoría de los
periodistas, se notaba a la legüa, poca experiencia tenían en alta
montaña.
Rápidamente, un nutrido grupo de comunicadores nos hicimos amigotes. En primer término, porque ellos confiaron en nuestra experiencia como andinistas y locales y nos pidieron apoyo para lo que venía y, en segundo, porque algunas barbaridades inauditas que nos dijeron autoridades militares sobre la “nobleza” dictadura militar (que, en nada, venían al caso) terminó por fusionarnos, advertirnos y, al fin, hacer más divertida y enriquecedora la experiencia.
La gran estafa
Partimos del RIM 11 de Tupungato y llegamos a la base del cerro en un par de días, debimos sortear a lomo de mula un portezuelo peligroso e incluso tomar decisiones ante la inacción militar y llevar equipo de los colegas (todavía recuerdo como pesaba aquella Betacam de un chileno que terminé llevándole en mi mochila), hasta el campamento base.
Entre
los flamantes amigos que hicimos, había uno en especial, un español
llamado Miguel Gil Moreno, cronista de guerra con vasta experiencia en
Africa, pero no en montañas altas. El tipo llegó con dos gigantescas
valijas y pésimo equipo de montaña. No evitamos reírnos de su poca
eficacia para el caso, pero era tan agradable y torpe que no tardamos en
incorporarlo a nuestro "ranchada", con sus enormes y pesadas maletas y
su sonrisa permanente.
Cuando llegamos al lugar, recibimos de parte del Ejército una pésima noticia: sin decírnoslo, de manera vil, le habían dado la primicia del hallazgo a otro equipo de periodistas ingleses de la BBC -al que ni siquiera habíamos visto-, quienes nos sacaron dos días de ventaja y subieron a filmar todo de primera mano: el descenso de los restos humanos, entre otras cosas. Nuestra bronca se acrecentó cuando se armó una conferencia de prensa al pie del cerro, en el campamento,donde ya habían sido bajados los restos (había nervios aún tensos, carne aún congelada, huesos) de los infortunados.
¿Habíamos ido hasta ese lugar para eso, para que sólo la BBC se luciera con su informe? Había allí gente que había viajado miles de kilómetros y todos nos sentíamos naturalmente estafados. Además, pretendía el Ejército que bajáramos todos, sin más. Con Nicolás y Ricardo, hablamos con los militares y les dijimos que iríamos al glaciar por nuestro propia cuenta y riesgo. Luego de un rato de discusiones, y dada nuestra experiencia, nos permitieron hacerlo. Saldríamos al día siguente, al amanecer, hacia el glaciar.
Partimos muy temprano, caminando a muy buen ritmo. El resto del
grupo, al enterarse, montó en cólera y los militares no tuvieron más
alternativa que encarar con todos hacia el glaciar, a lomo de mula.
Nosotros subimos bien alto y pusimos una carpa a unos 5000 metros, sin
mal no recuerdo. Encontramos muchos restos, sacamos fotos y hasta dimos
una película filmada en Súper 8, bajo unas piedras, casi intacta.
Guardé
durante años unos fotogramas, en uno de ellos, un hombre mayor, de
impecable frac, en una mesa de cabaret, charlaba con una señorita llena
de plumas; como la película estaba subtitulada en castellano, leí lo que
le decía a la bailarina (que se parecía a Vera Lynn):
- Nos encontraremos en el Paladium...
Esta frase, con los años, ha ido ganando contenido simbólico y configura, para mí, una agradable y perenne incitación a lo exitante y desconocido.
Al regresar al campamento base, nuestro amigo, el español Miguel, abrió sus misteriosas maletas y traía equipamiento que jamás habíamos visto: teléfono satelital, antenas parabólicas, notebook integrada, banda ancha de Internet, en fin, de todo lo necesario. Armó su antena, la apuntó a un satélite y comenzó a transmitir sus fotos y su crónica. Nosotos teníamos la jeta por el piso de asombro: así es como soñábamos que un periodista debía trabajar. Terminado lo suyo, nos dejó usar su equipo y tanto Los Andes como el Uno tuvieron sus informes antes que nadie en América de aquella aventura.
Aquella noche, como todas, nos apartamos del campamento con Miguel y otros, a fumar unos porros y mirar las estrellas. Nos hicimos la promesa, con el español, de que vendría y reconstruiríamos en San Carlos toda la historia del otro avión de Henry Guillaumet caído en Laguna del Diamante y de su amigo Saint Exupéry, el autor de “El Principito”, en Mendoza y del niño puestero que lo rescató, Juan Gualberto Godoy, a quien yo entrevisté siendo un abuelo y viviendo en una villa del oeste capitalino.
A los dos meses, Miguel fue asesinado en Sierra Leona, mientras
cubría una guerra interna en ese país. Nos quedamos sin aquel sueño
sancarlino y su familia se quedó sin él.
Así fueron aquellos dias del Stardust y de Mendoza en los ojos del mundo. Volvimos con nuestra historia, cada uno volvió con la suya y la BBC hasta hizo una película. Recuerdo que con los periodistas, antes de despedirnos, hicimos un gran asado en mi casa y que, realmente, pocas veces en toda mi vida me he reído tanto reconstruyendo todo lo que habíamos vivido.
Tal vez, pienso ahora, uno vida la vida para reírse de ella. A veces, se nota más; a veces, menos.
http://www.mdzol.com/nota/521681-aquel-avion-ingles-perdido-en-mendoza-por-53-anos/
Para este tipo de reuniones se propone el intercambio de conceptos, opiniones y reflexiones vinculados al tema OVNI-vida extraterrestre de un modo abierto y franco, destacando además que las conversaciones se realizarán en un marco caracterizado por el debido respeto, la cordialidad y la tolerancia. Por otra parte, no se permite el uso de grabadores o filmadoras para no afectar ni condicionar la libre expresión de los presentes. Sólo la organización toma fotografías para registrar visualmente el encuentro. La asistencia es libre y gratuita, sólo se establece el compromiso de pagar lo que se consume en el lugar.
El Café Ufológico de Mendoza apoya e incentiva la creación de este tipo de reuniones ovnilógicas en otras partes del país y del mundo, tales como los existentes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Colón (Entre Ríos), Corrientes, La Plata (Buenos Aires), Resistencia (Chaco), Rosario y Santa Fe, que conforman la Red Argentina de Cafés Ufológicos, junto a los cafés organizados en Valparaíso (Chile) y Valencia (España).
A propósito de la desaparición del vuelo 370 de Malaysia Airlines
Aquel avión inglés perdido en Mendoza por 53 años
En
agosto 1947, un avión inglés se perdió de un instante a otro. Aquí, te
cuenta la historia uno de los periodistas-andinistas que subió hasta el
glaciar del Tupungato, cuando apareció en 2000.
Ahora que el mundo, asombrado, sigue con atención la desaparición del avión de Malasia Airlines, con 239 personas a bordo, viene a colación recuperar una de las historias más singulares de la aviación en Argentina.
La nave llevaba a once personas de Buenos Aires a Santiago de Chile. La última comunicación del piloto denotaba total tranquilidad, “aterrizaremos en el aeropuerto de Santiago aproximadamente en cuatro minutos”, dijo el piloto.
Jamás se volvió a saber de la nave, hasta el año 2000. Aquí, contaremos la historia, que fue reflejada, desde su punto de vista, por el periodista Arturo Wallace, de la BBC de Inglaterra, ayer.
El misterio del avión
El 2 de agosto de 1947, a las 17:41, el vuelo CS59 de British South American Airways, se perdió y su ausencia duró 53 años. En ese momento, el piloto anunció que, estimaba, en cuatro minutos estaría aterrizando, sin embargo, desapareció y un gran operativo de búsqueda que se montó no obtuvo ningún resultado. Viajaban seis pasajeros y cinco tripulantes.
En morse, el piloto transmitió: “ETA (tiempo estimado de llegada) Santiago 17.45 hs STENDEC”, fue lo último que se supo del avión. Nunca nadie, hasta hoy, ha descifrado lo que el piloto quiso decir con la palabra STENDEC (así se llamó después, nos explica Wallace, una revista española dedicada a OVNIs y misterios varios).
Revistas españolas Stendek (Crédito: pbs.org) |
El vientre del glaciar
En enero de 2000, tras un corrimiento de nieve, piedra y hielo del glaciar del Tupungato, unos andinistas encontraron pedazos de avión por distintos sitios. Era el Avro Sturdust de la British South American Airways.
La zona –a lejanos casi 100 kilómetros del aeropuerto de Santiago– había sido parte directa de la búsqueda, sin embargo, nada vieron por aquel entonces.
“La causa del accidente, por su parte, parece estar vinculada a un fenómeno atmosférico invisible y poco conocido en ese entonces: el jetstream”, considera Wallace en su nota. Según Wikipedia, se trata de “una corriente en chorro, un flujo de aire rápido y estrecho que se encuentra en las atmósferas de algunos planetas, incluyendo la Tierra y que en la zona puede superar los 150 kilómetros por hora".
“Así, mientras volaban a ciegas entre las nubes, el jetstream debe haber reducido notablemente su velocidad sin que ellos pudieran darse cuenta, manteniéndolos del lado equivocado de las montañas cuando pensaban estar a pocos minutos de poder aterrizar”, explica Wallace, quien, para hacer su informe, entrevistó a Carlos Bauzá, “el especialista que estuvo a cargo de la investigación hecha por el Ejército Argentino”.
Con los años el peso de la nieve abrió el vientre del glaciar y el avión se dejó ver y la noticia dio la vuelta al mundo.
El rescate de los restos
Ni bien se conoció la noticia, el Ejército Argentino organizó una campaña al lugar, de la que participaron periodistas de distintos países del mundo, en particular, de Inglaterra, España, Chile y nuestro país.
En aquel momento, yo trabajaba en el diario Uno y conocía los rigores de la alta montaña. Naturalmente, me pidieron que fuera, a escribir y a fotografiar la historia. Además, de Mendoza, fueron dos queridos amigos míos, por el diario Los Andes, el cronista Nicolás García y el fotógrafo Ricardo Funes (ambos también con experiencia y, al igual que yo, con cumbres en el Aconcagua y en El Plata, entre otros cerros, tipos nutritivos y bellos, que aún me regalan sus presencias). Por supuesto, hicimos “rancho” desde el comienzo y reunimos conocimientos y equipos para lograr contar mejor y, de ser posible, antes que nadie en el mundo aquella historia.
Rápidamente, un nutrido grupo de comunicadores nos hicimos amigotes. En primer término, porque ellos confiaron en nuestra experiencia como andinistas y locales y nos pidieron apoyo para lo que venía y, en segundo, porque algunas barbaridades inauditas que nos dijeron autoridades militares sobre la “nobleza” dictadura militar (que, en nada, venían al caso) terminó por fusionarnos, advertirnos y, al fin, hacer más divertida y enriquecedora la experiencia.
La gran estafa
Partimos del RIM 11 de Tupungato y llegamos a la base del cerro en un par de días, debimos sortear a lomo de mula un portezuelo peligroso e incluso tomar decisiones ante la inacción militar y llevar equipo de los colegas (todavía recuerdo como pesaba aquella Betacam de un chileno que terminé llevándole en mi mochila), hasta el campamento base.
Cuando llegamos al lugar, recibimos de parte del Ejército una pésima noticia: sin decírnoslo, de manera vil, le habían dado la primicia del hallazgo a otro equipo de periodistas ingleses de la BBC -al que ni siquiera habíamos visto-, quienes nos sacaron dos días de ventaja y subieron a filmar todo de primera mano: el descenso de los restos humanos, entre otras cosas. Nuestra bronca se acrecentó cuando se armó una conferencia de prensa al pie del cerro, en el campamento,donde ya habían sido bajados los restos (había nervios aún tensos, carne aún congelada, huesos) de los infortunados.
¿Habíamos ido hasta ese lugar para eso, para que sólo la BBC se luciera con su informe? Había allí gente que había viajado miles de kilómetros y todos nos sentíamos naturalmente estafados. Además, pretendía el Ejército que bajáramos todos, sin más. Con Nicolás y Ricardo, hablamos con los militares y les dijimos que iríamos al glaciar por nuestro propia cuenta y riesgo. Luego de un rato de discusiones, y dada nuestra experiencia, nos permitieron hacerlo. Saldríamos al día siguente, al amanecer, hacia el glaciar.
Esta frase, con los años, ha ido ganando contenido simbólico y configura, para mí, una agradable y perenne incitación a lo exitante y desconocido.
Al regresar al campamento base, nuestro amigo, el español Miguel, abrió sus misteriosas maletas y traía equipamiento que jamás habíamos visto: teléfono satelital, antenas parabólicas, notebook integrada, banda ancha de Internet, en fin, de todo lo necesario. Armó su antena, la apuntó a un satélite y comenzó a transmitir sus fotos y su crónica. Nosotos teníamos la jeta por el piso de asombro: así es como soñábamos que un periodista debía trabajar. Terminado lo suyo, nos dejó usar su equipo y tanto Los Andes como el Uno tuvieron sus informes antes que nadie en América de aquella aventura.
Aquella noche, como todas, nos apartamos del campamento con Miguel y otros, a fumar unos porros y mirar las estrellas. Nos hicimos la promesa, con el español, de que vendría y reconstruiríamos en San Carlos toda la historia del otro avión de Henry Guillaumet caído en Laguna del Diamante y de su amigo Saint Exupéry, el autor de “El Principito”, en Mendoza y del niño puestero que lo rescató, Juan Gualberto Godoy, a quien yo entrevisté siendo un abuelo y viviendo en una villa del oeste capitalino.
Así fueron aquellos dias del Stardust y de Mendoza en los ojos del mundo. Volvimos con nuestra historia, cada uno volvió con la suya y la BBC hasta hizo una película. Recuerdo que con los periodistas, antes de despedirnos, hicimos un gran asado en mi casa y que, realmente, pocas veces en toda mi vida me he reído tanto reconstruyendo todo lo que habíamos vivido.
Tal vez, pienso ahora, uno vida la vida para reírse de ella. A veces, se nota más; a veces, menos.
http://www.mdzol.com/nota/521681-aquel-avion-ingles-perdido-en-mendoza-por-53-anos/
A 55 años de un "contacto" histórico en Salta
En 1959, en la localidad de Pocitos, una extraña señal sonora fue captada: una voz clara dejó un mensaje.
Por Pachi La Fata
En 1959, en la localidad de Pocitos, una extraña señal sonora fue captada: una voz clara dejó un mensaje.
Por Pachi La Fata
Todo sucedió el sábado 21 de marzo de 1959, alrededor de las 23, cuando un extraño mensaje captado por una radioemisora causó conmoción en la localidad salteña de Pocitos. "No se retire, escuche", fueron las primeras palabras, que marcarían el inicio de un episodio histórico para la historia de la ovnilogía argentina, ya que hay evidencias de un contacto directo con "visitantes".
El apasionante caso fue rescatado por la investigadora Mercedes Casas, y publicado en su página web OVNI Salta, donde explica que los técnicos que en ese momento estaban a cargo del equipo transmisor de radio primero escucharon una extraña modulación sonora, y tras un breve silencio irrumpió la mencionada voz misteriosa, causando gran estupor.
"Eran épocas en que investigaciones sobre el tema OVNI se venían realizando en el Observatorio Nacional Radioastronómico de Green Bank, en el estado de Virginia, con un gigantesco radiotelescopio, pensando en la posibilidad de establecer contacto", cuenta la especialista.
Asimismo, precisó sobre el hecho en Salta que "lo sorprendente, según relatan los medios de aquella época, es que no sólo se escucharon modulaciones radiales muy distintas a las frecuentes en la banda de recepción, sino que fueron voces en perfecto castellano que hicieron indicaciones precisas, y que fueron confirmadas por los operadores".
"No se retire, escuche", comenzó afirmando la voz desde el equipo, mientras se hacían pruebas de funcionamiento del radioreceptor y transmisor en la localidad de Pocitos, que desde 1951 había sido designada con la denominación de Profesor Salvador Mazza, ubicada en el norte de Salta, casi en el límite con Bolivia.
"Esta voz (indica un diario que relató el hecho), en forma cadenciosa y con marcada acentuación en la RR, se repitió nuevamente para contestar al radiooperador, que interrogó inmediatamente sobre la identidad de quien transmitía, para responder que escuchara al día siguiente, a la misma hora. La misteriosa voz inquirió entonces datos sobre el lugar de donde estaban haciendo la recepción, y luego de numerosas indicaciones sobre ángulos, latitudes y altitudes, la transmisión cesó", relató Casas.
Pero el hecho no culminó con esa experiencia. "Al día siguiente, a la hora indicada se registró nuevamente la transmisión y recepción, se repitió la misma voz del día anterior, que en este caso dijo que salieran afuera y miraran hacia arriba, en ángulo de 10 grados en relación a su antena", explicó la experta.
Lo cierto, contó Casas, es que "los operadores de la radioemisora, como así también algunos curiosos que se habían enterado de la situación, salieron y observaron con curiosidad, pero lo único que vieron fue, en el cielo claro, la presencia del planeta Marte. Finalmente, la voz apareció nuevamente y dijo que estuvieran atentos al cielo el día 21 de mayo, allí cesó la comunicación".
Finalmente, y para redondear un caso increíble, el citado "día 21 de mayo, los técnicos que aún no entendían bien qué había pasado, pero fueron sorprendidos por los gritos de los pobladores del lugar, pues se vieron en el cielo tres discos voladores, que se perdieron hacia el oeste en rápido vuelo dejando una estela blanca".
http://www.diariopopular.com.ar/notas/186232-a-55-anos-un-contacto-historico-salta
Murió el Dr. Roger Leir, podólogo e investigador de supuestos implantes extraterrestres
por Christopher O'Brien
Me entristece anunciar que el Dr. Roger Leir falleció el viernes 14 de marzo de 2014 mientras se preparaba para entrar en una cirugía en el pie. Él se había excusado de visitar el baño de hombres del hospital y nunca salió.
Crédito: sanddollarbookstore.com |
En julio de 2010, Leir sufrió un accidente automovilístico cuando regresaba a casa del Simposio Internacional de MUFON en Irvine, California. Se lesionó la pierna y el estómago y fue hospitalizado por algún tiempo antes de regresar a sus diversos proyectos.
Dr. Roger K. Leir, autor de "Aliens and the Scalpel" (Primera y Segunda Edición), "UFO Crash in Brazil", "Casebook Alien Implants", "Chopped Liver" y otros tres libros publicados fuera de los Estados Unidos, incluyendo "Implantes Alienegenas", publicado en portugués en Brasil, y "OVNIs et les emplants", publicado en Francia por Le Mercure Dauphinois.
Se ha dicho que el Dr. Leir era uno de los líderes más importantes del mundo en la investigación de la evidencia física que implica el campo de la ufología. Él y su equipo quirúrgico había realizado quince cirugías sobre supuestos abducidos por extraterrestres.
Crédito: betterworldbooks.com |
Estos objetos han sido científicamente investigados por algunos de los laboratorios más prestigiosos del mundo como Los Alamos Nacional Labs, New Mexico Tech, Seal Laboratories, Southwest Labs, la Universidad de Toronto, la Universidad de York, y de la Universidad de California en San Diego.
Sus hallazgos han sido desconcertantes y se han hecho algunas comparaciones con muestras de meteoritos. Además algunas de las pruebas muestran anomalías metalúrgicas tales como hierro altamente magnético que está sin forma cristalina, combinaciones de materiales cristalinos mezclados con metales comunes, crecimiento del tejido biológico dentro o fuera de las sustancias metálicas, así como relaciones isotópicas que no son de este mundo.
El Dr. Leir también ha participado en las investigaciones de otras áreas de la Ufología que involucran pruebas físicas. Ha viajado a Brasil y realizado una investigación exhaustiva sobre el caso Varginha, Brasil. En 2003 el Dr. Leir trabajó con uno de los líderes mundiales en genética y el National Institute for Discovery Science (NIDS) en un estudio de ADN correspondiente a las pruebas recogidas en un famoso caso de abducción extraterrestre.
Crédito: saxo.com |
El Dr. Leir era un cirujano podológico desde hace mucho tiempo, había estado en la práctica privada en el condado de Ventura, California, durante los últimos 43 años. El Dr. Leir había previsto realizar más cirugías en el futuro y estaba investigando los aspectos fisiológicos y biológicos del fenómeno de la abducción extraterrestre. Había formado recientemente una organización sin fines de lucro para este propósito llamada "A & S Research Inc".
El Dr. Leir obtuvo grados académicos de Doctor en Medicina Podológica, Licenciatura en Ciencias y Asociado en Artes.
http://www.ufocasebook.com/2014/dr-leir-dies.html
Finalmente recordamos que nuestra convocatoria es para:
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"26to Café Ufológico de Mendoza: Día: Miércoles 26 de marzo de 2014. Lugar: Café Five Stars - Lavalle 45 (Galería Independencia) -
Ciudad de Mendoza. Horario: 19 hs. Participación libre".
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Esperamos contar con su participación.
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